Con dos tercios de entrada se han lidiado novillos de El Ventorrillo, de distinta presentación y juego.

Jesús Enrique Colombo, palmas y ovación tras aviso

Leo Valadez, silencio y silencio tras aviso

Carlos Ochoa, palmas y ovación.

En el día de hoy tuvo lugar en la plaza de Las Ventas de Madrid, la única novillada programada para la presente feria del otoño 2017, en la que acudió algo más de 16 mil aficionados, debido al tirón de los dos novilleros del otro lado del charco, me refiero al venezolano Jesús Enrique Colombo que lidera el escalafón inferior, como también al mexicano Leo Valadez, estos dos jóvenes novilleros tomaran la alternativa en la próxima feria de El Pilar de Zaragoza; el día 10 de octubre se doctora Leo Valadez de manos de Joselito Adame, al día siguiente recibirá la borla del doctorado Jesús Colombo por parte de Enrique Ponce que fungirá de Padrino. Hoy los dos toreros nos demostraron que están preparados para ascender al escalafón superior; así mismo también demostró su valía el joven novillero madrileño Carlos Ochoa que hacía su presentación en Las Ventas, el de Madrid tiene futuro, tiempo al tiempo.

Creo que tanto los aficionados como el que escribe, salimos más que decepcionados del coso, ya que los utreros de El  Ventorrillo no estuvieron a la altura de las expectativas que el cartel tenía, aguando totalmente el festejo menor; si algo bueno vimos fue gracias a los esfuerzos de los tres jóvenes coletas, que entre los tres apenas sumaban 60 abriles; de hecho al finalizar el festejo: Colombo ovacionado, Valadez aplaudido con fuerza y Ochoa ovacionado camino del patio de cuadrillas.

Los seis utreros de El Ventorrillo, saldaron su comportamiento de la forma siguiente: Primero silencio camino de la puerta de arrastre, silencio el segundo, pitos el tercero y silencio para los restantes, con eso está dicho todo, el peso medio del encierro fue de 492 kilos; eso si bien presentados, bonitos de lámina y pelaje, pero sin nada dentro, quizás el mejorcito fue el lidiado en segundo lugar, pero desafortunadamente se lisió la mano derecha y por el criterio presidencial no fue devuelto a los corrales, por ello el público protestó y creo que con mucha razón.

El venezolano Colombo en una trinchera en su primero

Ya de salida el primero del festejo para Jesús Enrique Colombo, embistió con las manos por delante y escarbó durante toda la lidia, el venezolano lo recogió muy bien con el percal por ello se le aplaudió y consiguió ser ovacionado tras parear al utrero. Dada ya la manía de brindar al respetable a sabiendas que poco había que rascar de su oponente y en el tercio inició labor con la franela con doblones toreros que nos hizo presagiar algo importante, fuera de rayas con la sarga tres redondos de excelente corte y mejor el forzado, a más fue por ese pitón pero a menos con la zocata, terminó la faena y sin la espada pases diestros y zurdos. Se perfilo con la toledana y dejó una estocada en la misma yema rodando sin puntilla el utrero. Palmas para el de San Cristóbal. Una nueva ovación escuchó al saludar con la capa a su segundo; nuevamente Colombo tomó los garapullos poniendo tres pares sensacionales que tras la ovación saludó el venezolano.  Brindó nuevamente al público su quehacer y en los medios inició faena con redondos diestros pero de hinojos, al inicio del cuarto muletazo fue feamente empitonado, siguió en ese mismo terreno ya de pie valientemente otra serie, luego cerró al novillo para torearlo por el pitón zurdo, pero el novillo por ese pitón demostró tener mucho peligro, retornando al pitón derecho, los redondos en buen tono, un pase de las flores dibujado, sumando bernadinas apretadísimas, ovación desde los tendidos. Fue una pena que en el primer envite pinchara con el acero, luego dejó una estocada entera en el mismo hoyo de las agujas saliendo el utrero muerto sin puntilla. Saludo desde rayas.

Valadez con la izquierda

Qué pena que el segundo de la tarde se lisiara y al no ser devuelto por decisión de la autoridad, poco caso hizo a la labor del mexicano Leo Valadez, pese a ello el saludo por verónicas ganándole terreno se escuchó aplausos para el manito. Tomó la franela y brindó a la parroquia; buen principio de labor, luego citando de lejos redondos de buen corte, pero el novillo acusó su lesión y los aficionados perdieron todo interés en lo que hacía el de Aguascalientes. Sin más dilación la espada de verdad, dejando un pinchazo y una entera caída degollando al utrero. Silencio.   Nada vimos con la capa en su segundo, quinto del festejo eso sí hizo un quite por zapopinas tras el tercio de varas. A los medios se fue el mejicano para citar con la muleta en la mano derecha y los redondos fueron a más; con la zocata hubo altos y bajos, bueno y completo el circular invertido, ya con la toledana finalizó con ayudados por alto, terminando con una estocada en los sótanos. Silencio para el hidrocálido.

Media rodillas en tierra del debutante Ochoa

El debutante Carlos Ochoa sorprendió a los parroquianos iniciando su presentación con una larga cambiada con la capa. Con la pañosa se sacó al novillo a los medios iniciando faena con la diestra pero sin destacar, mejorando en la segunda tanda en que toreó despacito y con suavidad fueron los naturales, luego el novillete cambió su forma de embestir derrotando feamente por el pitón derecho y el chaval se la jugó pese a que el utrero le buscaba los tobillos. También se la jugó a la hora de matar dejando un espadazo en el mismísimo hoyo y muerto el del Ventorrillo. Palmas para el debutante.  Al utrero que cerró la novillada lo saludó con verónicas mecidas y ganándole terreno, remató con una media de rodillas. En los medios y con la muleta tres derechazos buenos y mejor el forzado, ovación para el madrileño, continúo por ambos pitones e hizo lo mejor de la tarde y eso que nos dio un pequeño susto que no tuvo consecuencia alguna. Pasaportó al novillo de una estocada que penetró tres cuartas de espada eso sí colocada arriba y un certero descabello. Palmas con saludo desde el tercio.

Y así acabo tan esperado festejo, que duró dos horas y quince minutos.

Fotos: Muriel Feiner