La corrida de El Ventorrillo ha estado bien presentada en cuanto a caras, en general han lucido buenas defensas, pero la falta de casta, una tarde más, ha sido manifiesta. Tan sólo el quinto dio juego. El quinto respondía a Chocolatero, era negro listón y el de hechuras más feas de todo el encierro: lomirecto, alto y cuesta arriba; degollao, lavado de cara por cornalón. Mostró poca entrega de salida y en varas empujó de costado. Fue en banderillas donde empezó a moverse más. En la muleta se arrancó de largo y repitió con nobleza por ambos pitones, tuvo fondo y nobleza y fue bueno para el torero en un comportamiento boyancón que emocionaba poco. Morenito de Aranda había lidiado antes a Estudioso, un chorreao en morcillo, guapo de hechuras y, quizás, con algunas arrobas de más. Tuvo un saludo agobiante en el capote y ahí se dejó toda la bravura. Manseó descaradamente en el caballo y se dolió queriéndose quitar los garapullos de encima en el segundo tercio. Fue muy deslucido, sin entrega por la falta de casta. Chocolatero en la muleta de Morenito Gonzalo Caballero sólo lidió un toro por cogida en su primero. Aéreo, negro listón y astracanado; de bonita lámina pero sin remate. Embistió acalambrado de patas en el saludo, a la vez que iba perdiendo viaje de manera apresurada. Gustaron sus arrancadas en banderillas, en la suerte anterior se había repuchado. A la muleta llegó con viveza de largo como virtud, para quedarse corto en la suerte como defecto; le costaba mucho rematar el muletazo. En un descuido hirió a Caballero.
El Capea despachó a tres, su primero, como una premonición, respondía a Bronquista, era castaño de pelo y de unas hechuras preciosas, algo justo de trapío. En el capote se mostró flojo y echó la cara arriba. Le arrearon dos fuertes puyazos pese a que de salida había mostrado flojedad. Aunque nunca se le vio dominado, intuimos que fue deslucido, la lidia que se le administró no nos dejó hacer una valoración objetiva de su comportamiento. El cuarto fue un toro bonito, pero justo de trapío; ligeramente cuesta arriba. En el saludo arreó en la capa para seguidamente irse huido. En varas protestó queriéndose quitar el palo tirando cornadas a diestras y siniestras. En la muleta fue muy noble pero sacó la cara por arriba al final de cada muletazo. Repetidor y soso a partes iguales. Aburrieron… Cañamón cerró la tarde. Un cinqueño serio y astifino que fue desarrollando durante la lidia. En el capote ya avisó a su matador por el pitón derecho. En varas dijo que nanay y en banderillas se puso reservón. A la muleta llegó pidiendo antigüedad. Una prenda que no se entregó por el pitón izquierdo y cogió moscas por el derecho. Y fin... Foto: Las-Ventas.com
|