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Ficha del Festejo
Dice el refrán castellano “Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”, pues hoy sería el día, pues no… hace ya unas cuantas fechas que tuvimos que quitárnoslo, porque el verano ya lo tenemos encima, como hoy en que ya hemos pasado un calor sofocante, haciendo su agosto los vendedores de refrescos. Pero vamos a lo que vamos.
En el día de hoy la plaza registró un entradón, poco faltó para llenarse, alguna calva en el tendido 5, los demás tendidos casi llenos, estoy seguro que la mayoría acudieron porque se lidiaban toros de Adolfo Martín que tienen mucho predicamento en Madrid, como también en otras localidades de la geografía española; el cartel también tenía su atractivo. Regresaba en su segunda comparecencia en el ciclo, Antonio Ferrera, torero más que apto para este tipo de toro y que dejó un gran sabor de boca el domingo 21 de mayo, especialmente en los buenos aficionados, días más tarde toreó el francés Juan Bautista y que hoy cumplía con su segunda comparecencia en la feria, remataba el cartel Manuel Escribano, todos ellos muy queridos y respetados por los aficionados madrileños.
Pero el fiasco ganadero frustró las expectativas de esos casi veinte mil espectadores congregados en el coso de la calle de Alcalá, que salieron hablando pestes del ganadero y no les faltaba razón. Con ese tipo de ganado, ni El Tato que resucitara hubiera podido lucirse y no estoy hablando de una de las glorias del toreo; bastante hicieron los matadores con estar delante de ellos y para mi creo que cumplieron a cabalidad tan penoso compromiso.
 Adolfos por fuera, vacíos por dentro Yo pasaría un tupido velo sobre tan desastroso encierro, no hay un solo pupilo de Adolfo que se salve de la quema, bueno si, el segundo, que fue aplaudido en el arrastre, los otros cinco, pitos, unos en más medida que otros cuando iban camino del desolladero; envidio sanamente a mi compañero José Luis Bautista, que como siempre nos desgranará el comportamiento de cada uno de los toros. Menuda papeleta tiene, no le arriendo las ganancias.
 Ferrera al natural con su primero El torero más antiguo de la terna era Antonio Ferrera, que estuvo muy por encima de sus dos oponentes, dada su experiencia y conocimientos de la lidia; ello lo demostró, primero con el percal en el que abrió festejo y luego con la muleta, pese a que el bóvido rebañaba por ambos pitones, insistió pero no había solución alguna, el público consciente del esfuerzo del extremeño le regaló una merecidísima ovación por haberle podido al mansurron; se dobló con el preparándolo para matarlo de un pinchazo sin soltar la espada seguida de una estocada entera en buen sitio, dando cuenta con el animal, que dobló sin más. Silencio para el torero y pitos para el Adolfo. Otro manso fue el cuarto, al que a tirabuzones le sacó algún pase por el pitón zurdo de buena factura, tres redondos diestros de esos de olé y otra tanda con la izquierda con largos muletazos como epílogo, para despenarlo con una serie de pinchazos y una estocada entera baja más dos golpes de verduguillo; durante el largo caminar con los aceros, escuchó hasta dos recados. Palmas para el torero y pitos para el toro.
 Pase de pecho de Juan Bautista El primer Adolfo para el torero galo Juan Bautista, fue aplaudido a la salida de chiqueros y fue el único que medio, medio embistió, siendo apenas recogido con el capote, pero luego con la sarga no le vimos absolutamente nada destacable, soso el toro y soso el torero. Con el alfanje: pinchazo y más de media estocada algo desprendida y para las mulillas. Silencio para el gabacho. El público protestó al quinto y parecía tocado de los cuartos traseros, fue un manso de libro. Presentó el capote para saludarlo por verónicas pasables. Buen comienzo con la pañosa no lograron trasmitir a los tendidos, ni el torero y menos aún el toro; puso mucha voluntad y punto. Eso sí con la toledana le metió una media lagartijera mortal de necesidad. Otro silencio para el francés.
 Escribano con la zurda Un toro cornipaso, con unas embestidas cansinas el tercero, fue a las manos de Manuel Escribano, que ni corto ni perezoso se fue a presentar su tarjeta de visita a la puerta de los sustos y el lance a portagayola le salió limpio. Tras el segundo tercio y con la muleta en ristre y en las afueras inició labor con la derecha se le venció feamente por ese pitón; dada la forma de embestir cansina del morlaco que terminó apagándose totalmente, tiró por la calle de en medio, le tocó los costados y entró a matar sin más dilación, pero el estoque aunque penetró entero su colocación fue caída y baja, que acusó el mansurron, muriéndose casi de ipsofacto. Silencio para el sevillano. Otro manso para cerrar la corrida que se agarró al piso, pero antes de suceder esto, el de Gerena logró unas verónicas genuflexas preciosas; al torero y a nosotros nos pareció que este burel iba a romper para bueno y el matador se fue a la boca de riego para brindarlo al respetable, pero tanto el matador y los aficionados nos equivocamos de medio a medio, el bicho no acudió a los cites con la pañosa por ninguno de sus pitones, mira que Escribano le puso voluntad, disposición y valor, pero no había en frente oponente alguno para conseguir algo que valga la pena. Disgustado el matador, tomó las armas de muerte, se perfiló, se volcó y logró una estocada entera en los rubios y para el mundo de los muertos. Otro silencio para el andaluz.
 Ambos matadores se cedieron las banderillas de sus primeros toros El tercio de banderillas lo cubrieron los matadores Ferrera y Escribano escuchando sendas ovaciones, en el caso de Bautista no destacó ninguno de los banderilleros de su cuadrilla.
Con lo buen ganadero y responsable que es, supongo que Adolfo Martín se habrá puesto a pensar en que se equivocó mandando tan desastroso encierro.
Fotos: Muriel Feiner
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