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Segunda novillada sin picadores de la Temporada Novilleril 2017 de la Monumental Plaza de toros México. En
tarde que cambió de soleada a nublada, con amenaza de lluvia y ráfagas de
viento, se reunieron cerca de dos mil personas en los tendidos para presenciar
la lidia de seis novillos de Caparica.
En cuanto a presencia, los primeros tres fueron chicos, el cuarto mejor rematado pero de fea cornamenta, y los últimos dos mejor presentados. En
cuanto al juego destacó el segundo de la tarde, mientras que el resto fueron
mansos, sueltos, y andarines. Al frente de las infanterías estuvieron: Juan Pablo Llaguno: palmas y silencio. Miguel Aguilar: al tercio y dos orejas. Tato Loaiza: silencio, y palmitas tras aviso. Saludaron en el tercio Juan Ramón Saldaña y Fernando
Guerrero tras completar un sobresaliente tercio de banderillas al quinto de
la tarde. Diego Martínez hizo lo
propio tras de parear al sexto. La actuación de Aguilar por momentos tuvo tintes de épica En dos horas y media de festejo, quizás récord de
brevedad en un buen tiempo para la Plaza México y síntoma de la recuperación
taurina tras de los años oscuros, Miguel
Aguilar se llevó el gato al agua sin oposición ante una novillada mansa y
complicada de Caparica. Y es que se
destacó de entre sus alternantes por su tauromaquia entregada, valiente, y
propia de un buen novillero con ganas de querer ser, aderezada además con
condiciones más que promisorias en un novillero que, formalmente, todavía no se
presenta con caballos.
El primer espada fue Juan Pedro Llaguno, torero queretano avecindado en España que luce
sitio, técnica, valor sereno, seguridad, oficio, y sitio. En contraparte,
también ofrece la frialdad y la corrección del torero de escuela, de la que
salen ya hechos todos unos maestros. El enorme problema es que para serlo de
verdad hace falta ser un fenómeno absoluto en la cara de los toros, asunto que
ni se consigue fácilmente, ni encuentra eco en los públicos con facilidad. Con Sergio –n.
131, 380 kg.-- brilló por momentos el desparpajo que lo caracterizó cuando era
muy joven, especialmente poniendo banderillas. Con las telas el mismo se
tradujo en seguridad y donaire andando por el ruedo, la afición se lo reconoció
y también le jaleó sus momentos de temple y lucimiento. Sin embargo no logró
encender la chispa con el tendido y tras de dos pinchazos y estocada se retiró
entre respetuosas palmas. Llaguno, un torero con oficio El cuarto fue un toro muy feo por delante, negro
bragado, cornigacho y tocado del izquierdo, nombrado Valiente –n. 126, 430 kg.— Un toro áspero y quedado con el que Llaguno pudo hacer poco además de reafirmar
sus buenas condiciones técnicas destacadas. Mató con algo de problemas y se
retiró en silencio.
Miguel Aguilar, como ya dijimos, no tuvo oponentes en lo que
respecta al éxito taurino y artístico del festejo. A Va por tí –n. 137, 388 kg.—lo bregó con viento de por medio con
solvencia y buenas formas antes de rematar con una media de mucho lucimiento.
