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Con lleno se han lidiado 5 toros de Daniel Ruiz y 1 (6º) de La Palmosilla, justos de presentación y manejables en conjunto, excepto el 6º con algo más de picante. Al 2º le dieron la vuelta al ruedo.
Enrique Ponce, oreja y oreja tras aviso
López Simón, dos orejas y oreja
Roca Rey, oreja y dos orejas. Hoy la terna a hombros. Foto: prensaPTAlicante Podríamos comenzar la crónica hablando de la majestuosidad de lo vivido hoy en la plaza de toros de Alicante, del apoteósico triunfo del toreo o del gran espectáculo ofrecido por los valientes espadas, cualquier de las estas tres frases sin ser falsas del todo bien sería faltar a la verdad auténtica, porque la verdad, pese a quien le pese no es otra que la preocupante falta de emoción de la que hoy en día gozan los toros y en consecuencia la fiesta, de nada vale cortar ocho orejas si el oponente no es más que un noble animal de comportamiento ovejuno. Y es que la corrida que hoy ha presentado en Alicante el ganadero del "encaste mayoritario" ha sido una más, de las tantas que día tras día recorren las ferias del mundo sin pena ni gloria, toros elegidos para un triunfo que se genera con la misma velocidad que cae en el olvido.
Hoy, hubo que esperar hasta el sexto toro, de La Palmosilla, para poder contemplar algo de esa emoción tan fundamental para una fiesta que se dice brava, pudo Roca Rey mostrar esa valentía que tan fuerte está pegando por los circuitos taurinos ante un oponente con ese picante propio de toros mansos y encastados. Comenzó Roca Rey citando en los medios, consiguiendo ligar varios cambiados muy jaleados por el público y dos tandas con la diestra, ocupando esos espacios que hacen centrarse al público en lo que acontece en el ruedo y olvidarse de móviles, pipas, cámaras y demás distracciones. Se fue complicando ligar más de dos pases a un toro que poco a poco le iba cogiendo los terrenos a Roca, pero tras el arrimón final, unas ajustadísimas manoletinas y en estocanazo de ley, cortó las dos emotivas orejas.
Con su primero, el tercero en orden, otro estoconazo y cuatro "arrucinas" le sirvieron para cortar una oreja que a esas horas ya se habian puesto muy baratas.
También cortó dos apéndices, López Simón a un toro con tranco y algo más de transmisión que sus hermanos y que fue sorprendéntemente premiado con la vuelta al ruedo, en una faena de más a menos, en la que abusó en exceso de ventajas toreando al natural, pero que acabó con una gran estocada en los medios en la suerte de recibir.
Con su segundo, una faena en la que hubo más cantidad que calidad y que culminó con una estocada tras pinchazo también fue capaz de cortar otra oreja. Fue en este toro cuando se desmonteraron sus subalternos gracias a un intento de lidia que hasta ese momento había sido un auténtico muestrario de los horrores por parte de las tres cuadrillas que acabaron convirtiendo cada tercio en un puro trámite falto de la más absoluta seriedad.
Completó el cartel Enrique Ponce, que a pesar de cortar una oreja a cada uno de sus toros, en el día de ayer, siempre será recordado por dejar en libertad a la paloma que le regalaron desde los tendidos.
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