|
Hoy se cerró la tercera corrida de abono de la tradicional feria limeña, en honor al patrón tutelar de la tres veces coronada ciudad de los reyes, en la cual los tres diestros españoles se fueron de vacío por culpa de la espada, ya que de no ser así el titular de ésta crónica taurina sería distinta. Manolo Escribano, Paco Ureña y José Garrido que confirmó la alternativa en la Plaza de Acho, según las modificaciones al reglamento taurino que la Municipalidad Distrital del Rímac, publicó en el mes de octubre. Otro detalle para la historia taurina es el corte de coleta del subalterno peruano Hernán Mamani García “Castorcito” quien se despidió de los ruedos en medio de una estruendosa ovación de los aficionados.  José Garrido en el sexto de la tarde En tarde gris y entoldada por la nubosidad de Lima, se lidiaron seis toros de la ganadería Santa Rosa de Lima, bien presentados, soso y bajos de raza que terminaron aburriéndose en la lidia ordinaria.
Manuel Escribano, palmas y silencio
Paco Ureña, silencio y palmas
José Garrido, palmas y ovación.
José Garrido que abrió plaza para confirmar su doctorado y dejó claras sus intenciones desde que recibió al toro a portagayola y las enjundiosas verónicas con las que saludó a su enemigo. Inició la faena de muleta de hinojos inició el trasteo de muleta y buscó acoplarse, pero se fue agotando el burel para pisar cercanías y exponer, rematando con ajustadas lasernistas y una entera efectiva que le hizo saludar una ovación. Con su segundo la faena caló pronto entre la afición con delantales y chicuelinas en el primer tercio para continuar en una faena cargada de torería y detalles, con muletazos de mucha profundidad, plasticidad en la expresión y hambre del diestro. A placer estuvo Garrido y con la plaza entregada, pero con el acero no pudo refrendar en los intentos de la suerte de recibir dejando su actuación en saludo al tercio.
Se esperaba con ansias al Manuel Escribano tras su ausencia por cornada en la pasada feria y correspondió a la expectativa con entrega, recibiendo con largas cambiadas de rodillas a su primero y continuando por verónicas y chicuelinas, elevando las sensaciones con las banderillas y conectó cambiándose al toro por la espalda. La poca duración de su oponente hizo que el trasteo no tomara vuelo. Tras el intermedio con baile de Marinera a caballo, se fue a portagayola y continuó con un variado repertorio capotero para nuevamente encender a la concurrencia con los palitroques. Hubo momentos en la muleta de toreo lento y templado, con actitud y ganas por parte del sevillano ante la pérdida de gas del astado, cerrando su faena por ajustadas bernadinas mirando al tendido. El acero encontró hueso y tras el final saludó una ovación.
El estoicismo y toreo relajado de Paco Ureña se hicieron presentes en el saludo a la verónica a su primer burel. Encajado y con cadencia estuvo Ureña con el percal para luego ajustarse en estatuarios donde el de Santa Rosa le apretó. Puso todo de su parte el torero murciano pero no hubo opciones de lucimiento dejando una entera desprendida de rápido efecto. La misma suerte corrió en su segundo, que se desentendía de las suertes y con el que expuso el torero en busca del lucimiento, dejando algunos momentos sueltos de notable valía.
El cartel para éste domingo 26 con toros de El Puerto de San Lorenzo para la alternativa de Jesús Enrique Colombo de manos de Sebastián Castella y Ginés Marín; pero un día antes el sábado 25 de noviembre habrá un festival taurino a beneficio del niño del Rímac. Manuel Escribano colocando banderillas  Paco Ureña en un natural  Paco Ureña en un derechazo  José Garrido en un pase del desprecio Fotos: Rafael Moran
|
|