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Primera novillada sin picadores de la Temporada Chica 2017 de la Monumental Plaza de toros México. Unas
dos mil personas se apersonaron en el embudo en tarde nublada, con lluvia y
tormenta eléctrica en la primera mitad de festejo. Se lidió un encierro de Las Huertas, con calidad y nobleza, del
que fue premiado con arrastre lento el sexto: Don Gonzalo –n. 55, 403 kg.-. En lo que respecta al trapío, los
toros fueron cómodos de conformación y cabeza, algunos además feos de hechuras.
Actuaron los siguientes novilleros: Ricardo de Santiago: división tras aviso, y palmas tras aviso. Isaac Fonseca: oreja y palmas tras aviso. Héctor Gutiérrez: silencio, y oreja. Antes de romper el paseíllo se brindó un minuto de
aplausos en memoria de los distintos personajes de la fiesta brava que fallecieron
en los casi SEIS MESES que estuvo cerrada la Monumental de México. Al terminar
el festejo, el ganadero Rodrigo Barroso acompañó
a Héctor Gutiérrez en la vuelta al
ruedo.  Ganadero y novillero en la vuelta al ruedo El hambre tras del excesivo ayuno taurino que
padeció la capital mexicana hizo efecto en la afición del coso de Mixcoac, que
se presentó ávida de paladear su espectáculo favorito, pero también de premiar
a quien se dejara.
Ricardo de Santiago, torero potosino que el año pasado alborotó el
cotarro en grande, fue el menos beneficiado en esta ocasión en lo que a premios
se refiere. Con el abreplaza, de nombre Brujito
–n. 85, 390 kg.-, Ricardo no pudo acomodarse en el último tercio, al que
lidió sobre las rayas de picar frente al burladero de matadores. Con el capote
lució quitando por zapopinas, mientras que su compañero Fonseca lo logró con
sus gaoneras. En banderillas agradó como es costumbre con su exposición, su
verdad, y su buen gusto, especialmente cuando se animó a clavar temerariamente
por los adentros. En el cuarto, Fuerza
Sergio –n. 53, 410 kg.-, De Santiago protagonizó otro momento muy
emocionante en banderillas, cuando clavó el tercer par tras un galleo
espectacular, muy metido en la cuna, y que le valió una ovación con la plaza en
pie. Antes fue feamente volteado tras de lancear lucidamente por caleserinas,
acto en el que sufrió un tremendo golpe en la cara contra la cabeza del toro.
En consecuencia, el potosino lució una fuerte hemorragia en la boca. Con la
muleta el novillo esbozó mucha calidad, sin embargo apenas regaló un par de
embestidas tan despaciosas como cortitas, pero que no pudo extraer de nuevo.
Poco a poco el morito buscó el refugio de las tablas, cada vez con más
vehemencia en la medida en que la faena se alargó.  Ricardo de Santiago lució con capote y banderillas Isaac Fonseca se mostró bastante verde en lo que respecta al toreo
fundamental, ligado en redondo y por abajo. No obstante, en varios detalles exhibió
un concepto pinturero, templado y de mucho calado. Ahijado –n. 81, 386 kg.- fue el primero de su lote, que dio un
juego más franco y claro que el resto de sus hermanos. Sin embargo, el
novillero no pudo lucir y gustarse en plenitud, excepto por un par de series de
mano derecha en la primera parte de la faena. Destacó un desdén sensacional que
remató el inicio por estatuarios. A pesar de lo muy irregular del trasteo, un
sector del tendido, que muy difícilmente alcanzó la mayoría, solicitó una oreja
que finalmente entregó Jorge Ramos tras
de una estocada entera y un descabello.
De la lidia de Contador
–n. 49, 395 kg.- quedó en el recuerdo un soberbio desdén del inicio de faena,
similar al del primer todo. El resto de la lidia el acoplamiento fue
dificultoso  Con Isaac Fonseca ahí quedaron los detalles Héctor Gutiérrez apuntó personalidad, largueza, ligazón, y un
concepto muy propio, irónicamente muy a la mexicana considerando lo extenso de
su pasada estancia en España. De más a menos estuvo con Campero –n. 61, 360 kg.-, que no le permitió lucimiento en el
primer tercio, pero sí mostrar su largueza y capacidad técnica toreando por el
lado derecho, aunque no logró mantener la faena en estado ascendente. Así pues,
tras del achuchón al probar por el pitón izquierdo nunca se repitió el color de
la primera parte del trasteo y todo acabó en grisura. Mató de pinchazo y
estocada delantera y se tapó entre silencio. Brindó a servicio médico del coso
capitalino, que lo atendió tras las delicadas cornadas en la espalda que sufrió
la temporada pasada en esta plaza.
El hidrocálido acabó por tocar pelo tras lidiar al
sexto, de nombre Don Gonzalo –n. 55,
403 kg.-, con el que surgieron los mejores momentos de toreo con la muleta.
Hacía falta convencer al animal de embestir antes de romperse y transmitir,
problemática que seguramente hubiese resuelto con mayor y mejor éxito en caso
de ligar más y mejor los muletazos en vez de optar por series cortas. Sin
embargo cuando consiguió el momento estético resultó de auténtico calado,
sobresaliendo un cambio de mano por delante en redondo. Así como ver toros es
todo aprendizaje, ¿Qué más puede ser torear sino aprender? Así pues debe
madurar Gutiérrez para redondear los trasteos y explotar sus posibilidades. Por
esta ocasión, dejó estoconazo estupendamente ejecutado al volapié que le valió
cortar la oreja. El novillo recibió el premio del arrastre lento, y el ganadero
dio la vuelta al ruedo.  Apunta personalidad Héctor Gutiérrez El primer festejo dejó una abultada sumatoria que no
termina por responder a lo que de hecho pasó en el festejo, puesto que la
novillada de Las Huertas, si bien estuvo por encima de los chavos, tampoco fue
un dechado de virtudes. Aún sin ser picados, todos los novillos se acabaron
antes de romper a buenos, francos, prontos, boyantes, y codiciosos. Por ello,
sin menoscabo de la importancia del resurgimiento de un hierro de abolengo
manejado con ideas frescas, no deja de parecer exagerado el espaldarazo
vehemente de La México para con el ganado. ¿Será que tal como con Isaac Fonseca,
la gente volvió a los tendidos con ganas de emocionarse y volcarse con alguien?
Tal vez, tal vez...
Fotos: Luis Humberto García "Humbert".
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