|
Una corrida mal presentada, que manseó en exceso y aburrió de lo lindo, hemos soportado hoy. Poco se le puede pedir a un encierro que ni tan siquiera cumple con el requisito de estar presentada a la altura de este coso… Si falla en lo exterior, para qué preguntarnos por lo que lleva dentro. Protestado fue el primero por falta de trapío, estrecho de sienes y anovillado. Muy abanto de salida, escupido del capote. Tuvo un birrioso comportamiento en varas, apoyado de costado sobre el caballo posó en la segunda entrada. Muy fácil en banderillas. Un esperpento de toro perdiendo las manos a cada momento. Además de flojo, lelo; con un comportamiento borregil que desesperaba. Noble como un cordero. Lidiado -es un decir- por Julián López “El Juli”. Tinajero que fue el segundo también fue protestado, en este caso por falta de cara. Parecía importado de la plaza México, más ofensivo su hocico que su cuerna. En el capote de Perera anduvo flojo. En varas cabeceó doliéndose al castigo y en banderillas, además de buscar tablas, se dejó. Amuermado embistió en la muleta, a derechas e izquierdas. Fue noble y se pasó buena parte de la lidia buscando tableros. Estuvo rajado desde el inicio, al final lo ratificó aquerenciado a tablas. Corrió a Perera en su querencia y le hizo tomar el olivo. Dos mansos de dos llevábamos a estas horas. El tercero de la tarde era cinqueño, feo de hechuras y abierto de cuerna. Saltó como sus hermanos bordeando -sin llegar a barbear- tablas y buscando la escapada. Noble en las primeras embestidas en el capote de López Simón. Empujó a la silla echando la cara arriba en la primera entrada y le mimaron en la segunda. Se dejó en banderillas, también marcando la querencia a tablas. Fue repetidor por ambos pitones en varias tandas. Se produjo el milagro de la casta e hizo desplazarse a un toro que había manseando en los dos primeros tercios. Fue el clásico medio-toro en presentación y comportamiento. El cuarto, Barbudo, en una embestida de mérito El cuarto, segundo de Julián López, respondía a Barbudo. Serio, veleto del izquierdo y zurdo, enmorillado. De mucha romana. Poco celo mostró de salida. Hizo buena pelea en la primera entrada, y sólo se dejó en la segunda, sin llegar a cumplir el axioma de don Joaquín Vidal: A la primera van todos, para saber si un toro es bravo habrá que verlo, al menos, en la segunda vara. Se movió en banderillas. Intermitente fueron sus embestidas en la muleta, las hubo buenas y peores. Se entregó por el zurdo alcanzando embestidas meritorias, algunas deslucidas por perder las manos. Fue mejor siempre con la inercia. Dio un juego irregular pero con transmisión.
El quinto ha sio mu feo… Feo y cuesta arriba, estrecho de sienes y veleto; poca seriedad en conjunto. Repitió en el capote con sosería. Sólo recargó en la primera entrada al caballo y el segundo se simuló, la tónica. Tuvo escasa entrega, aunque repetía por el lado derecho, fue muy deslucido por el otro pitón. Un manso descastado de poco juego y entrega que terminó pareciéndose a un toro de capea de pueblo en sus últimas acometidas. Vinagrito saltó en sexto lugar. Estrecho y engatillado de sienes. Feo. A mi lado decían que le parecía a las vacas de Los Bartolicos. Fue devuelto y en su lugar se lidió a Matamoscas de Domingo Hernández. Un novillo regordío. Armado en delantero y astifino, por lo que se tapaba algo. Cumplió de compromiso en el saludo y en varas con buena falta de fuerzas. Sí se movió en banderillas. Sacó casta y por ello movilidad por el pitón derecho, firmando los mejores compases de su lidia, y terminó echando la cara arriba por el izquierdo, sin celo y persiguiendo la muleta de López Simón sin intención de cogerla. ¿Cómo serían los Jandillas devueltos? Era la pregunta de la tarde. Foto: Las-ventas |
|