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Con lleno de 'no hay billetes, se han lidiado toros de José Vázquez; el 6º indultado y el 2º premiado con la vuelta al ruedo.
Pepe Luis Vázquez, vuelta y ovación
Morante de la Puebla, dos orejas y silencio
José María Manzanares, oreja y vuelta sin trofeos.
 Manzanares saluda junto al ganadero El bochorno de Manzanares, lo eclipsó todo.
Plaza hasta la bandera, colgado el cartel de “no hay localidades”, la gente con muchísimas ganas de ver toros y disfrutar de una gran corrida. Se anunciaba a bombo y platillo la reaparición del sevillano Pepe Luis Vázquez, junto con un torero también de corte artista como Morante de la Puebla y el alicantino José María Manzanares.
Cuando todo debería de ser alegría, porque vimos una gran faena de Morante de la Puebla y detalles muy platicos de José María Manzanares en el que cerraba plaza. Los aficionados, no me refiero al público asistente, salimos totalmente avergonzados, ya que acabamos de ver uno de los mayores bochornos que se pueden vivir en una plaza de toros. Salimos totalmente indignados por la actitud de Manzanares a negarse a matar al sexto toro de la tarde, contradiciendo por completo la decisión del presidente que le pidió que se retirara a por los aceros. ¿Cuándo estos toreros exigen respeto a la gente del palco, cuando les niegan una oreja?¿qué respeto le ha tenido él hoy y muchas tardes, los de luces a ellos?. El que debe impartir justicia y ordenar si un toro es merecedor de indulto o no, es el presidente, no el capricho de los de luces. La imagen más clara de todo esto, la vimos cuando al devolver el toro a los chiqueros y al comenzar el espada alicantino a dar la vuelta al ruedo junto con el mayoral de la ganadería, fue fuertemente abroncado. Cosa muy curiosa, una vez indultado el animal, nadie pidió ningún tipo de trofeos para Manzanares, ¿Qué tipo de gente asiste a las plazas de toros?. ¡Tenéis lo que os merecéis!.
 Uno de los pases de pecho de Manzanares Con su primero José María Manzanares, un animal descastado en el caballo, llegando a la muleta con cierta calidad y bondad pero sin terminar de romper nunca del todo ni emplearse en sus arrancadas, viniéndose bastante a menos faltándole más casta y raza. El espada alicantino no terminó de sentirse del todo a gusto, hasta bien avanzada la faena. Quitando las dos últimas series una por cada pitón, en la que le vi un poco mas templanza y dando lances de cierto mérito, en el resto no le termino de ver confiado. Después con los aceros, no sé todavía porque se empeñó en matar en la suerte de recibir a un toro que ya estaba muy venido a menos, le dejó un pinchazo en el que la res casi le arrolla y una estocada muy desprendida de colocación. Se le premió con una oreja, que el público bullidor que poblaba los tendidos, le pidió mayoritariamente. Le perjudicó el tener que torear después de la gran labor de Morante en el segundo, la gente todavía seguía recordándola.
 Bonito trincherazo del alicantino En el sexto un animal bastante lavado de cara, ya sí que le vi bastante mejor. Me gustaron unos bellos delantales a pies juntos con el capote, ganando terreno a los medios y rematados con una buen media verónica. También dejó alguna verónica, de cierto lucimiento, en el quite que le realizó. Ya con la muleta en mano, dio muletazos de muchísima calidad y templanza, aprovechando la mucha calidad que tenía el toro y el ritmo que tenía en sus embestidas. Enloquecieron al público los grandes cambiados de muleta de mano por delante y los soberbios pases de pechos rematados en la hombrera contraria. Faena muy parecida a la que realizó en Madrid el San Isidro pasado. Hasta aquí todo lo bueno de la gran faena al sexto de la tarde, el problema llegó cuando un pequeño número de asistentes al coso, no aficionados, comenzó a pedir el indulto del animal. Ahí el espada alicantino ya comenzó a realizar continuadas miradas al callejón, buscando al ganadero, alargando la faena cuando el presidente le pedía que entrara a matar. Y ya el acabose llegó cuando se sentó en el estribo, diciendo que se negaba a matar el toro. Esto ya fue uno de los hechos más vergonzosos, que yo desde mi cortísima trayectoria como aficionado a los toros, he vivido en una plaza. Un toro que si bien es cierto fue muy bueno en el último tercio, pero que en el tercio de varas pasó prácticamente con un mísero refilonazo. Este sí que era un toro de vuelta al ruedo y no el primero de Morante, pero no era para indultarlo.
 Media de Morante Cambiando de tercio, decir que en el segundo de la tarde, vimos la esencia más grande de Morante de la Puebla. Un animal que desde el inicio tuvo una gran calidad y bondad, le dio unas soberbias verónicas, rematadas con una media verónica a pies juntos, que fue un cartel de toros. Ya con la muleta en mano, en las dos primeras series con la mano derecha, le dio grandes muletazos corriéndole muy bien la mano y con unos muy artísticos remates de las series. Luego cuando cogió la mano izquierda, la res seguía manteniendo la misma calidad, pero ya le costaba más repetir y se quedaba algo más corta. A pesar de ello el diestro de la Puebla, seguía muy inspirado, dejándonos unos grandes lances, destacar unos soberbios obligados por bajo para terminar su actuación. Lástima el pinchazo en lo alto que precedió a la estocada.
 El sevillano con la diestra A este segundo toro de la tarde, se le premió con la vuelta al ruedo, de manera excesiva. En el tercio de varas, pasó inadvertido y en la muleta en las dos primeras series tuvo calidad repitiendo, pero después se vino a menos faltándole más casta y raza.
En su segundo decir que lamentablemente se emborronó todo un poco. El anunciado inicialmente, fue devuelto a los chiqueros, ante el cabreo del espada. Con el sobrero, un toro que desde salida se resentía de la pata trasera derecha, no se sintió a gusto en ningún momento y abrevió sin pensárselo. Algunos espectadores se lo recriminaron.
 Pepe Luis Vázquez al natural El espada sevillano que hoy reaparecía, Pepe Luis Vázquez, debemos decir que sigue siendo un torero de “pellizco” pero muy justito de valor. En la tarde de hoy tuvo que lidiar con el peor lote de la tarde, pero no se le vio confiado en ningún momento, con bastantes dudas y precauciones. En su primero dio la vuelta al ruedo por su cuenta y en el cuarto se le ovacionó de despedida. La única ovación cerrada que recibió, fue cuando se rompió el paseíllo, saliendo a saludar al tercio.
En definitiva, que si no vamos todos cogidos de la mano, sino que cada uno miremos por nuestros intereses, este espectáculo tan verdadero como puede ser la Tauromaquia, siempre que se haga dentro de los cánones, le quedara una vida muy corta, por muchos indultos que haya, orejas que se concedan y caprichitos de los de luces.
Fotos: Muriel Feiner
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