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Hoy realmente debo de reconocer que José María Manzanares me ha gustado mucho. Debo de reconocer que antes de la tarde de hoy, no era para nada santo de mi devoción y critiqué mucho su presencia únicamente en la Corrida de la Beneficencia, el cartel donde supuestamente torean los triunfadores de San Isidro y de la temporada pasada, aunque esta idea ya ha quedado bastante anticuada.
En su primero no hizo prácticamente nada, estuvo todo el tiempo muy fuera de sitio, sin ningún mando y teniendo una mano izquierda horrorosa, cosa bastante habitual en él. Pero resulta que en su segundo y después de que al madrileño Alberto López Simón le regalaran los dos apéndices, por la incompetencia del palco presidencial, su actitud cambió por completo. Toreó muy bien de capa a la verónica, junto con un lucido quite por chicuelinas. También debo de agradecer, que puso muy bien el toro en suerte, en los dos puyazos. El esplendor de la faena, llegó con la muleta, donde le propinó unas templadísimas series al natural, rematándolo en la cadera y metiéndose muy atrás. Lástima que estuviera sin terminar de adelantar del todo la pierna para cargar por completo la suerte. Luego lo mató de manera eficaz cosa muy habitual en él, tampoco le dejó un estoconazo. Se le premió con las dos orejas, se puede discutir si la segunda es excesiva o no, pero viendo lo generoso que estuvieron con Alberto López Simón, esta fue muchísimo mejor faena. La leve petición de rabo, ya sí que no venía a cuento.
Con un toro como 'Dalia' se recreó Manzanares Le tocó en suerte, un animal que tenía bondad y nobleza en sus embestidas. Pero al que le faltaba muchísima casta y raza. El toro aparte daba claros síntomas de mansedumbre. Un colaborador excelente para el tipo de toreo que desarrolla Manzanares. Debo de decir que hoy Manzanares, ha entrado en mi corazón como torero. Pero esto también lleva aparejado una serie de cargas. Ahora le voy a exigir siempre que venga la misma actitud que ha tenido hoy, no solamente cuando se vea con el agua al cuello porque sus compañeros hayan cortado las dos orejas. También le voy a pedir que cuando le salgan toros más encastados y bravos, también toreé y nos haga disfrutar como ha hecho con el noblon de Victoriano del Río. Y ya para finalizar, que abra un poco el abanico de ganaderías que mata y los encastes a los que se enfrenta, estamos ya un poco cansados del sota, caballo y rey.
Con este buen sabor de boca, sobre lo que me ha gustado hoy Manzanares, quiero terminar. Otros compañeros míos, de muchísima mejor manera, ya podrán hablaros mas de las paupérrimas dos orejas del madrileño Alberto López Simón, de la nula actitud de Sebastián Castella y de los toros si se les pueden considerar bravos de Victoriano Río.
Foto: Nadlleli Bastida
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