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08/10/2017
  (Ciudad de México) El banderillero Juan Ramón Saldaña fue el gran triunfador de la octava novillada de La México. De entre los espadas, José Sainz cortó una oreja
 
Firma: Jorge Eduardo
 
     
 

Octava novillada de la Temporada Chica 2017Soñadores de Gloria. Duelos Taurinos”, cuarta con picadores. Pobre entrada en tarde de clima cambiante, lluvia leve pero constante durante los primeros dos novillos, y nublado con momentos de sol hasta la lidia del sexto, cuando se soltó un aguacero ya en noche cerrada. Se lidiaron novillos de Xalmonto (1º. 2º --devuelto--, y 4º), San Judas Tadeo (2º bis), y Santo Toribio (3º, 5º, y 6º) en formato de Duelo Taurino. Los primeros fueron débiles y sosos; el reserva tuvo mejor condición pero fue igualmente débil; y los últimos fueron bueno y encastado el tercero; duro y difícil el quinto; y con movilidad pero sin transmisión el sexto. En cuanto a presencia destacaron primero y sexto. Actuaron los siguientes novilleros:

Francisco Martínez: silencio tras dos avisos.

José Sainz: oreja, y pitos tras dos avisos.

Mariano Sescosse: división de opiniones tras aviso.

David Salvador: saludo en el tercio tras aviso, y silencio.

Juan Ramón Saldaña agradeció desde el tercio una ovación de lujo tras levantar al público de sus asientos bregando al quinto de la tarde, y ponerle dos grandes pares de banderillas.

Diego Martínez ingresó a la enfermería tras parear al sexto novillo de la tarde y llevarse un empujón contra las tablas.

Antes de romper el paseíllo, se brindó un minuto de aplausos en memoria de los ganaderos Jaime Rodríguez y Victorino Martín Andrés.

La novillada se detuvo por varios minutos tras de que el segundo de la tarde saltara al callejón y se atorara en un burladero de la contrabarrera.


Saldaña, en son de triunfo tras clavar el tercer par

Llena de sucesos para el anecdotario, así fue la novillada dominical de la plaza de toros más grande y cómoda del mundo. De entrada, el paso de los cuatro novilleros difícilmente trascenderá más allá de la estadística, pues aunque un par dejaron constancia de sus posibilidades taurinas, lo cierto es que sus actuaciones no tuvieron el mayor de los calados. En mucho tuvo que ver el mal juego de los novillos de Xalmonto, y la seriedad y la dureza del ganado de Santo Toribio.

Aquellos por débiles y desencastados no se prestaron para el lucimiento, por ejemplo, el primero de la tarde. Maraquero –n. 8, 417 kg.—42, precioso cárdeno claro, se quedó a la mitad de las embestidas echando la cabeza arriba, con genio y buscando al torero. Francisco Martínez, de San Miguel de Allende, le echó valor y firmeza, pero en poco pudo lucir. Por momentos recurrió a adornos que parecieron de memoria, como un cambio de mano por detrás, sin explicación lógica considerando el comportamiento del novillo. Mató tras de dos avisos y se retiró en silencio.


Francisco Martínez en poco pudo mostrarse

Irrumpió en el ruedo Jorongo –n. 40, 440 kg--, segundo novillo de Xalmonto, que saltó con fuerza al callejón sobre el burladero de los picadores, cerca de la puerta de arrastre. El resto fue un deja vú de hace doce años, cuando dos novillos de Los Gonzalez quedaron atrapados en ese mismo burladero, uno en marzo y otro en junio. Cerca de media hora estuvo el novillo aprisionado entre el burladero de concreto y la contrabarrera, de cabeza a rabo. Poco a poco lo liberaron hasta que ayudados con el lazo, y con mucha exposición por parte de Diego Martínez, salió disparado hacia la puerta de cuadrillas, por donde volvió al ruedo. Algún problema en el desplazamiento de la res y las visibles escoriaciones de la piel disgustaron al público, que exigió que se devolviera a Jorongo al corral. Terminado el festejo se lidió a puerta cerrada, con algunos chismosos aún en el tendido, sin que diera buen juego.


El cárdeno claro en pleno salto

El potosino José Sainz debió lidiar al reserva Samuray –n. 36, 420 kg.--, castaño del hierro de San Judas Tadeo. Aunque tumbó al caballo de turno, lo cierto es que, a pesar de desplazarse bien y tomar los engaños, mostró debilidad durante toda su lidia, y deslució la labor del joven novillero. No obstante, el pupilo de Manolo Mejía dejó constancia de su temple toreando con ambas manos, llamando la atención del respetable con fuerza. La faena fue definitivamente a menos antes de la estocada entera y defectuosa que levantó la petición mayoritaria, ante la que cedió Enrique Braun. En consecuencia, el chico paseó una orejita de poca fuerza.


