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En el último festejo de la Semana Grande donostiarra de 2017 se ha jugado toros de Garcigrande, primero, segundo y sexto, y de Domingo Hernández, tercero, cuarto y quinto. Desigualmente presentados, mansos en general excepto el cuarto y el quinto, este de muy buenas condiciones.
El Juli: ovación y ovación
Perera: silencio y oreja
Talavante: silencio y ovación.
Foto archivo El toro de la tarde cayó en manos de Miguel Angel Perera que demuestra tarde tras tarde, al menos en el norte, el buen momento que atraviesa. Era el quinto del festejo, de Domingo Hernández resultó el toro del encierro y Perera supo jugar una faena basada en las distancias y en el pitón derecho. Hubo también series por el izquierdo donde el de Garcigrande seguía funcionando pero con un son a menos. Perera pinchó en la primera entrada y dejó luego una estocada con la que consiguió que el pinchazo no fuera un borrón para obtener un trofeo; lo fue para obtener el segundo que a bien seguro hubiera logrado de ir todo bien en el tercio de muerte.
Con el peor lote El Juli mostró un toreo reposado, templado, sobre todo con el capote en donde hubo momentos de gran suavidad y empaque. Con el rajado primero El Juli tocó muchos terrenos procurando solventar la situación. Tantos que probó la muerte en diferentes lugares decantándose al final por los medios.
Talavante encontró un lote con posibilidades en el segundo que fue un toro a menos y con un primero que apenas sirvió para tragarse la primera tanda de naturales en los medios, muy serios y templados, en la primera tanda.
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