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Ante menos de media entrada se llevó a cabo la última corrida del serial taurino 2016 en la monumental de Hidrotermápolis. Se lidiaron seis de La Estancia desiguales en presencia y desclasados.
Arturo Saldívar: oreja y salida al tercio.
López Simón: división de opiniones y silencio.
Sergio Flores: salida al tercio y silencio.
(f1El epílogo del serial taurino 2016 ha sido desaborío, como pronuncia en calé y con tanta gracia don Librado Jiménez. Como si se tratara de un mero trámite, ausente de alma, sin afición ni bravura. No tenían porque ser las cosas serias al final si durante la temporada no lo fueron, no había porqué esperar tanto pero los aficionados, los que entienden esto como un ejercicio espiritual, saben que ir a la plaza es un acto de fe; un movimiento provocado por esta misma. Las bellas artes tienen la facultad de remover memoria, inteligencia y voluntad, por eso ir a su encuentro siempre es vestirse de esperanza.
De esperanza infinita aunque cada vez nos cueste más trabajo recuperar la dignidad de nuestra Monumental hidrotermopolitana, donde deshacen e involucionan, donde nacionales y extranjeros flagelan la ilusión y la historia.
Hoy Arturo Saldívar estuvo decoroso, no más. El abreplaza se le fue a más, cuando trató de imponerse ya era tarde y el torero no tuvo de otra que arrimarse a un toro que durante el último tercio pegó arreones todo el tiempo; consiguió algunos pases a la fuerza, mató con entera caída. Como en esta plaza lo que impera es la generosidad y los trofeos están más devaluados que nunca, el juez de plaza concedió la oreja.
El segundo al que se enfrentó fue un manso así que aunque Salvídar quiso no había materia prima, pudo algunos derechazos pero ya sin la fineza que cuando comenzó como matador de toros, el de La Estancia se rajó de plano y tuvo que ir a por el, perseguirle para dar fin con bernardinas. Descabello y saludo en el tercio.
La última gotita de esperanza se llama López Simón, junto con Ureña fue noticia en su momento, sin embargo el español no quiso nada. ¿Qué necesidad de despeinarse en una plaza donde tiro por viaje están de juerga? ¿intentar algo con los desclasados que sorteó? Para qué si de todos modos se cobra. Qué pena, al parecer la retórica de su discurso solamente aplica para España, porque aquí de temple, pulcritud y arrojo no se le vio nada.
Por lo que toca a Sergio Flores, puso la entrega pero no le sirvió de mucho en su primero, otro que embestía con la cabeza arriba y al que no logró descifrarle la distancia. El tlaxcalteca mejoró ante el último toro de la feria, pero este no tenía clase menos embestidas. En silencio se fue.
Ya nos decepcionamos, gritamos la impotencia, hicimos rabieta y media, pero no basta; ninguno de los que estamos enamorados del toro fuimos llamados a la resignación, la lucha es diaria.
Por lo que toca a quien escribe, cuando me pregunten del serial taurino 2016, yo, como La Golondrina cantada al final de esta corrida: recordaré mi patria y lloraré.
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