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14ª y última corrida de la Temporada Grande 2017-18 de la Monumental Plaza de toros México. Tarde
nublada con unas cinco mil personas en los tendidos. Saltaron al ruedo seis
toros, dos de Reyes Huerta para
rejones, desiguales de presentación. El primero premiado con arrastre lento, y
el cuarto de la tarde indultado, primer caso en la historia del coso para el
toreo a caballo. A pie se lidiaron cuatro toros de Las Huertas, bien presentados y mansos; el lote del primer espada
se dejó meter mano, el tercero fue un manso de solemnidad, y el sexto estaba
lastimado de la mano delantera. El cuarto toro de la tarde, cuya vida fue
perdonada, se llama Copo de Nieve –n. 250,
junio/2013, 514 kg.–. Actuaron los siguientes matadores de toros: Andy Cartagena: palmas, y división de
opiniones tras indultar Arturo Macías: oreja en su lote. Aviso en el
quinto Leo Valadéz: palmas, y silencio. Actuó como sobresaliente Jorge López "Zotoluco".  Foto: @LaPlazaMéxico en Twitter Terminó una temporada más, una breve,
gris, decepcionante, monótona,
frustrante, y que además encendió los focos rojos de la afición. Se viene la
desaparición del compañero de la Plaza México, el Estadio de Ciudad de los
Deportes, y con ello importantes transformaciones en el entorno de la
Monumental. Todo eso merece un espacio para reflexionar, mismo que sin duda
entregaremos a ustedes próximamente, queridos lectores. En esta ocasión es
menester comentar, sin más dilaciones, la última corrida de la temporada en el
embudo. Es muy destacable el juego del buen cuarto de Reyes Huerta, posiblemente el toro de la temporada, y muy celebrado
por la afición, algo pocas veces visto en un toro de rejones. Un caso único,
sin duda, considerando el indulto que concedió el juez Enrique Braun.
Copo de Nieve –n. 250, nacencia junio/2013,
514 kg.–, fue un toro de bandera del hierro de Reyes Huerta. Con todo el tipo de su origen San Mateo, quizás con la mácula de ser bajito y tocado de la
cornamenta, cárdeno y bragado. Tan pronto como salió a la plaza dejó patente su
acometividad, aunque salió suelto en un par de ocasiones de los cites en
redondo de Andy Cartagena. El
caballista le castigó con un solo rejón, tal y como exigió la concurrencia,
cansada de rejoneadores ibéricos que lidian toros absolutamente parados. El de
Benidorm templó las embestidas por toda la circunferencia del ruedo del embudo,
llevando a la res poblana cosida a la grupa, que rompió con el castigo. Poco a
poco se armó un auténtico taco en la plaza, azuzado por los pares al estribo,
al quiebro, y los cambios de terreno en la cara del toro que levantaron a la
gente se sus asientos. Jorge López “Zotoluco” instrumentó un quite por
chicuelinas, caleserinas, y media en el que Copo
de Nieve se entregó una enormidad, con prontitud, codicia, largueza, y
humillando. No cabía duda ya de que el toro era un gran toro. Hacia esta porción media de la faena el toro
vino ligeramente a menos, permitiéndole piruetas y desplantes a la alta escuela
a la cuadrilla de Cartagena. Sobresalió
el famoso caballo que atraviesa el ruedo parado sobre sus patas traseras, con
el que colocó banderillas al violín. Tras del cambio de caballo el toro vino a
más, confirmando su fondo de bravura al arrancarse en la suerte de las
banderillas cortas, después de la que el alicantino hizo por tirarse a matar.
La petición creció, y el caballista decidió cambiar la hoja de peral por una
rosa que clavó en buen sitio ante cierta división de opiniones. No hay indulto
sin polémica: mientras algunos agitaban sus pañuelos extasiados, otros le
recriminaban a Cartagena lo de buscar el indulto en vez de ir a por la gloria
matando al toro. Los menos nos mirábamos con cierta incredulidad, misma que se
disipó cuando el juez Braun se levantó con su pañuelo verde en la mano (aunque
el reglamento dice que el indulto se concede con el pañuelo blanco). Algo más
de toreo, y finalmente la conducción a los toriles, toreando a la grupa a una
embestida pronta y codiciosa todavía a esas alturas de la lidia. Muy posiblemente nos encontramos, hasta el
festejo postrero, con el toro de la temporada. No cabe duda de la importancia
de Copo de Nieve para una plaza que
pareció perder el rumbo en el aspecto ganadero, y que no ha encontrado la
apuesta apropiada en ese ámbito. ¿Pastan en el rancho de José María Arturo
Huerta los toros de los grandes triunfos de la próxima temporada? No lo
sabemos, y a pesar del historial del hierro, no queda más que reconocer la
valía del toro indultado. ¿Era de indulto el toro en verdad? La polémica está abierta, por parte de esta
crónica, está dicho lo que vimos sobre el comportamiento del toro, así como el
reconocimiento a su gran juego. El abreplaza se llamó Yoyi –n. 256, 517 kg.–, del mismo hierro. Con él, Cartagena también
estuvo espectacular, como es su costumbre, además de que la gente le recibió
muy bien. Este toro tomó otro rejón de castigo, y fue a menos durante su lidia.
