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-El extremeño Garrido dio sendas vueltas al ruedo como premio a dos resolutivas y lucidas faenas.
-Román, con entrega, y Joaquín Galdós, en una actuación a más, lucieron más con los segundos toros de sus lotes.
-Excepcionalmente, la terna de matadores compartió, con desigual acierto, el tercio de banderillas de quinto y sexto.
José Garrido con la zurda Con una actuación redonda, en la que corrigió lo malo y sacó todo lo que de bueno le ofrecieron sus dos toros de Rego Botelho, José Garrido se llevó las mayores ovaciones de la corrida de a pie que, con lidia a la portuguesa, cerró la feria de Sâo Joâo 2017.
El torero extremeño, que dio la vuelta al ruedo tras la lidia de ambos astados, tuvo siempre concentrado en sus faenas al público de Isla Terceira, ya desde que meció a la verónicas las embestidas de su primero, un terciado y bonito ejemplar que no tardó en rajarse mediado el trasteo de muleta. Aun así, Garrido aprovechó su nobleza en un inicio de faena de mucha quietud, un par de series de muletazos con ambas manos y un final de circulares y adornos ya en terrenos de tablas.
Más brillante resultó su labor con el quinto, uno de los toros más cuajados del encierro, al que lanceó con suavidad antes de un vistoso quite por caleserinas. La apertura de faena, con las dos rodillas en tierra, resultó deslumbrante por el temple y la gallardía con que le ligó los muletazos, incluso mirando al tendido, para lucir la calidad, momentánea, del “jandilla” de Rego Botelho.
Sucedió, en cambio, que justo en el remate de tan redondo fajo de pases el toro comenzó a salirse de las suertes, aunque Garrido evitó que se fuera a la buscada querencia de tablas sujetándolo habilidad y cambiándole alternativamente de terrenos con un rítmico y suave toreo al paso. Pudo sacarle así también otro mazo de buenos pases hasta que, con el animal casi negado, cerró el variado y aplaudido trasteo con unas ajustadas bernadinas.
Durante la lidia de este toro se dio la anecdótica circunstancia de que Garrido invitó a banderillear a sus compañeros de terna, que, como él, no tienen esta suerte entre su repertorio. Román, de violín, Galdós, de dentro a fuera, y Garrido, al quiebro, clavaron los palos “con más voluntad que acierto”, aunque algo mejor que lo harían después ante el sexto, cuando Galdós correspondió la “gentileza” del extremeño.
Román con el capote Ni Román ni el peruano pudieron brillar con los primeros toros de sus respectivos lotes. El de Valencia tuvo que esforzarse por someter el áspero genio del que abrió plaza, que nunca rompió a embestir, mientras que Galdós insistió sin grandes logros frente a un castaño de medias arrancadas y que apenas humilló.
Joaquín Galdos en un pase de trinchera Ya con el cuarto, que tuvo nobleza y clase, fue cuando Román pudo mostrar una mejor versión de su tauromaquia, especialmente en dos series de naturales enganchando las buenas embestidas con los vuelos de la muleta, hasta que, rajado en tablas también este otro, calentó al tendido ligando circulares invertidos de rodillas y haciendo alardes de valor entre los pitones.
El sexto fue el toro de mayor duración de la corrida y el que más se empleó tras los engaños, lo que, por su parte, permitió al diestro suramericano hacerle una faena a más, sustentada en una segunda parte de mayor entrega, siempre muy asentado en la arena, en la que llegaron los momentos más aplaudidos de su debut en la plaza de Angra do Heroísmo.
FICHA DEL FESTEJO:
Plaza de toros de Angra do Heroísmo (Isla Terceira, Azores), domingo 2 de julio. Cuarto y último festejo de abono de la feria de Sanjoaninas. Corrida de toros a la portuguesa.
Ganadería:
Seis novillos-toros de Rego Botelho, de correcta presencia, desigual volumen y cómodas cabezas. Corrida noble y manejable en general, con algunos toros con calidad en sus embestidas, aunque justa de raza y de juego a menos. El sexto, fue el de mayor entrega y duración.
Toreros:
Román (de nazareno y oro): silencio y vuelta al ruedo.
José Garrido (de grosella y oro): vuelta al ruedo en ambos.
Joaquín Galdós (de purísima y oro): silencio y vuelta al ruedo.
La plaza de toros de Angra se cubrió en más de la mitad de su aforo.
En el preámbulo y en el entreacto de la corrida se rindió homenaje a Denis Borba, matador de toros luso-americano, en el treinta aniversario de su alternativa, y a Carlos Jôao Ávila, que en esta corrida dejaba el palco después de veinte años como presidente, o director de corrida.
Fotos: André Pimentel.
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