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A menos no sólo la tarde, sino también el prestigio adquirido por este hierro en Las Ventas el pasado año que nos dejó tan buen sabor de boca, la corrida de Montealto ha mostrado muy buena presentación, pero ha adolecido de falta de casta. Sólo dos toros han dado posibilidades de triunfo, los lidiados en primer y segundo lugar: Venturoso II y Capirote.  Juan Bautista a derechas con 'Venturoso II'. Foto: lasventas A las manos de Juan Bautista ha ido a parar el mejor toro de la tarde, de nombre ya comentado Venturoso II. Armónico de hechuras y serio; aunque bien armado ligeramente capacho. Hizo este montealto una buena pelea en varas, pasó de empujar con un pitón a meter riñones. En la muleta destacó su fijeza, prontitud y fondo; cierto es que le faltó un punto de emoción en sus acometidas por su alto grado de nobleza. Fue aplaudido al arrastre. El cuarto de la tarde de nombre Caracol, grandote, tomó dos puyazos en regla pero se rajó nada más empezar el trasteo de muleta dejando al torero francés sin posibilidades de triunfo.
El segundo de la tarde, primero del lote de Morenito de Aranda, aunque no los aparentaba dio en la romana 595 kilos. Saltó suelto, y aunque repitió en el capote se rajó tras el segundo puyazo. Tuvo un comportamiento desentendido en la muleta, cuando no andarín, gazapón. De fea manera se pasó por los pitones a su matador y a punto estuvo de herirle. Terminó rajado por su falta de casta. Nada le brindó el quinto de la tarde que enamoró a la parroquia nada más salir por toriles. Fue aplaudida su seriedad, pero dejó mucho que desear su comportamiento. Derribo de latiguillo con más suerte que poder y a punto estuvo de coger al picador sobre la arena. Sin fuelle llegó al último tercio, muy agarrado al albero; tirando gañafones al final de los muletazos. José Manuel Mas ha tenido la negra esta tarde, pronto se le apagó su primero al que le faltó casta y fortaleza en la muleta, un negro entrepelao de buenas hechuras, bajo y armónico y que se desfondó demasiado deprisa. Menos suerte tuvo aún con el que cerraba plaza, de nombre Farruco, astifino y degollado; el más fino de cabos del encierro, que se fue vivo a los corrales, no por poder sino por falta de acierto de Mas con los aceros. Fue el más complicado de banderillear y muy deslucido desde el inicio. La corrida ha tenido más fachada que bravura, le ha faltado casta, pero ha lucido personalidad, o lo que es lo mismo, ningún toro ha mostrado un comportamiento bobalicón. Creo que es justo valorar esta tarde la labor de los toros mansos. Si existen los cabestros de alta escuela, esos son los de Florito. Hoy han protagonizado todo un espectáculo a la hora de encerrar al sexto en los corrales. Si magistral ha sido verles llevar contra querencia a Castaño -ese era su nombre- para facilitar la labor del puntillero, no ha sido menor la disciplina presentada por estos animales a la hora de llevarse el toro hacia chiqueros al pasó que el animal moribundo marcaba.
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