José Sainz apenas comienza, y levanta esperanzas

La lidia de Rescatista –n. 94, 448 kg.—, de Santo Toribio, estuvo marcada por el temple, el poder, y la vergüenza torera de Juan Ramón Saldaña, capote genial entre nuestros banderilleros. El burel era prácticamente un toro, apenas escasito por delante para echarse como tal en esta misma plaza, y de juego fue resabioso y difícil, áspero, buscando al torero por arriba, dueño de la situación. Sainz estuvo insuficiente desde el capote, y desde muy pronto Saldaña llevó la lidia. Eficaz, templado, muy torero, crecido, enrabietado, sometiendo por abajo a un toro dificilísimo, así estuvo en dos apariciones de enorme categoría. Para la última, la gente rompía en olés rotundos al capote del subalterno, que estuvo en figura del toreo. Para redondear su actuación, el capitalino clavó dos enormes pares de banderillas cuarteando por el lado derecho, el segundo con la dificultad añadida de que el torito le echó la cabeza muy arriba. Desde el tercio agradeció una ovación tremenda, con la plaza totalmente en pie y gritos de ¡Torero! ¡Torero!

Le dejaron, pues, el listón alto a José Sainz, que pasó las de Caín intentando torear en redondo. Lució desconfiado y poco firme, ante lo que surgieron algunos gritos en favor del toro, totalmente injustos y desproporcionados poniendo en perspectiva la carrera de un muchacho presentándose en México y la dureza de la res que le tocó de premio. Hasta un momento tardío en la faena le instruyeron que toreara por la cara, lo que hizo luciendo más firme y acertado. Mató con muchos problemas tras dos avisos benévolos, y se retiró entre una rechifla desproporcionada del lado de sol, y palmas igual de impertinentes desde la sombra, donde le aplauden a todo lo que se mueva.


Saldaña, en son de triunfo tras clavar el tercer par

Mariano Sescosse, de Zacatecas, tuvo un debut gris. Le tocó en suerte Voluntario –n. 102, 431 kg.--, que de salida tuvo muchas complicaciones, pues tiró derrotes. Sin embargo, con la muleta rompió, si no a bueno, por lo menos a bastante mejor. Y es que aunque se revolvió en el último tiempo del muletazo, no se cansó de ir a la muleta embite tras embite, con casta y codicia, además de mejor estilo que sus hermanos, y el resto de la novillada. Mariano lució poco templado y poco firme, acabando con la paciencia del respetable. No fue nada fácil estar ahí delante, y eso hay que ponderarlo. Escuchó un aviso.


Mariano Sescosse, presentación agridulce

El español David Salvador tuvo una buena presentación, primero ante Sonajito –n. 28, 447 kg.--, el último del desfile de inválidos de Xalmonto. El zaragozano estuvo en la cara con calma, cabeza, técnica, buenas maneras y temple, extrayendo algunos trazos con la mano derecha. Mató de espadazo perpendicular contrario y delantero, tras de lo que el dulce público capitalino pidió con desmesura una oreja, que quedó en una justa salida al tercio.

El segundo premio, Héroe –n. 110, 438 kg.--, fue un berrendo alunarado de mejor desplazamiento y sin tantos problemas, pero rebrincado y deslucido. Salvador le echó cabeza de nuevo, temple, y buenas maneras, llevando la embestida muy toreada de cuando en cuando, enroscándose al morito en la faja muy sabroso, conectando y transmitiendo. Algo más le vimos por el lado izquierdo, pero también descansó sobre la derecha la faena, un poco intermitente pero de calidad en sus puntos altos. Podría haber tocado pelo de no ser por el aguacero que dispersó la atención de la gente, y lo apuró a ir a por uvas, pinchando.


Este berrendo alunarado dio algo más de opciones a David Salvador

No cabe duda, pues, de que asistir a las tardes de toros siempre deja algo para el aficionado. Lo mismo la gran tarde de un maestro del capote, poderoso y con todo el oficio del mundo, que un acontecimiento para el anecdotario. Por ello volveremos a la plaza, como siempre desde hace muchos años, el próximo domingo.

Fotos: Luis Humberto García "Humbert".

 
     
   
     
   
     

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