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20/11/2016
  (Ciudad de México) Ricardo de Santiago ilusiona una vez más en la segunda novillada de triunfadores de La México
 
Firma: Jorge Eduardo
 
     
 

Onceava novillada, segunda sin caballos consecutiva, y última en esa modalidad de las tres en días seguidos que cerrarán la Temporada Chica 2016. Tarde-noche muy agradable, pero en la que se dejó sentir con fuerza el frío hacia el final del festejo, que además se alargó mucho. La entrada rondó los dos mil asistentes, con una nutrida afluencia de extranjeros presentes en la ciudad para presenciar mañana el partido de NFL. Se lidiaron seis novillos, muy bien presentados, de la dehesa hidalguense de Las Huertas, con su nervio y sus complicaciones, pidiendo muletas firmes, aunque no fueron ningún dechado de bravura. Encabezaron a las cuadrillas los siguientes novilleros:

Ricardo De Santiago: al tercio tras un aviso en el primero, y tras dos en el cuarto.

Isaac Fonseca: ovación tras dos avisos, y pitos tras dos avisos.

Tato Loaiza: pitos tras dos avisos en su lote.


Ricardo De Santiago al natural

Al término del festejo, saludó en el tercio el ganadero Rodrigo Barroso Cañedo.

Los festejos taurinos en esta plaza sufren una especie de enfermedad: de algún modo, casi todos van de más a menos. No siempre es fácil explicarse el por qué, pero tal parece que todo conspira para que, pasado el tercer o el cuarto burel de la función, nos pongamos unas aburridas tremendas. Para el caso particular de esta onceava novillada, el declive fue completamente achacable al cartel, y es que la irrupción en la escena taurina nacional de Ricardo De Santiago continúa su talante esplendoroso. En contraste, sus compañeros de cartel naufragaron en cuatro actuaciones grises y anodinas, y en alguno que otro fracaso estrepitoso. El ganado de Las Huertas fue una prueba formidable para los chicos, y el ganadero fue vitoreado por la afición que se dio cita en el gran coso de Mixcoac.

Ricardo de Santiago, joven potosino, no es, como otros jóvenes que vimos en este serial, un diamante en bruto. No señores, el potosino ya es plenamente un torero, uno en desarrollo, con un larguísimo proceso de maduración por delante, pero ya con una planta, una seguridad, y una cabeza frente a los toros excepcional. Tiene recursos, y los sabe colocar en un conjunto proporcionado, adecuado, tiene personalidad y un valor a toda prueba, improvisa sin perder la estructura. Es pues, un diamante en pleno proceso de pulimiento.

El camino será largo, como lo dejó bien claro con Chachito –n. 21, 380 kg.-, el menos de trapío del encierro, al que no alcanzó a meter por completo en la muleta. Sin embargo, nos dejó un sabroso agarrón en quites con Fonseca. Con las banderillas lució como siempre lo hace, especialmente en un magnífico par en la misma cara tras un quiebro que tiene muy hecho y que le sale muy torero. Con la muleta hizo gala de recursos, de la pinturería, y de remates bien logrados. También mostró oficio y torería al descabellar, a pesar de que no se maneja particularmente bien con los aceros. Escuchó un aviso y saludó en el tercio.


Otra instantánea del primer novillo

Con el cuarto de la tarde vino la gran labor del potosino esta tarde. Nombrado Regreso –n. 15, 412 kg.-, se dejó meter mano aunque se acabó más bien pronto en el último tercio. De salida saltó al callejón muy cerca de unos cincuenta americanos, que comenzaron a calentar el ambiente con su euforia tras ver a la res de cerca. Con el vapor subiendo, Ricardo de Santiago aprovechó el momento para pegar unas zapopinas un tanto sobre piernas, pero vistosas y jaleadas. Pero el punto de inflexión llegó cuando Fonseca intentó hacer un quite, y De Santiago le propuso hacerlo al alimón. Todo en favor del espectáculo, siempre buscando encender al público, incluso a costa de su lucimiento personal, así fue como los chicos pegaron dos chicuelinas dibujadas rematadas con revolera que hicieron rugir la plaza. Bello momento de rivalidad seria, serena, sin abrazos, besitos, ni brindis, pero tampoco con agresividad fuera de lugar. Gran momento taurino de dos novilleros en torero.

En el segundo tercio transcurrió un poco más frío que el del primero de su lote, pero el novillero puso la pimienta que faltaba con un recortazo antes de clavar por los adentros en la zona del burladero de matadores. En ebullición estaba la plaza, lista para verle correr la mano en la primera tanda de la faena, en la que dejó dos naturales de mano tan baja como es posible bajarla y un gran pase de pecho. Apenas en la segunda tanda, tras ligar los pases al natural, intentó girar en el martinete muy comprometido, y el novillo lo mandó a las alturas antes de estamparlo contra las tablas.


