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Ficha del festejo:
Los sabios adagios taurinos de los viejos
tienden a jugarnos malas pasadas. Corrida
de expectación, corrida de decepción decían aquellos entrañables maestros cuando
salíamos de los toros tomados de sus manos después de una tarde aciaga, de esas
precedidas por una semana de ansiedad infantil o de ímpetu adolescente, y a
veces también por largas horas de fila en las taquillas del coso. Más de un
aletargado diletante de los enormes tendidos del coso capitalino debió masticar
la consabida frase mientras se internaba en la oscuridad de la fría noche
capitalina tras observar el que, en el papel, fue el más rematado de los cinco
carteles novilleriles con tercio de varas que se anunciaron el pasado agosto. Vayamos por partes. En primera
instancia, el ganado de San Marcos
quedó por debajo de las expectativas. De aquella encastada corrida lidiada una
fatídica noche decembrina de jueves solo quedó el recuerdo, y surgió el mal
sabor de boca de ver desfilar a seis novillos, todos con edad, pero ninguno,
excepto por el cuarto, que alcanzara el listón ganadero de la temporada. El juego
tampoco mejoró mucho el panorama, puesto que la novillada fue descastada y con
pocas posibilidades de lucimiento que, con la honrosa excepción de Rafael Serna, tampoco pudieron explotar
los novilleros. Abrió plaza, pues, el sevillano Rafael Serna, ya conocido por una
afición que le esperaba y lo arropó toda la tarde. Mole –n. 175, 420 kg.-, novillo mirón y complicado con el que se
vio firme y con oficio, resolviendo con acierto los momentos difíciles que le
hizo pasar el animal por ambos lados. Serna destacó con el capote El cuarto, Lonche –n. 68, 437 kg.-, precioso cárdeno, fue el novillo más
potable del encierro, corto, quedado, soso, y que duró poco. El mejor momento
del burel fue en el recibo de salida, cuando Serna cuajó un destacado saludo por verónicas, rematado en los
mismos medios, que hasta ahora se coloca como el mejor momento de toreo con el
capote de la temporada. El animal manifestó su debilidad en el caballo, y la
revelación del 2015 solo pudo dejar un torero remate en su turno al quite. Con
la muleta debió administrar a un novillo muy justito de todo, pero que se dejó
meter mano, consiguiendo momento sueltos de buen toreo en una labor que no pudo
crecer, pero en la que quedaron patentes los buenos términos en los que
discurre la relación entre la joven promesa andaluza y la Plaza México. Mató de
una estocada entera, perpendicular y desprendida, con la que el toro no dobló a
pesar de encontrarse herido de muerte. Un buen descabello bastó para
pasaportarlo y desatar la petición mayoritaria que significó una oreja para su
espuerta.
Un derechazo del sevillano al cuarto A pesar de la benevolencia del premio, el
corte de la oreja lo coloca como un firme candidato para repetir, y desde el
año pasado nos frotamos las manos por verle de nuevo. Ojalá que en la próxima
ocasión haya más suerte.
El tlaxcalteca Gerardo Rivera se llevó un duro revés de cara a su muy anunciada
alternativa, misma que tomará en una fecha próxima. Anduvo frío y gris,
extraviado, sin idea ni firmeza, falto de temple y mando ante el desconcierto
general. Lo más destacado de su actuación fueron los remates capoteros,
mientras que con la muleta solo pudo cuajar una tanda al quinto de la tarde,
acelerada y destemplada, que dividió a la concurrencia. Se encuentra, pues,
frente a su alternativa, sustentado por sus triunfos y advertido por este
fracaso. Ánimo y pa’lante. Su lote se conformó por los novillos Taco –n. 710, 442 kg.-, y Sope –n. 48, 422 kg.-. Los mexicanos entre poco... El que de plano exhibió un verdor
esplendoroso fue Manuel Gaona, de
quien vimos muy poco. Quizás podría haber aprovechado algo de Tamal –n. 16, 441 kg.- si lo hubiese
llevado largo y templado, pero no le encontró la cuadratura a un círculo que
tampoco colaboró mucho que digamos. El sexto, Pozole –n. 715, 443 kg.-, ofreció una lidia esperpéntica, Gaona se puso
en sintonía, y firmó una actuación de cuatro minutos con sabor a debut y
despedida. Pitos.
...y nada El próximo domingo reaparecerá el siempre
interesante hierro de Medina Ibarra con un encierro que lidiarán Héctor de Ávila y las presentaciones
del español Pablo Mora y el tapatío Román Martínez.
Fotos: Luis Humberto García "Humbert" (excepto 1: Nadlleli Bastida).
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