Con tres cuartos de plaza, se realizó la segunda corrida de la feria taurina “Nuestras Señora de la Merced”, lidiándose tres astados de Vistahermosa y tres de Mirafuente, con juego distinto. Padilla, tuvo la suerte de lidiar buenos astados en la corrida de hoy, a los que trató de sacarles el mejor partido posible. Bautista, tuvo un burel con el que poco pudo hacer y al que terminó con su vida rápidamente; su segundo astado, para mí, fue lo mejor de la feria y, le sacó lo mejor que pudo. Samper, se enfrentó a dos toros, que le hubieran permitido algo más de lo que obtuvo pero, la poca experiencia, le hicieron dudar y, poco vimos de él, en esta gran oportunidad. Parte del público que, según parece, poco entiende de la fiesta brava, reclamaba siempre que se iba a picar a los astados. Se destacaron los subalternos Patatas y Juan de la Cruz con los rehiletes; y, con la pica, el nacional Hernán Tapia. Se entregó un trofeo al matador Juan José Padilla, por haber escogido la plaza de toros de la ciudad de Ambato para su despedida de la afición ecuatoriana. Recibió una pequeña placa de manos de Doña Catalina Chiriboga y, una sonora ovación del respetable.

Juan José Padilla, vuelta al ruedo y dos orejas

Juan Bautista, palmas y dos orejas

Álvaro Samper, palmas y una oreja.

Bautista y Padilla en hombros

Saltó a la arena, un hermoso animal de Vistahermosa, al que recibió con tres largas cambiadas de rodillas, que pusieron de pie a la concurrencia, que aplaudía a rabiar. Juan José Padilla, no se conformó con ello y, bajando las manos y con lentitud, ejecutó unas hermosas chicuelinas. El picador de turno castigó en demasía al burel, que demostró que tenía sangre de bravo. Se lució colocando tres pares de banderillas –a su estilo-, de gran forma. El público demostró su agrado, con una cerrada ovación. El astado de  nombre Guajiro, hizo pasar un tremendo susto al matador Padilla y, a los aficionados, cuando comenzó a caerse, lo que parecía que se había dañado una pata delantera. Ventajosamente, parece que sintió un calambre, lo que le permitió continuar en la lidia. Lo consintió con la mano derecha, instrumentando derechazos a media altura, para luego, irle bajando la mano poco a poco. Una entera desprendida, terminó con la vida del astado y, el público pidió con fuerza la primera oreja pero, un tozudo Usía, solo le concedió una vuelta al ruedo, en medio de una gran bronca.

Padilla salta cuando dobla el astado

Su segundo enemigo era de Mirafuente. También un toro bravo. Verónicas de rodillas, levantaron la euforia del respetable, que propinó una sonora ovación. Una vara bien puesta pero, a mi entender, con un exceso de fuerza, permitió que el burel empuje, metiendo los riñones. Nuevamente con las banderillas, puso a delirar al público aficionado, cuando una vez más, a su modo, colocó los tres pares de rehiletes. Con la muleta, se puso de rodillas y una a una pasaban derechazos, circulares, invertidos, todos ellos templados y lentos. Y, también, cuando tomó la muleta en la mano izquierda. Se puso a “jugar” con el astado, en medio del delirio de los aficionados, demostrando gran dominio sobre la res. Se lanzó sobre los lomos pero, en lugar de conseguir un gran espadazo, apareció el astado envainado con la toledana. Un segundo viaje, con una entera en buen sitio, terminó con la vida de Distraído. “¿Sería como en el fútbol, la ley de la compensación? pues nadie entiende que la autoridad le haya concedido dos orejas, con el error del primer viaje”. Palmas al toro en el arrastre.

Bautista da salida de rodillas

Un astado de Vistahermosa, saltó al ruedo, como el primero para Juan Bautista, quien lo recibió con verónicas bien ejecutadas, que levantaron la primera ovación del respetable. El toro no solo era bravo, sino que, a través de la codicia que tenía, permitió a su matador, ejecutar una gran faena hasta ese momento. Llevó al toro hacia el caballo del picador, con lances invertidos con el capote, demostrando una clase extraordinaria. Una serie de chicuelinas apretadas, daban la idea de que algo notable venía. Recibió una buena vara y dos pares de banderillas pero, el toro de paró y, prácticamente, fue imposible que continuara la lidia. Abrevió y entró a matar, primero con un picotazo y luego con una casi entera desprendida. Palmas al matador y, pitos en el arrastre al toro.

Larga cambiada de Padilla

El segundo astado era de Mirafuente, de nombre Apasionado, con 440 kilos en sus lomos y el número 293. Se puso de rodillas y con el capote en sus manos, ejecutó una larga cambiada. Verónicas lentas, templadas y con mucho mando acompañaron en la lidia de este astado, en medio del murmullo positivo de los aficionados que, al parecer, no entendían lo que ocurría en la arena. Unas chicuelinas de ensueño, levantaron a los asistentes de sus asientos. Una buena vara y, lamentablemente, muy mal los subalternos en el segundo tercio. Derechazos lentos y templados con las rodillas en la arena, comenzaron a desatar la euforia de los asistentes en la plaza ambateña. Luego derechazos lentos y templados a media altura, hizo que la gran ovación llenara el ambiente. Derechazos cada vez más lentos y mandones, mientras bajaba la mano con la muleta y el burel casi besaba la arena del ruedo. Continuó con unos naturales sobrios, lentos y templados, siempre jaleados por el público. Finalizó con unos derechazos de gran factura, para lanzarse a matar, dejando un estocadón en todo lo alto. No demoró en caer sin puntilla el astado y, el público demostraba estar desconcertado con lo ocurrido. Las ovaciones se repetían. Dos orejas a toda ley, Usía señaló con los pañuelos. Una ovación al torero y, al toro durante el arrastre.

Samper con la oreja en su mano

Otro astado de Mirafuente, le correspondió a Álvaro Samper. Algunas verónicas lentas y templadas iniciaron la faena. Una buena vara recibió el burel de manos de Hernán Tapia, quien fue aplaudido por el respetable. Una serie de chicuelinas continuó el matador de turno. Dos banderillas mal colocadas y, la duda que tanto mal hace. Con la muleta varios derechazos movidos igual que los naturales. División de opiniones de los aficionados. Una casi entera desprendida, terminaron con la vida de este astado. Palmas para el torero.

Homenaje a Padilla

Un burel de Vistahermosa fue con el que tuvo que cerrar la corrida. Algunas verónicas y chicuelinas bien ejecutadas, le sirvieron para iniciar la faena a este sexto de la tarde. Una vara en buen sitio y, bien con las banderillas, pese al aire que comenzó a soplar en la plaza. Perdió totalmente la ligazón para poder torear como debía hacerlo. Pases saltados de distintas marcas. El toro se paró y, solo pudo ejecutar algunos naturales, de corte regular. Comenzó a pedir que le aplaudan los aficionados (?) pero, nada más pudo hacer ante un toro sin peligro alguno. Unas manoletinas para terminar la faena. Una media espada en buen sitio, terminaron con la vida del astado. Una vez más, seguramente ofuscado, Usía en medio de palmas y pitos de la concurrencia, le concedió una oreja (?).

Foto: Alberto Suárez