Siempre dije y lo enfatizo ahora mucho más que, la profesión de torero es como una droga que atrapa; pobre de todo aquel que le entre la ilusión por ser torero, y digo pobre en el sentido hermoso de la palabra puesto que, de tal afición es imposible sustraerse. Cualquier muchacho, en sus inicios, puede pretender o anhelar cualquier tipo de actividad; muchos, al paso de los años hasta cambian de parecer; es decir, un chico puede querer ser bombero y, de repente, acaba siendo cocinero. Paro ¡ay de aquel que quiera ser torero! Esa idea la llevará hasta la tumba. Ginés de Yoli, el muchacho que aspira a la gloria Dicho lo expuesto, he aquí un claro ejemplo de lo que he explicado puesto que, Ginés de Yoli, es el prototipo de lo que puede hacer un muchacho queriendo ser torero. Ginés nació en Tarazona de la Mancha, aunque residía en Iniesta, Cuenca. Claro que, en la provincia conquense no hay demasiados recursos para ser torero, algo que tenía clarísimo este aspirante a la gloria. ¿Qué hacer? Lo que el chaval hizo, marcharse a Sevilla, sin duda, la cuna de la torería puesto que, por ejemplo, espadas de la relevancia de Sebastián Castella, Diego Silveti y algunos más, pese a su condición de extranjeros, todos viven en Sevilla.
-Dije, Ginés, que te marchaste a Sevilla porque quieres ser torero pero, una vez en la capital hispalense, ¿qué hiciste? Y te lo pregunto porque no sé si eras consciente de la locura que estaba cometiendo. Sí lo era porque pese a los consejos de mis familiares nada me impidió tomar la decisión que tomé. ¿Qué hice? Ante todo dormir dos meses en mi coche porque no tenía donde ir, pero sí sabía lo que quería hacer. ¡Quiero ser torero! Y con eso me basta y me sobra. Ginés toreando con el capote -Cuando menos, Ginés, tu decisión es muy plausible, nada que objetar pero sí mucho que admirar. Eso de llegar a Sevilla con una mano delante y otra detrás, en honor a la verdad tiene mucho mérito.
Usted sabe que los toreros, incluso los principiantes, tenemos mucho ingenio y nada nos arredra. Fíjese que, no tenemos miedo ni a lo desconocido, como era mi caso. Un día llegué a la finca del maestro Morante, allí me personé, hablé con el encargado de la finca el que le habló al maestro de mi humilde ser, teniendo yo toda la suerte del mundo de encontrarme más tarde con el maestro que me ofreció su casa para entrenar y para todo lo que necesitare. Ginés en un espléndido derechazo -¿Sigues viviendo en el coche?
No. Para mi fortuna encontré un pisito humilde en un pueblo cercano a Sevilla y aquí me encuentro. Con los ahorros que me traje voy subsistiendo. -¿Has toreado alguna vez? Soy un producto de antaño, es decir, vengo de las capeas en las que he participado muchísimas veces; he toreado en fiestas camperas y en un par de festivalitos, pero lo que en realidad me apasiona es poder vestirme de torero, algo que sucederá este año si Dios quiere. El aspirante a la gloria genuflexo ante un novillo -Cuando dices que vienes de las capeas, ¿me estás queriendo decir que te has probado ya frente a un toro de verdad?
Así es, hasta el punto de que creo que soy un torero, digamos un proyecto de torero a la antigua usanza, habiendo sido capaz de jugarme la vida frente a un toro incierto que, entre otras cosas, se sabía que estaba toreado. -¿Qué dicen tus familiares que, con toda seguridad les hubiera gustado tener un hijo bombero, por citarte una profesión, digamos más sencilla? Sufrieron mucho, especialmente mi madre que se quedó derrotada en casa, pero a su vez ella sabía de mis ilusiones, las que ha respetado hasta ahora. Ginés de Yoli en un festival -Por cierto, ¿tiene algo que ver tu madre ante el hecho de que te cambiaras el apellido paterno, Tendero, para llamarte Ginés de Yoli? Si es cómo yo supongo ya apuntas a lo más alto, como las grandes figuras que han sido. Fíjate que me hiciste recordar a Rafael de Paula, que en realidad se llama Rafael Soto Moreno, pero como homenaje a la mujer que le dio el ser, por eso se llamaba De Paula.
Estoy empezando mis primeros pasos por ser torero, no sé hasta dónde tendrá Dios previsto que pueda llegar, pero por encima de todo, como homenaje a la mujer que dio el ser, por eso me llamo Ginés de Yoli, porque mi madre se llama Yolanda, de ahí el homenaje al que me refiero. -De verdad, Ginés, ¿eres consciente de que has elegido la profesión más difícil del mundo, incluso ser notario creo que puede ser más fácil, con lo difícil que es también? Por supuesto que sí. Fíjese que, no fui capaz de terminar mis estudios por culpa de veneno que corre por mis venas por aquello de ser torero; nada ni nadie me apeará de mis ilusiones. Estoy dispuesto a todo como usted comprenderá. -Tú sabes que, en el toreo, los hombres mueren de verdad, ¿hasta para eso estás dispuesto? Sin duda alguna. Piense que no estoy aquí para engañar a nadie, y menos a mi propio ser. Tengo 22 años y soy autónomo de mi vida y totalmente responsable de mis acciones. Como antes le decía, el destino decidirá en torno a mi futuro, pero que no le quepa la menor duda que de mi parte nada dejaré por hacer. -Vistos los hechos, amigo, hasta veo que tienes razón por aquello de haber emigrado hasta Sevilla. Lo digo porque, al margen de conocer y entrenar en la finca del maestro Morante, hasta has tenido la suerte de conocer a doña María Domecq, esa gran preparadora de toreros y apoderada del diestro Santiago Sánchez Mejía. ¿Cómo fue ese encuentro? Precisamente en la finca de Morante donde Santiago acude a entrenar muchas veces, allí me vio la señora María Domecq, le hablé de mis ilusiones, de mis anhelos todos, le convencí y ahora tengo todo su apoyo hacia mi persona, tanto en calidad de torero como de ser humano. Le digo que estar a su lado es para mí todo un privilegio, una suerte que Dios me ha dado porque saberme arropado por una señora de su magnitud, como usted entenderá, el primer milagro ya se ha dado en mi vida. -Si me lo permites, como si ya fueras un torero consagrado, ¿cómo se presenta tu temporada? Ante todo con mucha ilusión que es lo que trasmite doña María, una suerte desmedida al poder entrenar todos los días con Santiago, algunas veces hasta con Morante, amén de otros matadores que coincidimos todos en los entrenamientos. Por aquí se dan muchas novilladas sin picadores y, me cabe la certeza de que pronto entraré en algún cartel que para eso entreno día y noche. Estoy loco porque llegue ese momento de verme en la puerta de cuadrillas de una plaza de toros vestido de torero, algo que sucederá muy pronto. -Lo dices tan convencido que, cualquiera pudiera pensar que ya tienes un montón de novilladas firmadas. No hay nada de momento, pero para eso estoy, para entrenar, para prepararme cuando llegue el momento de debutar y poder dar el primer aldabonazo en una plaza para que todo el mundo se fije en mí. -Ilusiones y deseos, por lo que me has contado, no te faltan. Valor delante del toro no sé si tendrás mucho o poco, pero con el valor que has demostrado frente a la vida, con eso ya tienes mis respetos. Que tengas mucha suerte y que este sea el principio de una carrera singular, la que yo deseo que sea la tuya. Que Dios te bendiga, amigo.
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