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Con media entrada y a beneficio del Comedor Social de la Hermandad del Santísimo Cristo de los Remedios. Por orden de
aparición en el ruedo, los novillos fueron de: Fernando Peña, Antonio
López Gibaja, Isabel Reina, Sayalero y Bandrés, López Chávez y Mercedes
Pérez Tabernero. Novillos bien presentados para una plaza de tercera
como es la de San Sebastián de los Reyes.
Álvaro García, silencio, ovación, oreja, oreja, dos orejas y ovación. Salida en hombros de Álvaro García Lo más destacado del festejo anunciado tuvo lugar en el quinto novillo con el hierro de Ignacio López Chaves, de muy buena presencia, cómodo de pitones que se vino arriba tras el mono puyazo, rompiendo a bueno y siendo el único utrero de los seis que fue aplaudido en el arrastre. El novillero local supo entenderlo, primero con el percal al torearlo por chicuelinas de manos bajas rematadas con una excelente media verónica, sumando unos delantales de buen trazo. El principio de faena tuvo carácter por la quietud en los ayudados por alto saliéndose de rayas, continuando con la diestra mano en redondos de buena factura rematando con un forzado de pecho lento y largo, yendo a más por ese pitón, se creció con la zurda, consiguiendo así lo mejor de su actuación, toda esta excelente labor la culminó con una buena estocada en el hoyo entrando a matar en la suerte natural. Su público pidió las orejas y en Sr. Presidente otorgó los dos apéndices. Con esas dos orejas sumaban cuatro.
Álvaro, aunque con poco rodaje y oficio, supo solventar la dura papeleta, yendo de menos a más desde el comienzo del festejo. En su primero no logró centrarse, se le notó su poca experiencia en estas lides. Mató de una estocada que hizo guardia y de un golpe de cruceta. Silencio en los tendidos. Flojito de remos era su segundo y así lo demostró a lo largo de la lidia y el de sanse poco pudo hacer, limitándose a pasaportarlo con brevedad con una estocada arriba y de buena colocación, más un descabello al primer golpe. El tercero fue un novillo posiblemente el de más peso y armado, que terminó siendo bueno en el último tercio, pero en el tercio de varas empujó y logró derribar, apenas le vimos con el capote; sin embargo sí consiguió buenos muletazos con la franela, pese a que fue volteado en dos ocasiones el novillero no se amilanó y sacó el valor a relucir; pero en más de una ocasión le dudó y se fue por el acero, entró a matar en la suerte contraria dejando una media estocada algo delantera que acusó el utrero y sus paisanos pidieron el trofeo que la autoridad concedió sin demasiados remilgos. Ante el cuarto lo observamos más suelto con el percal, galleando para situarlo ante la cabalgadura y tras el puyazo se lució por navarras. Con la muleta, toreó por ambos pitones, más centrado sobresaliendo nuevamente un forzado de pecho barriendo los lomos y un circular invertido, los aficionados le aplaudieron con fuerza. Tras la estocada nuevamente entrando en la suerte natural y con un pequeño derrame bucal; su público pidió el trofeo y el Presidente sacó su blanco pañuelo.
Y nos queda el novillo sexto, que por su mansedumbre, no dio ninguna ocasión al novillero, que con buen criterio se lo quitó simplemente de encima.
Álvaro García en hombros por la Puerta Grande de la tercera plaza madrileña.
Y como un comentario sin ánimo de ofender, simplemente diremos, que quizás le vino grande al novillero local, que aún le queda mucho que aprender, un largo rodaje, pero condiciones las tiene para ser alguien en esta difícil profesión.
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