Novena novillada de la Temporada Chica 2017 “Soñadores
de Gloria”, cuarta con caballos. En formato de Duelo Taurino se lidió un encierro de Caparica, bien presentado
en términos generales, ante unas dos mil personas en tarde fría lluviosa.
Destacaron en cuanto al juego los lidiados en primer, segundo, y sexto lugar,
mientras que en cuanto al juego lo hicieron los primeros dos. Los designados
para matar quinto y sexto fueron los españoles Toñete, y Marcos. Actuaron los siguientes
novilleros: Patricio Ochoa: silencio, y silencio tras aviso en el que mató por
Castellanos. Luis Manuel Castellanos: herido al tirarse a matar. Antonio Catalán “Toñete”: ovación y pitos tras dos avisos. Marcos: silencio en su lote. Luis Manuel Castellanos fue herido en la cara interna del muslo derecho
aparatosamente al tirarse a matar al único que lidió. Durante la lidia se tiró
de espontaneo una persona de edad avanzada que se llevó un fuerte golpe y quedó
inconsciente. También ingresó a la
enfermería de la plaza. Destacó en varas con el sexto de la función Juan Franco Carmona. La novillería no se ha hecho valer La novillería sigue sin dar el golpe en la mesa en
los Duelos Taurinos con caballos. Hasta ahora han primado no solo las
actuaciones sin redondear propias de chicos principiantes, sino también algunas
que denotan que los muchachos llegan a La México sin la preparación necesaria
para enfrentar a su gente y a su toro. Caparica
mandó un encierro que ofreció posibilidades con distintos matices, excepto
por el duro tercero, y los muchachos quedaron por debajo.
El primero fue Patricio
Ochoa, que por breves momentos pudo gustarse con la larga embestida por el
lado derecho de El 21 –n. 134, 449 kg.--,
pero dejó pasar más de la mitad de la faena para conseguirlo. El novillo
comenzó a escupirse tras de ese par de tandas lucidas y fue todo. El negro
listón apuntó problemas en los primeros tercios y después rompió a bueno,
codicioso y entregado, aunque solicitaba mando. Silencio. Anecdótica la presentación del michoacano Ochoa Luis Manuel Castellanos fue, quizás, el que mostró mejores maneras. Sobre
todo con la mano derecha logró trazos sueltos de calidad y transmisión que
prendieron a la escasa concurrencia. Sin embargo, no logró mantenerse al nivel
de un novillo muy bueno, repetidor y con calidad por ambos lados, de nombre Baruk –n. 132, 435 kg.--. Éste manseó de
salida, pero rompió claramente a bueno, sin rehuir a la pelea en todos los
terrenos. Tan solo al tirarse a matar hizo el extraño que le valió la cornada a
un Castellanos ya totalmente superado. Lo pasaportó Ochoa con algunos problemas tras
un aviso.
Castellanos toreó sabroso, pero poco se entendió con el novillo Antonio Catalán Toñete mostró firmeza con el tercero de la tarde, El 39 –n. 130, 412 kg.--, un marrajo
hecho y derecho que buscó darle la cornada al madrileño sin medias tintas. Aún
sin recurrir al toreo de aliño y mandón, el madrileño no se amilanó ante la
dificultad y estuvo firme y expuesto, luciendo por momentos una enormidad ante
el peligro, y con cabeza para quitarse cornadas. Mató con habilidad tras de
varios pinchazos y fue ovacionado.
Con el quinto hizo lo mejor de la tarde,
acomodándose por el lado derecho para correr la mano muy baja, acompañando las
embestidas, y llegándole al público. Cochi
–n. 127, 428 kg.—se empleó sin acabar por entregarse, aunque con repetición
y buen tranco. El madrileño fue injustamente pitado dado que sonaron tres
bocinazos desde el palco, de los que solo dos fueron avisos. El primer
trompetazo fue una llamada de atención al personaje vestido de civil que sacó de
las carnes el estoque pellejero y que atravesaba al toro desde detrás de las
tablas. Si era gente de Toñete, el novillero debe tener bien claro que le
provocó una bronca mayúscula, pues en el tendido creyeron que su gracia fue el
primer aviso. Debería pagarle el primer Iberia del lunes con destino a
Barajas. Toñete, el de la actuación más redondeada A Marcos se
le vio técnica y algo de oficio. Se hizo de las embestidas de Perro Negro --n. 128, 419 kg.—, y ligó
con corrección por el lado derecho, pero sin conectar por completo con el
tendido, ni transmitir de más. Ello le valió para repetir con el precioso
sexto, castaño de bonita lámina y buena presencia, de nombre Cuyo –n. 124, 407 kg.--. El burel salía
suelto cuando el español le daba la querencia, e iba sin emplearse gran cosa
hacia el otro lado, sin que hubiese lucimiento.
Marcos con el sexto de la tarde El momento chusco de la lidia de Cuyo vino cuando un señor ya con
bastantes años a cuestas se tiró a calmar sus ansias de novillero en la zona de
toriles, dándose un tremendo ranazo contra la arena. Todavía el toro le remató
con un pesuñazo que lo mandó K.O. a la enfermería. El resto fue matar al toro
entre la gente en plena huida ante la ligera pero incesante lluvia.
Así nos encontramos ya, de lleno, de golpe y
porrazo, en la recta final de las novilladas. Vendrán, pronto, las grandes noticias
y los grandes tumultos. Mientras eso sucede seguiremos esperando, con
paciencia, al novillero que desate las esperanzas de la afición. Un espontáneo sui generis *Fotos: Luis Humberto García "Humbert".
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