En el último tercio prendió el cotarro desde el inicio mismo de faena, que fue
muy torero y vertical, ganando pasos hacia los medios con autoridad y
pinturería. En redondo fue donde de plano emergió el empaque y la transmisión de
un artista en ciernes, que con series cortas, entrega, temple, y buen gusto
pudo escuchar el jaleo que cala, el monumental olé capitalino. Poco a poco le
costó cada vez más a Miguel seguir bordando al novillo, quizás el de mejor
condición en términos generales de la tarde, pero que perdió claridad en el
transcurso de la faena. Mató de estoconazo y descabello para saludar en el
tercio tras pobre petición de oreja. Va
por tí fue aplaudido en el arrastre. Al quinto le cuajó una faena de mucho mérito antes
que de cualquier otra cosa. El toro Torero
–n. 141, 427 kg.—fue un mansurrón con la cabeza suelta al que bregó Aguilar con mucho acierto y lucimiento,
levantando el rumor en el tendido desde antes de rematar con una soberbia media
con una pierna flexionadas. Juan Ramón
Saldaña puso de su parte con su capote sabio, eficaz y espectacular a la
vez, para mantener la lidia en el mismo tono, convenciendo al capacho de
embestir a las telas. En banderillas cuajaron un enorme tercio los ya
mencionados Saldaña y Fernando Guerrero. Ya con la muleta el
aguascalentense lució igualmente inteligente ante un cabrón hecho y derecho que
embestía queriéndose quitar la muleta de enfrente, presentándose un momento de
peligro mientras el novillero intentó someter doblándose a un novillo demasiado
rebrincado. Cambiados pues los procedimientos, ligando de pie por derechazos,
fue como pudo someter el joven de la saga de hermanos toreros. Sello, personalidad, y empaque ¡Pero además lo hizo toreando bien, muy bien! No
todo fue suficiencia, también hubo lucimiento y temple, ligazón y grandes
muletazos, remates por alto deletreados y atinados ante la tendencia del
novillo a protestar por abajo. Vimos también habilidad quitándose al toro por
el lado izquierdo, por el que fue imposible correrle la mano. Al final el toro se
rajó descaradamente, y el torero fue a perseguirlo para extraer los últimos
detalles de lucimiento, redondeando su faena con detalles sueltos antes de
matar de un estoconazo magníficamente ejecutado. El único pero es, como ocurre
con muchos diestros de la actualidad, es la tendencia a las series cortas. El
público de México exige más muletazos ligados, y si los consiguen voltean la
plaza de cabeza, convirtiendo en el acto los buenos trasteos en unos
absolutamente rotundos.
Además de verdad... De la mano con lo que cierra el párrafo anterior
viene el problema de la premiación, una faena sin rotundidad y sin que se
cuajen ambos lados no puede premiarse con dos orejas. En afán de apoyar al
muchacho, y comprendiendo la importancia del escaparate que representa la Plaza
México en esta tauromaquia digital en la que tanto valen las fotos con las
orejas en la mano, es que nadie las protestó. Sin embargo el comentario fue
unánime en las afueras de la plaza: el premio fue excesivo, cortesía de un Jesús Morales precipitado, como de
costumbre. Retazos de toro al fin y al cabo, lo importante es que a Miguel Aguilar lo pongan a torear en
cada localidad del país para que cada vez que lo encontremos veamos a un torero
más maduro y mejor cuajado.
...hasta las últimas consecuencias Tato Loaiza tuvo al santo de espaldas toda la tarde con un lote malo
al que no le pudo hacer prácticamente nada y con un verdor tremendo a cuestas. El
primero de su lote fue Tlaxcalteca –n.
136, 383 kg.--, que huyó despavorido en cuanto sintió el castigo, mal puesto,
de un par de banderillas en los costillares. El resto de la lidia fue ver a un
chico completamente desorientado frente a un galimatías. Se devolvió al
callejón en medio de un muy benevolente silencio.
Con el cierra plaza bautizado Y Amigo –n. 139, 388kg.—, el michoacano también estuvo entre azul y
buenas noches sin logar acoplamiento con un utrero deslucido. Escuchó palmitas
condescendientes tras de un aviso. Tarda aciaga para Tato Loaiza El próximo fin de semana, en doble cartelera,
actuarán el sábado 9 de septiembre a las 12:30 del mediodía Daniel de la Fuente, Mauricio
Medina, Hernández Medina, y José María Mendoza y lidiarán novillos
de San Judas Tadeo. Al siguiente día en punto de las 16:30 harán frente a novillos de Guadiana los debutantes Sebastián Soriano, Roberto Román, Jaime
Hernández, y Eduardo Domínguez.
Fotos: Luis Humberto García "Humbert".
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