Si algo le evitó tocar pelo desde su primer turno, dada la buena disposición
del tendido con él, fue el mal manejo de los rejones de muerte. Todo quedó en
palmitas, y un arrastre lento cortesía del a veces extravagante criterio del
juez Enrique Braun. A pie se lidiaron astados del hierro
hidalguense de Las Huertas. El Cejas Arturo Macías sintió el toreo como no lo hacía hace tiempo –mucho
tiempo– en la Plaza México. Lo más redondo de su actuación fue frente al
aldinegro bautizado Petirrojo –n. 29,
549 kg.–, con el que se enredó en series de derechazos torerísimos. Templado,
de mano baja, haciendo un toreo muy clásico, marcando los tiempos de la suerte,
gustando y convenciendo. Él también se gustó una enormidad al cambiarse de mano
para rematar, antes de forzar de pecho con toda verdad, o dejar caer la muleta
en el pase del desdén. Vaya tandas nos regaló el mejor Cejas, sin temor a exagerar, de toda la década, al menos de cara a
la afición capitalina. Por el pitón izquierdo el toro no tuvo la movilidad ni la
repetición del lado diestro, por lo que al natural no se replicaron los
estupendos cambios de mano. El de Aguas comenzaba a pasarse un poquito de faena
entre adornos cuando atinadamente se tiró a matar, dejando una estocada
desprendida que le valió cortar una oreja de mucha fuerza. El quinto de la tarde tuvo más problemas. Muñeco –n. 45, 516 kg.–, un cárdeno muy
bien presentado, se arrancó sobre del torero en el quite por gaoneras, volteándolo,
y de nuevo en un par de ocasiones al inicio de la faena de muleta, sin
consecuencias. No está por demás señalar que en la brega no se le llevó largo y
templado por abajo, lo mismo el matador que los banderilleros. El Cejas se
decantó rápidamente por chicuelinas en vez de lances, y en el segundo tercio,
con el toro parado y esperando a los banderilleros, hubo poca posibilidad de
corregirle. Macías se vio firme pero superado por momentos, impedido de igualar
la calidad de la otra faena. Vinieron entonces recursos más cercanos al Cejas
de la última época, la que lo alejó de La México, como meterse en los
costillares para torear en redondo. La afición le reconoció la entrega, sobre
todo tras de tirarse a matar con toda verdad (felizmente despojado del rebote
cavacista que había tomado por vicio), y un certero descabello. Cortó otra
oreja y volvió a salir en hombros después de un buen tiempo. Leo Valadéz lució gris y desangelado, sin
recursos y con poco oficio. Quizás otro remate le hubiese caído mejor al
cerrojazo de la temporada, que el de un muchacho que necesita rodaje antes de
echarle a los leones. Poco más que eso fue su lote, compuesto por el mansísimo Conchito –n. 67, 531 kg.–, un cárdeno
que salió barbeando las tablas, e hizo por saltar al callejón. A pesar de los múltiples
encuentros con los montados, se fue crudo de las varas, y le pidió el carnet de
muletero poderoso al hidrocálido, que no pudo mostrar sus credenciales. Estocada
caída y palmas. Huapango –n. 77, 542
kg.– cerró plaza a pesar de tener una manita lastimada. Lo vio toda plaza menos
nuestro indultador juez, y Leo
tampoco hizo por mostrarlo. Nada que hacer, palmas. Agradecemos un año más, amigo lector, su
preferencia desde esta capital. Todo el equipo de OyT esperamos escribir para usted muy próximamente, y traerle muy
buenas noticias sobre nuestra fiesta brava. |
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