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Cuarta novillada sin picadores de la Temporada Chica “Soñadores de Gloria” 2017 de la Monumental Plaza de toros México. Ante unas dos mil personas, y en tarde de bastante viento, se
lidiaron seis novillos de De Guadiana,
desiguales de presentación, notoriamente joven el segundo de la tarde, y muy
bien presentado el sexto. En cuanto al juego pusieron a prueba a los muchachos, aunque en términos generales la corrida
ofreció posibilidades. Destacó el lidiado en quinto lugar, Moreno –n. 99, 398 kg. — ovacionado en el arrastre. Los toreros
designados para lidiar a los últimos dos novillos fueron Eduardo Domínguez y Roberto Román.
Actuaron frente a las infanterías los siguientes novilleros: Eduardo Domínguez: palmas tras aviso, y leve división de opiniones
tras un aviso. Jaime Hernández: silencio tras aviso. Roberto Román: ovación en el tercio tras dos avisos, y ovación
tras dos avisos. Sebastián Soriano: ovación tras tres avisos. Héctor García saludó en el tercio tras de poner banderillas al
sexto de la tarde. El cuarto espada Sebastián Soriano ingresó un largo rato a la enfermería para tratarse
las dolencias en la pierna derecha consecuencia de una fea voltereta.  Roberto Román se fue por delante de sus compañeros Los resultados de los festejos sin picadores en La
México, en más de un sentido, han planteado contradicciones sobre la
pertinencia de ofrecer festejos sin picadores en los que actúan chicos muy
nuevos como toreros. Este escaparate tan importante tiene dos aristas: por un
lado, el riesgo de que la presentación, más que una oportunidad, resulte en una
exhibir feamente a los muchachos en una etapa temprana en su preparación. La
contraparte es, sin duda, que el coso más grande del mundo, aún con sus pobres
entradas, es el escaparate máximo de nuestra fiesta, lo mismo por la
importancia de la plaza, que por sus transmisiones. En consecuencia cuando un
chico apunta condiciones tan temprano, se pueden multiplicar las oportunidades
para seguir una carrera con ritmo ascendente.
La novillada de De
Guadiana, fiel a su sana costumbre, ofreció todo un reto para los chicos,
exigiéndoles firmeza, claridad de procedimientos, cabeza de toreros, temple, y
mando. En resumen todo un galimatías, del que no todos los espadas pudieron salir
avantes. En el caso del primer espada, Eduardo
Domínguez, ofreció dos actuaciones similares, mostrando el academicismo de
su preparación técnica, corriendo la mano con facilidad, aunque con frialdad y
cierta dificultad para resolver situaciones apremiantes. Ello quedó patente con
el primero de la función, Hay les voy -n.
92, 412 kg.-, que aprendió pronto y tendía a vencerse. Sin embargo cuando el
novillo se entregó lo hizo con calidad y largueza, adoleciendo una muleta más
preparada. Escucho un aviso tras dos pinchazos y tres descabellos.  Eduardo Domínguez pinta cualidades por pulir Moreno –n. 99, 385 kg.-, precioso de hechuras, cárdeno
bragado, caribello, nevado, y un tanto brocho. Éste fue el único novillo de la
tarde que se entregó por completo, que acudió a todos los cites con mucha
calidad. El tlaxcalteca Domínguez ligó
por momentos con buen trazo pero sin lograr mayor conexión con el público. A
pesar de que la gente tomó partido por el novillo, en realidad el público
estuvo respetuoso, sin atosigarlo de más ni apretarle irracionalmente. Escuchó
otro aviso y se despidió con una tenue división de opiniones.
