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EL Puerto de Santa María tiene una plaza de toros bellísima, remozada toda ella. Por fuera es monumental, tal y como está catalogada. Por dentro es amplia y condescendiente, o, ampliamente condescendiente. Foto archivo Curro Díaz nos enseñó las dos caras del toreo: la estética y la épica, el ¡ole! y el ¡uy!
En el primero de su lote nos deleitó con la hermosura de su toreo preciosista. El toro se mostró noble, al principiar le saludó con un ramillete de verónicas llevándolo cosido a los vuelos del capote -¿eso qué es?- , abrochó con una media muy sentida… Un cartel. A la muleta llegó el burel algo descompuesto y gazapón. Del trasteo surgió el mejor toreo de la tarde, sobre todo, al natural: tres profundos y uno relajado hicieron estallar la música. Le molestó Eolo que ayer estuvo simpático. Curro debió torear más sobre los papelillos. El inicio de faena, como siempre, fetén. Clamorosa vuelta al ruedo. El presidente se puso riguroso y le negó la oreja al torero linarense por pinchar y finiquitar de una estocada letal ligeramente desprendida… hasta aquí todo bien, si después, en el tercero de la tarde, no hubiera regalado dos orejas paisanas a David Galván. El usía se llevó una buena y merecida bronca. Ora el toreo épico… Serio era el cuarto. Serio y con malas entrañas. Apretó a la salida a Oliver. Apretó a Lebrija. Avisó a Curro desde el inicio. No sé amilanó el de Linares, aguantó miradas diestras asentado. Con firmeza mandó en la embestida por bajo. Algún natural bueno, largo, entre las tarascadas. Pinchó arriba después de jugarse la cornada a carta cabal. Media y estocada al pregonao toro. Petición de vuelta que no atendió… El saludo del Cid a su primero fue largo y vistoso. Se aplaudieron tandas ligadas a derechas algo despegadas. Sin entrega a izquierdas. Pinchazo y estocada caída como broche a una faena tesonera ante el segundo de la tarde. El quinto se mostró muy quedado de salida. Salió escupido del primer puyazo en el que vimos una buena vara. Se hizo el amo en banderillas. Se tornó toreable y dejó hacer a El Cid en la muleta. Se entregó el manso embistiendo por bajo y resultaron las mejores embestidas de la tarde. Fue bueno, largo y profundo por ambos pitones dejando disfrutar al torero de Salteras. Epílogo profundo por bajo. Estocada que hizo guardia -ligeramente- y descabello… Oreja. Galván fue jaleado en un quite por chicuelinas. Inicio por alto largo, se sucedieron los ayudados en demasía. Redondos hondos y templados al principio. Se apagó pronto. Hubo una buena tanda zurda, lo mejor. Brindó dos tandas buenas, una por cada pitón, en la faena. Arrimón y cambio por detrás -la moda- y unas manoletinas finales. Lo mejor la estocada cobrada con lentitud. Dos orejas ya comentadas. Poco pudo hacer con el zambombo sexto. Bullidor por el derecho a la vez que forzado. Deslucido aunque repetidor fue el pereda. Inconexo trasteo a izquierdas. Recurrió a golpes de efecto de cara al público. Efectivo con la espada, algo caída, para llevarse otra oreja. No hemos visto al mejor Galván y seguimos preguntándonos por qué aquellas dos orejas. El toreo es emoción, y la emoción la aportó Curro.
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