Casi tres horas de corrida para sólo ver dos toros: uno que se dejó, el segundo de la tarde, y otro con bravura en la muleta que hacía sexto, es demasiado… Si un trasteo ante un toro bravo debe ser breve ¿Cómo debe ser ante un manso?... Relicario abrió plaza. De buenas hechuras, bonito y ligeramente tocado de pitones. Salió suelto, abanto, como es típico en este encaste; aunque es más acertado atribuírselo a los mansos que a determinados hierros o encastes. Hecho cenizas salió del caballo. Entre banderillas, ceremonia de confirmación y brindis, se estaba viniendo arriba, cuando, por desgracia, se partió las dos manos y acabó con las esperanzas de Román que fue su matador y además confirmaba alternativa. El tercero también terminó lesionado y el cuarto bis fue devuelto por la misma causa… Pensamos. ¿A qué son debidas estas lesiones tan reiterativas? Al no estar uno facultado en veterinaria se le ocurre: ¿Podría ser debido a que al realizar movimientos descoordinados por la falta de fuerza u otra causa los apoyos no sean los correctos? Ahí lo dejo. Bonito también fue el segundo de la tarde, estrecho de sienes y engatillado. Repitió en el capote de Enrique Ponce. Atacando por los pecho derribó al picador, por esto no suelen dárselos. Se dejó en el segundo encuentro. Con trancos largos cubrió el tercio de banderillas. Fue noble y repetidor en la muleta, boyante a derechas y algo más apagado por el zurdo. Un toro manso encastado, nobilísimo, buen toro para el torero, facilón, que no necesitó mando alguno. Cubanoso se corrió en tercer lugar a cargo de Daniel Luque. Justo de trapío. Manseando y echando las manos por delante culminó el saludo. Cumplió en varas. Le faltó entrega en el quite y en banderillas. Llegó tarado al último tercio renqueante de manos, con poca entrega, descompuesto, andarín o gazapón, como guste. Terminó lesionado. A Ponce le han echado dos toros para atrás hasta que salió Pituso de Valdefresno. Un veleto feo y rabicorto que peleó en varas sin estilo, pero codicioso. Empujó arriba y tiró cornadas al peto en la primera entrada. Luego se dejó. También se dejaría ante los banderilleros sin tirar derrotes pero llevando la cara alta. Los viajes en la muleta fueron cortos y sin entrega por el derecho. Con embestidas abueyadas y tristonas completó el trasteo este manso descastado. Serio era el quinto, bien armado. Noble desde la salida. Sin poder ni casta tomó el primer puyazo y repitió argumentos en el segundo. Fue alegre en banderillas y un soseras en el último tercio, de mortecina entrega por ambos pitones y nobleza desmesurada. Sin gota de bravura. Con un gran fondo de manso. Al que se merendó Daniel Luque. Codicioso ha sido el sexto El mejor toro de la tarde, a ojos de aficionado, se lo ha llevado Román. Fue el sexto, de nombre Cubilón, de mucha romana -toda la corrida ha estado justificada por esto- pero armónico. Bien puesto de pitones y buena lámina. Saltó abanto. Aunque cumplió, su pelea en varas no pasará a la historia. El toro fue a más en banderillas. Un toro que empezó manseando y terminó embistiendo con raza sobre un fondo de bravura: la casta. Arrancándose con prontitud y codicia y empujando con los riñones. Además tuvo un buen fondo de arrancadas y bondad.
La pregunta que todos los aficionados se hacen es cuándo se seleccionará en busca de la bravura y no en busca del manso encastado. ¡Nunca! Creo que sería la respuesta por parte de los responsables. Foto: Las-ventas.com |