Corrida dura, descastada y sin fondo, presentó el hierro de Dosgutierrez desiguales en presentación y comportamiento que pesaron respectivamente 470 – 474 – 460 – 483 – 452 y 480 kilos.
Con media entrada en los tendidos se presentaron:
Pepe Manrique, sin opciones por las condiciones del astado que se quedó parado hecho un marmolillo. Acusó muy seguramente un segundo puyazo. Estocada entera. Silencio.
Cristóbal Pardo de buena campaña en el Perú, se estiro en buenas verónicas y con la pañosa no pudo atemperar la embestida violenta y sin clase del Dosgutierrez que derrotó permanentemente. Mucha voluntad eso si del torero caldense. Pinchazo y estocada. Aviso.
Gustavo Zúñiga, quiso agradar cubriendo el segundo tercio que avivó al público. Faena deshilvanada y desordenada a un toro muy complejo. Con la espada bastante pesado llegando a herirse en la mano derecha. Saludó después de dos avisos.
 David Martinez pudo cortar la única oreja de la tarde negada por la presidencia Antonio Lomelín de México se mostró precavido ante las embestidas descompuestas, sin clase del toro que derrotaba y pegaba hachazos peligrosos. No estuvo acertado con la espada escuchando dos recados presidenciales.
David Martínez se presentó ante su público dejando estupenda carta de presentación. Bien en los lances a pie junto y cuando toreó abriendo el compás. Levantó los tendidos con los garapullos, cubriendo bien el segundo tercio y con la muleta se puso de hinojos para iniciar su labor con tres muletazos muy templados y rematando con el de pecho. Después el toro se fue apagando. Actitud y voluntad le sobraron. Pinchazo y una estocada hasta la empuñadura hicieron que la parroquia sacara los pañuelos solicitando el apéndice que fue negado cicateramente por la presidencia a cargo de un tal señor de apellido Botero Jaramillo que además no hizo sonar la música en los intermedios, haciendo más tediosa la tarde. Vuelta aclamada
Camilo Pinilla, tampoco tuvo la suerte necesaria con su ejemplar. Muletazos por bajo no calmaron los ímpetus descompuestos de la res. Basó su faena sobre la mano izquierda sin conseguir ligazón ni temple. El toro recostándose por el pitón derecho descomponía la figura del manizaleño. Silencio.
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