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Ya está a la venta el cuarto tomo de la obra de Antonio Picamills Ruíz, MATADORES DE TOROS EN EL MUNDO. Como alguna vez dije, se trata de la obra cumbre de este vasco ejemplar que, amante de la fiesta taurina hasta el extremo de la locura, ha aglutinado en varios tomos a todos los matadores de todos existentes en el globo terráqueo; presentes y ausentes de cada parte del mundo, todos tienen su halo de protagonismo en este volumen admirable.  He aquí la portada de MATADORES DE TOROS EN EL MUNDO, la gran obra de Picamills Posiblemente, el taurinismo actual, e incluso los propios aficionados, no somos conscientes de la grandeza de Picamills al respecto de su obra, pero será el tiempo el que le dará la razón y la historia la que le juzgará con toda equidad ante su magna obra.
Como hemos podido saber, cuando JOSÉ MARÍA DE COSSÍO escribió la obra que lleva su nombre, la que ya es inmortal, en aquellos momentos le tildaron de loco. Pocos le entendieron y, pasados los años, mentar EL COSSIO, no es otra cosa que rendirle gratitud al que fuera el crítico taurino más grande de todos los tiempos, el que fuera capaz de inmortalizarse junto a su obra. Este cuarto tomo de la historia de los matadores de toros, como ocurriera con los que antes publicó Picamills y, sin duda, para los dos que le quedan por editar, al leer dicho libro uno siente remembranzas de lo pasado y, en mi caso, por Dios, que he conocido a tantos de los matadores citados, siento uno la nostalgia por aquellos que lo intentaron, por los que fueron y ya no están y, sin duda por todos los presentes que, ahítos de placer, seguro estoy que cuando lean sus respectivas biografías quedarán anonadados de la dicha que podrán sentir, todo ello gracias a la actitud, a la sabiduría, a la entrega y la pasión que Antonio Picamills ha puesto en una obra irrepetible. Al margen de las biografías de todos y cada uno de los toreros de alternativa, Picamills ha logrado ser arropado por plumas de altísimo nivel, justamente, las que nos aportan semblanzas de diestros modélicos que nos hacen felices a todos. Plumas que, para no olvidarme de nadie diré que son críticos consagrados, personas de una vasta cultura, amantes de la fiesta brava y que, sin duda alguna, han conocido y convivido con la época de la que nos hablan. Como se presupone, tener al alcance de todo buen aficionado el libro citado, es la señal de identidad de todo aquel que quiera presumir de saber un poquito más de la excelsa cultura taurina, la que nos muestra sin pudor alguno esta obra única en su género en la que, como decía, Picamills ha puesto su alma al servicio de la propia fiesta de los toros de la que es un enamorado total.
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