Jaime Hernández tuvo muchos problemas con el viento durante la lidia
de El Peje –n. 15, 403 kg.-. El
novillo transmitió poquito, indefinido en sus embestidas, a veces echando la
cabeza arriba, y a veces humillando, pero sin entregarse nunca. Al novillero
hidrocálido también se le notó la preparación de escuela en forma de un caminar
por el ruedo con suficiencia y firmeza. Sin embargo poco pudo lucir, viniendo
la faena definitivamente a menos cuando buscó el recurso fácil de torear de
rodillas por manoletinas, levantando una de las pocas rechiflas de la tarde. Enrique Braun, que repartió avisos a diestra y siniestra, le envió un bocinazo más a
Hernández, que se retiró entre algunas palmas.  Jaime Hernández, debut sin suerte Un torero de la tarde tuvo la capacidad y el talento
suficiente para atraer a la afición apenas abrirse de capa, con variedad, y buen
gusto. Se trata de Roberto Román,
quien recibió de rodillas al hilo de las tablas y ejecutó dos quites en los
medios, el primero embarcando con las vueltas del capote despidiendo por debajo,
rematado con un afarolado de rodillas. Inmediatamente se echó el capote a la
espalda y bordó por tapatías a Triunfador
–n. 14, 420 kg.- encendiendo a la concurrencia. Roberto volvió a la cara del toro
con disposición de ofrecer un buen tercio de quites, pero el novillo se le
venció desde el sitio mismo sin que el hidrocálido hiciera por dar el paso
atrás.
El burel desarrolló sentido durante el segundo
tercio, por lo que llegó a la muleta venciéndose y apretando por el pitón derecho.
Por el izquierdo lo probó poco, pero en los remates dejó patente su poco
recorrido, parándose y probando. Por el otro lado le costó trabajo despedir al
novillo hacia afuera y no echárselo encima. Roberto mantuvo la atención de la
gente pasándose al toro por detrás con mucha exposición, abriéndole un ojal en la
taleguilla. Llegó el primer aviso antes de tirarse a matar y, a pesar de dejar
una estocada entera, mató con muchos problemas al borde del tercero. Fue
ovacionado en el tercio.  Presentación esperanzadora la de Roberto Román Al sexto de la tarde, nombrado con el mensaje
político Voy 18 –n. 90, 418 kg.- le
hubiese venido bien un puyazo dada su conformación y su trapío de auténtico
torito, echado como novillo quizás solo por lo bajito que era. Roberto Román quitó por tafalleras pasándose
al utrero muy cerca. Los momentos de mayor calado de toreo muleteril de la
tarde vinieron en la lidia de este, a pesar de que la labor no fue precisamente
ligada y que el viento le complico mantener la muleta armada. El novillo se
entregó más por el pitón derecho, mientras que por el izquierdo acusó más la tendencia
a quedarse corto y buscar el bulto.
El de Aguas encendió
al tendido con su largueza, temple, e interpretación del toreo, de mucha
profundidad y calado, largo y acompañando la embestida. Saliendo de aprietos
con el izquierdo lució lo primero, ligando afarolados con el pase de pecho. Con
el pitón derecho lució lo segundo, lo fundamental, redondeado con los recursos
muy toreros. Terminó su faena toreando por ayudados por alto, uno por bajo, y
trincherazo, todos plásticos, estéticos, aunque la gente lo entendió poco hasta
los remates por bajo. Se entregó dos veces en el volapié, no resultando ello
suficiente para que el toro doblara a tiempo para cortar la oreja. Escuchó
otros dos avisos y se despidió con otra ovación.  Sentado en los riñones el hidrocálido Sebastián Soriano fue el otro novillero que solo lidió a una res, de
nombre Serénense –n. 93, 408 kg.-, con el que
el zacatecano de escuela tlaxcalteca lució valor y alegría. Alumno del Zapata, no niega la cruz de su
parroquia, por lo que toda la pimienta que le pone pierde en naturalidad y en
espontaneidad, en la medida en que al espejo en el que se ven reflejados lo
hemos visto ya muchísimas veces, además de que busca demasiado al tendido. No
obstante a la hora de clavar consiguió un par al quiebro de calafia, metido en
tablas, muy bien logrado. Con la muleta lo molestó el viento también, y a pesar
de su valor, no logró poderle a las bruscas embestidas de un novillo exigente y
listo, tarea nada fácil con pocas novilladas encima. Se llevó dos volteretas,
la segunda aparatosa, cayendo mal y sufriendo un pisotón en un pie. Ya sin
facultades volvió a dar muerte al animal, lográndolo tras de escuchar los tres
avisos.
 Trago amargo de Sebastián Soriano El próximo domingo están anunciados seis novillos de Marco Garfias para Sebastián Ibelles, Iñigo Rodríguez, y un puesto vacante para un triunfador. Varios prospectos han levantado la mano hasta ahora para repetir en La México: Héctor Gutiérrez, Miguel Aguilar, Mauricio Medina, y ahora también Roberto Román. ¿Quién será el afortunado? Próximamente lo descubriremos.
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