Con dos tercios de
entrada, se han lidiado toros de Valdellán desiguales de presencia y
juego.
López Chaves
silencio y silencio. Manuel Escribano,
silencio y oreja. Alberto Aguilar
oreja y silencio tras aviso.Paseillo esta tarde en Sahagún Interesante función
esta tarde en la localidad leonesa de Sahagún. Si dejamos volar
nuestra imaginación, tanto por el cartel como por lo acontecido en
el ruedo, bien podíamos haber asistido a una corrida de toros en
cualquier localidad del suroeste francés, en las Landas. No en vano
todos los años acude un autocar de aficionados de aquellas tierras,
para ver la corrida de Valdellán, un clásico en el calendario,
tras pasar el “puerto especial” de San Isidro. El fuerte viento
condicionó sobremanera el desarrollo de la lidia.
Muchas lecturas han
ofrecido los santacolomas leoneses. Corrida dura de patas, que plantó
batalla en el caballo, cobrando catorce puyazos. Tres cinqueños,
lógicamente se abrieron en lotes diferentes. A la muleta llegaron
reservones, algunos de ellos, con la cara entre las manos, casi todos
fueron manejables en mayor o menor medida.
Muy bravo en varas,
resultó manejable por el derecho el que abría plaza. Noble pero sin
recorrido el soso segundo. Reservón el tercero. Se dejó el cuarto.
Bravo y noble el quinto. A la defensiva el sexto. Eficacia de las
cuadrillas tanto picadores, que hoy se tuvieron que emplear duro,
como de los lidiadores. Los tres espadas lucieron la corrida en el
caballo. Importante actuación
de Alberto Aguilar, solvente López Chaves. Tres veces acudió
al caballo el primero, las dos primeras empujando de bravo con fijeza
y la cara abajo en el peto. Chaves instrumentó una faena de torero
maduro y solvente, en un trasteo sobre la diestra, el pitón de mejor
condición. Estocada entera y caída tras pinchar en el primer
envite.
Corto de cuello el
segundo, que acudió presto tres veces al peto, sin embargo sin la
entrega del primero, se escupió en el tercero. Pareó con facilidad
y reunión Escribano por ambos pitones. Soso y falto de recorrido
llegó al último tercio el toro. El sevillano tan embarullado como
espeso de ideas no logró conectar. Metió la mano con habilidad
dejando una estocada entera y caída. Una lámina el
tercero, negro entrepelado, coletero, calcetero, bragado y
estrellado. Reservón desde salida, siempre con la cara entre las
manos y escarbando, parecía sacar petroleo. Severo castigo en varas,
tapándole la salida. Muy por encima de su deslucida condición,
vimos a un Alberto Aguilar con las ideas muy claras, no se aburrió y
a base de aguante y paciencia logró sacar lo poco que tenía el
toro.
Cuajo tuvo el cuarto
al que recibió Chaves con una larga cambiada de rodillas. Tardó en
confiarse el ledesmino con un toro que resultó manejable por el
derecho. Faena voluntariosa pero falta de relieve. Desafortunado con
los aceros. No se acopló
Escribano con el quinto, el de mejor nota del encierro. Bravo y noble
animal en la muleta que humilló y se desplazó en la muleta. Sin
embargo Escribano se lo dejó ir sin cuajarlo en un trasteo vulgar.
Contundente espadazo, resultó de efecto fulminante. Muy bien colocado
Alberto Aguilar con el sexto, siempre con la muleta por delante al
hocico del animal. Un toro reservón al que había que llegarle
mucho. El madrileño firmó los mejores pasajes de la tarde sacando
varias tandas en las que hubo temple y ligazón. Mató de una
estocada perpendicular y caída en el segundo envite.
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