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¿Qué hace falta para que la afición capitalina
vuelva a la plaza? La actitud del aficionado defeño ausentándose de la
plaza con el toro-toro y con carteles modestos pero atractivos es reprobable por
muchas razones. ¿Qué más se puede hacer al respecto? La nueva empresa está tanteando
el terreno al que se enfrenta, en ese sentido poco deben alarmarse: este
desastre lo heredaron de la otra administración. Ellos presentaron su
estrategia, consistente en una planeación muy distinta a lo acostumbrado, y por
muchas razones no ha funcionado como todos quisiéramos. Ante ese panorama, no
queda mucho más que replantearse todo, con mucha visión, con mucha asertividad,
pero sobre todo con mucho profesionalismo. ¿Cómo lograr que la fiesta sea una fuerza viva y no un recuerdo? Profesionalismo es la palabra mágica. Seguro que
detrás del Palacio de Hierro, o de GNP Seguros se esconden genios de la
mercadotecnia, una ciencia de gran complejidad en pleno auge, desde la que se
controlan ideas, mentalidades, costumbres, comportamientos, y prácticas de
consumo. ¿Por qué no los pedimos prestados? En el toro tenemos gente muy
valiosa, y estoy convencido que aquellos que están trabajando en la Monumental
de México también lo son. Pero, ¿qué tan mal nos vendría una nueva dirección,
una nueva cabeza en aquellos sectores que no dependen del criterio taurino?
¡Incluso ese aspecto tan especializado se podría beneficiar ampliamente con los
diagnósticos obtenidos mediante estudios profesionales! El grupo que llegó a La
México y la gente que tiene puede con esto y más.
Así, pues, la apuesta por los toros en días seguidos
parece perdida, y no parece lógico repetirla en la segunda parte de la
temporada. Se ofrecieron boletos al 2x1 y la gente no respondió. Pero no es
casualidad que no se registren buenas sábado, que por lo demás es el día más
cómodo para ofrecer espectáculos. Pretender que ello obedece simplemente a que
el sábado no es día de toros como si ello fuera dogma de fe es una interpretación
simplista y superficial. La empresa debe llegar al fondo de los por qués para rediseñar su estrategia y,
por qué no, seguir dando toros eventualmente los sábados, pero con adecuaciones,
pertinentes y sustentadas en metodologías profesionales, que atiendan a las
necesidades y exigencias de la afición capitalina, a la que hace falta entender
muy bien para atraerla de nuevo a la plaza. Vino "el barbas", pero otra vez faltó la bravura. En lo estrictamente taurino, ¿qué decir que no hayan
leído ya, queridos lectores? Los herederos de don José Julián Llaguno presentaron un corridón de toros, con más de
uno que pasaría en cualquier plaza de primera de España y Francia. En cuanto al
juego, más de uno señala que el encierro fue un petardo, pero en realidad
respondió a lo que quien esto escribe observó en otras plazas, como en la feria
de Pachuca 2015. Incluso esta salió con algo más de chispa que aquella. Pero no
cabe duda de que extrañamos la casta, el picante, la dureza de los viejos José Julianes, Torrecillas puros, que los más jóvenes solo conocimos mediante el
video.
El momento de la estadística y el anecdotario. Por su parte, todos los matadores tuvieron problemas
para darle una lidia adecuada a los astados que les tocaron en suerte, con
algunos astados para poderles, y con otros simplemente para hacerlos caminar, y
cada uno logró mantenerse a flote con más o menos fortuna según sus recursos.
La peor parte se la llevó Juan Pablo
Llaguno, quien no conectó con el público en su primer turno, mientras que con
el quinto comenzó una lidia por debajo muy torera antes de naufragar entre
desarmes y cierta apatía. Arturo
Saldivar y Ginés Marín, quien confirmó su alternativa, encendieron
por momentos a La México, pero no lograron redondear. Así las cosas este
sábado. ¿Qué nos deparará el festejo del domingo? Pronto lo sabremos...
*Fotos: Luis Humberto García "Humbert".
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