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La segunda corrida del serial caleño se dio en medio de tarde soleada con media entrada en los tendidos y un encierro aunque dispar en presentación, tuvo condiciones aptas para que los toreros pudieran lucir, unos más que otros.
El encierro de Achury Viejo volvió por sus fueros y se recordaron tardes de júbilo, alegría y triunfo de épocas pretéritas. Los astados pesaron respectivamente 448 – 480 – 440 – 458 – 450 y 524 kilos, destacando el tercero de la tarde de nombre Velador al que se premió con la vuelta al ruedo.
David Mora: Ovación tras dos avisos y ovación López Simón: Silencio y silencio Luis Miguel Castrillón: Dos orejas y palmas
 Luis Miguel Castrillón legitimo triunfador de la tarde Es absolutamente necesario y conducente resaltar primero el gran triunfo del joven diestro antioqueño Luis Miguel Castrillón. Es de esos toreros que con su figura, impacta de inmediato por su carisma y luego ya en la labor con los trastos, transmite arte y verdad. Su primer toro fue un aliado magnifico para el triunfo y asi lo entendió Castrillón que desde que se abrió de capa en un afaralodo con verónicas, chicuelinas y revolera, dejó ver que la faena de muleta iba a ser de tono mayor como en realidad fue. Las pausas los andares, la torería, el temple, la ligazón y el buen toro, fueron una total conjunción de armonía, de belleza, de estética y de arte. Cada muletazo era una pincelada, con la mano que no torea desgonzada, haciendo girar el animal a su alrededor, colofonando todo con soberbia estocada de efecto fulminante e inmediato para cobrar justicieramente los dos apéndices y la merecida vuelta al ruedo a su colaborador. En el segundo quiso interpretar también el toreo de calidad, tal vez se equivocó al querer sacar a los medios al ejemplar que pedía pelea en tablas por su condición de manso. La actuación fue digna pasaportando de pinchazo y estocada. Triunfo grande en feria de campanillas con toro excepcional.
 David Mora no redondeó su labor David Mora dejó escapar el triunfo al emborronar una faena clásica, ortodoxa y ligada a un buen toro con la espada que cayó desprendida y posterior a ello un sinnúmero de descabellos que lo condenaron a escuchar dos recados presidenciales. Al segundo de su lote le faltaron finales en una faena interesante pero que no fue suficiente para el triunfo. Estocada desprendida.
 López Simón tuvo el lote menos potable Quizá los ejemplares de menos potabilidad, le correspondieron al madrileño Alberto López Simón quien venía a ratificar su triunfo del año anterior al ser el ganador del señor de los cristales. Con su primero no pudo ligar la faena, limitándose al unipase. Un toro si casta que incluso se echó desluciendo la labor del torero. Dos pinchazos hondos fueron suficientes para que pasara a manos del cachetero. En el segundo que tampoco ofrecía muchas posibilidades, arranco muletazos llegando al circular. Porfió mucho y la voluntad es abonable. Le queda otra tarde en Cañaveralejo.
Los subalternos Jhon Jairo Suaza “Chiricuto” y Wilson Chaparro “El Piña” saludaron montera en mano en el segundo, Ángel Otero y Alex Benavides en el cuarto y Yelco Álvarez y “El Piña” nuevamente en el quinto.
Fotos: Alberto Suarez
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