 Llegó un novillero y a ojos de la autoridad no mereció una oreja  Llenó el escenario con su alegre disposición en todos los tercios: capote  Banderillas  Y a la hora de entrar, sin guardarse nada, a matar  Pablo Aguado estuvo muy bien con el capote en su segundo  Rafael Serna, con el peor lote, tuvo menos opciones de mostrarse
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