El potosino momentos antes del percance

No obstante que el fuerte porrazo lo noqueó, De Santiago salió hecho una fiera para beneplácito de la concurrencia, incluidos los gringuitos, que estaban extasiados. Vino a torear por la derecha frente al burladero de la porra para extraer los últimos trazos en redondo que se dejó pegar el de Las Huertas, y después a dar rienda suelta a la creatividad con pinturería, vergüenza torera, y buen gusto. Abrochó su labor con unas bernardinas de escalofrío, y una lucida serie de pases de aliño por la cara que hicieron rugir al coso de Insurgentes.

Se tiró a matar, dejando un pinchazo. Tras herir al toro con más eficacia, logró hacerlo doblar con un abaniqueo torerísimo, supremo, y seguramente hubiera tocado pelo. Para no variar, el puntillero, que tuvo una tarde pésima junto con su otro colega, levantó al novillo, y se le vino el mundo encima al joven potosino. El saldo, otros dos avisos y el desencanto de quienes nos quedamos con la miel en los labios. Una labor de triunfo grande quedó en una fría salida al tercio. No importa, a matar se aprende, pero “eso” que no se aprende en ninguna escuela ya se deja piropear en las tempranas actuaciones de Ricardo de Santiago.


Ojalá le den muchos toros a Ricardo de Santiago

Isaac Fonseca se las vio con Recuerdo –n. 23, 405 kg.-, mejor presentado que el primero, y que arrastraba una pata de salida. El juez ordenó su devolución públicamente, pero después reculó y ordenó que continuara la lidia. El sainete lo protagonizó Jorge Ramos en el palco. Felizmente, el novillo rompió a bueno, y embistió con largueza y codicia. El michoacano pasó fatigas en el terreno de los medios, en el que no pudo meter a Recuerdo en la canasta. Ya metido en tablas, y con el animalillo más suelto, fue que Fonseca consiguió extraer algunos derechazos y varios adornos toreros. Con el quinto, Palomito –n. 31, 402 kg.-, novillo débil y descastastado, alargó en exceso un trasteo en el que no hizo absolutamente nada. Pitos tras dos avisos. Con este novillo repitieron el quite al alimón, aunque les salió un poco más atropellado.


Isaac Fonseca, tan solo chispazos

Tato Loaiza tuvo una actuación como para plantearse muy seriamente el futuro. El tercero, Don Checho –n. 33, 390 kg.-, sardo, calcetero, y rabicano, fue un animal peligroso y con mucho sentido, al que lidió principalmente por el pitón menos peligroso, el izquierdo, con mucho mérito, pero sin mucha fortuna. La gente le apretó con severidad a pesar de las dificultades manifiestas del novillo, y su poco rodaje natural y comprensible. Se hizo un lío con la espada escuchó pitos tras dos avisos.


Loaiza, tarde muy dura

Con el último de la función, Molujo –n. 13, 410 kg.-, quiso remendarse ante la afición echándole mucha disposición. Tristemente, le echó cabeza de forma inversamente proporcional a su disposición, y naufragó entre desarmes y dudas. Armó un mitin con la espada y escuchó solo un aviso de Jorge Ramos, que seguramente estaba ocupado en algo más importante que computar el tiempo de la lidia.

Los chavos estuvieron tan mal con el estoque que con todo y su benevolencia este señor les echó ¡diez avisos!, y eso que en más de un turno les permitió matar en extrainnings. Sí, es cierto que el primer aviso lo tiró puntualmente, y a Fonseca con el quinto se lo mandó antes de que se tirase a matar. Pero después se le van las cabras al monte, y espera hasta cierto número de descabellos para sonarles el resto de los bocinazos. Considero que deberíamos perder el miedo a los tres avisos y aceptarlos como parte de la lidia. Por el contrario, darle más tiempo a los muchachos para que completen una carnicería frente a una multitud enardecida en su contra, y con transmisión en vivo a todo el mundo, no solo es un gran perjuicio contra su ánimo, sino también contra el espectáculo y contra la fiesta.

Este lunes terminarán las novilladas 2016 con tres ejemplares de El 7 y otros tantos de Xalmonto para el sevillano Rafael Serna, el hidrocálido José María Pastor, el venezolano Jesús Enrique Colombo, y Román Martínez. ¡Suerte para todos!

*Fotos: Prensa La Plaza México

 
     
   
     
   
     

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