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Tercera novillada de la temporada de la Plaza
de toros Arroyo, y primera semifinal
del certamen Descubriendo un torero.
Con una entrada ligeramente menor a la registrada en los dos festejos
anteriores, se lidiaron, en concurso de ganaderías, tres novillos de D’Guadiana, y uno de El Vergel, que cerró plaza. Este
último, llamado Queretano –n. 174,
368 Kg.-, fue declarado ganador del concurso. Encabezaron el paseíllo los
siguientes novilleros: Jorge Salvatierra: al tercio. Héctor Gabriel: oreja. Ulises Sánchez: silencio tras tres avisos. Iván Hernández: oreja.  Las cuadrillas dieron un espectáculo de primera con el segundo novillo. Durante la lidia del segundo novillo, los
subalternos Juan Ramón Saldaña, César Morales, y Christian Sánchez protagonizaron dos tercios magníficos a la brega,
con la vara, y con los palitroques respectivamente. Solo el último saludó en el
tercio.
Es posible que el clima nublado afuera de la plaza
techada del Restaurante Arroyo asustara a algunos aficionados, puesto que
quedaron más huecos en los tendidos a pesar de la premisa de que solo
triunfadores partirían plaza. En fin, la entrada no dejó de ser buena, ni el
ambiente muy taurino. En estas condiciones fue que se dio suelta al primer
novillo: Caporal –n. 472, 388 Kg.- de
la ganadería D’Guadiana. Un novillo
suelto, andarín, y soso, que acabó por rajarse francamente. Ante él, Jorge Salvatierra se mostró solvente e
inteligente en la cara del toro, resolviendo las dificultades que le presentó Caporal, especialmente cuando el utrero
buscó las tablas. Cabe señalar que también se llevó un buen porrazo en uno de
esos intentos de sacar al toro de su querencia. Entre otras cosas, el menudo
aguascalentense dejó ver, aunque brevemente dadas las condiciones del astado,
sus buenas maneras y su concepto pinturero, además de su afán de hacer las
cosas bien. Mató de estocada tendida y contraria y saludó en el tercio.  Jorge Salvatierra, un novillero prometedor. Repitió en la temporada Héctor Gabriel, quien cortó el primer auricular de la temporada a Cabonero –n. 71, 418 Kg.- de la misma
procedencia que el primero de la tarde. El poblano corrió la mano con
personalidad por ambos pitones a un novillo fijo, noble, y repetidor, pero que
no terminaba y carecía de continuidad. Sin embargo Héctor mostró la personalidad
necesaria para lucir a pesar de las carencias del novillo, y el oficio suficiente
para sobreponerse a ellas. Su quehacer en el ruedo es adecuado a lo toreado que
está, por lo tanto es una de las cartas importantes de la novilleria nacional
actual. Además, cuenta con la simpatía de un sector de la afición, que lo sigue
en sus actuaciones. La suerte de matar no ha sido su fuerte a lo largo de dos
actuaciones, y en esta ocasión mató de
un pinchazo en lo alto y un bajonazo, que bastaron para que Gilberto Ruíz Torres cediera a una
petición pobre y entregara la primera oreja del serial.
 Héctor Gabriel, un torero que ha crecido enormidades. Otros que lucieron con luz propia mientras lidiaban
a este novillo fueron algunos de los integrantes de la cuadrilla que acompañó
en esta ocasión a los muchachos. Me refiero a Juan Ramón Saldaña, el más brillante y seguro capote de brega de su
generación, garantía no solo de eficacia, sino también de espectáculo; César Morales, bien conocido piquero,
siempre en torero, serio y espectacular, figura que encabeza hoy por hoy a sus
compañeros; y Christian Sánchez, el
de las innumerables salidas al tercio en la Plaza México, y que conforma una
formidable generación de banderilleros junto con otros como Diego Martínez, Gustavo
Campos, Ángel González, el ya retirado Armando Ramírez el Bam Bam, y varios otros. De
los tres solo saludó el último, por dos muy buenos pares de banderillas.
Ulises Sánchez, tlaxcalteca y triunfador de Tlaquepaque, se
presentó en Arroyo y armó la escandalera con los palitroques, los que coloca
con exposición e inventiva, dando muchas ventajas al toro, y luciendo bastante
en términos generales. Desafortunadamente, se mostró por completo extraviado
con las telas, y le sonaron los tres avisos. Chiquis –n. 482, 392 Kg.- volvió a los corrales. ¿Era momento de
exponerlo en este escenario? Quién sabe.  Ulises Sánchez galleando. Por su parte, Iván
Hernández, hidrocálido, hizo acto de presencia con un trasteo fundamentalmente al natural al novillo Queretano –n. 174, 368 Kg.- fino
cárdeno, bragado, bien armado, que se dejó correr la mano a placer por un chico
entregado, fino, templado, elegante, y de muy buen concepto. Su labor comenzó
con un quite por tafalleras muy bien logrado, rematado con una sobresaliente
larga cambiada. Con la muleta, y tras un revolcón en el que le abrieron la
banda de la parte trasera de la taleguilla, quedó de manifiesto que las
condiciones de Iván merecen oportunidades.
Un mayor rodaje puede proyectar esa buena mano izquierda a grandes alturas.
 Ivan Hernández, al natural. Finalmente, dejó una estocada muy caída, que provocó
una hemorragia interna al novillo de forma que éste tardo un par de minutos en
doblar. Gilberto Ruíz Torres trató
de guardarse la oreja, pero habiendo soltado otra en la misma tarde en una
situación muy parecida, debió entregar esta también. El novillo fue ovacionado
por su clase y calidad, y fue declarado triunfador del concurso.
 Un auténtico recital con la mano izquierda. El próximo sábado continuará el serial Descubriendo un torero con cuatro
novillos de procedencias por definir para Arturo
Soto, Paco Miramontes, José Sainz, y Mariano Sescosse.
*Fotografías: 2, 3, y 4, de Ángel Sainos. 1, 5, y 6, por el autor.
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