Ficha del Festejo

Como dice el titular, así fue la última corrida de esta feria isidril del presente año, triste y decepcionante y no digo triste porque se dio por terminado este largo, larguísimo serial, del que hemos quedado, cansados, que digo, agotados y como dice el argot taurino “atorados”, es muy sencillo mi querido lector, haga usted un pequeño cálculo aritmético: 32 tardes consecutivas por 6 toros al día, ¿Cuántos son? 192 toros, sin contar por supuesto los sobreros que algunos fueron este año, hoy mismo sin ir más lejos hubieron dos.

Así saludó Rafaelillo una ovación en el cuarto

Decepcionante los seis, toros de los hermanos Miura y que sólo se lidiaron cuatro por ser devueltos a los corrales el segundo y el quinto por su manifiesta invalidez, los otros cuatro, mal presentados, descastados y faltos de fuerzas, con estos mimbres pocos cestos se podían hacer, bastante hicieron con ellos Rafaelillo y Rubén Pinar. El peso medio en la báscula fue de 567 kilos. Silencio para el primero y pitos para los otros tres, no está mal ¡verdad señores Miura!.

Con este farol recibió el murciano a su segundo

Ahora vamos con los toreros alternantes: Abría festejo el torero murciano Rafael Rubio “Rafaelillo”, muy fogueado en estas lides,  una vez más así lo demostró, a su primero y con el capote, le enseñó a embestir; muy bien en los pases de tanteo con la franela por eso le tocaron las palmas, un par de redondos diestros de esos de olé tras el remate con el de desdén, con la izquierda una serie larga y mandona; dadas las condiciones del bicorne decidió y con buen criterio acortar labor. Poco acertado con los aceros teniendo que hacer uso de la espada de cruceta en tres ocasiones. Silencio para el murcianico. En el cuarto en que el morlaco se frenaba, le dio un lance afarolado de rodillas, la ovación no se hizo esperar. No sé que le vio al miura que brindó al respetable, ya que todo su quehacer consistió en pelearse y fajarse con su oponente que terminó prendiéndole, menos mal que sin mayores consecuencias, el toro le buscaba las zapatillas y los tobillos, valentísimo se puso el de Murcia lidiándole por la cara y desplantándose acariciando uno de sus pitones. Con mucha habilidad le metió la espada casi entera, con lo cual el animal dobló sin puntilla. Ovación para el torero.

Dávila Miura toreando por bajo

Eduardo Dávila Miura, como había prometido, con motivo de los 175 años de trayectoria en los ruedos de la ganadería, torearía los toros de la familia en Madrid y otras ciudades; pero de eso nanay, sus dos toros de su lote fueron devueltos a los corrales y tuvo por tanto que hacerse cargo de los sobreros; el primero con el hierro de Buenavista y el otro de El Ventorrillo, que a la postre fueron los más toreables. A su primero, segundo bis del festejo, aseado con el percal y también con la muleta, una buena tanda a derechas con sus respectivos remates y en menos tono con la mano contraria por falta de humillación del cuatreño. Con la espada: un pinchazo hondo en el primer intento luego se volcó encima de la res dejando una estocada entera arriba del que salió sin puntilla el de Buenavista. Silencio para el sevillano. Un toraco era el quinto pero bastante bueno. Fue ovacionado toreando con el trapo rojo en más de una ocasión, debido a su buen toreo con pases de buena factura por ambos lados, su labor fue de menos a más. Si no llega a pinchar de primeras con la espada posiblemente hubiera tocado pelo, finiquitó a su enemigo de una estocada casi entera en el rincón de Ordóñez. Ovación para el de Sevilla, que saludó desde el tercio.

Rubén Pinar con la zurda

De salida el tercero en orden de lidia y de miura fue protestado, quizás por su falta de trapío y por lo tanto era para Rubén Pinar, apenas le vimos con el capote, como también con la sarga ya que el torito apenas embestía, la parroquia consciente del manso  que tenía delante supo premiar su entrega y voluntad. Con los aceros dos pinchazos, una estocada entera delantera de colocación que si le hizo pupa al morlaco. El sexto fue un toro con muchos kilos, veleto de cuerna y bien rematado, pero descastado; nada con el percal, como tampoco con la muleta, todos los pocos pases que dio fueron banderazos. Muy hábil con la toledana le metió la mano dejando una estocada entera en buen sitio que no tuvo efecto, así que descabelló con tres golpes.

De las cuadrillsa apenas destacaron: Miguel Martín y Vicente Varela, ambos de las filas de Dávila Miura, con la vara Alfonso Doblado en el quinto bis también a las órdenes de Dávila.

Así fue la feria y la última corrida de la misma y así les he contado durante 32 días continuos.   

Fotos: Muriel Feiner