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Día de rejones en la segunda de San Isidro, día de hablar del toreo a caballo, de aquellos caballistas que nos llenaron el ojo y el espíritu, que hicieron que por siempre me evitara ese tic de aficionado de hoy que desprecia el arte del rejoneo, pero que al mismo tiempo hicieron que me apartara de este quehacer de carreras, caballazos, clavar a la grupa y demás cabriolas más propias de otros mundos. Así que espero que me entiendan y me permitan dedicar un pensamiento a un torero de a pie que está pasando por un momento muy complicado: Rodolfo Rodríguez, “El Pana”.
 El Pana El día que le conocí le hablaron de mi interpretación de su trincherazo a Rey Mago y escuetamente me preguntó: ¿se puede ver? Sí, lo pudo ver y tiempo más tarde tuve el placer de regalárselo. Tengo que confesar que me costó un tanto entrar en su filosofía y forma de ver la vida o para ser más exacto, en la apariencia que en algunos momentos quería dar de si mismo. Fue en un viaje a Alicante, durante un puñado de horas de trayecto en coche, cuando se apartó El Pana y apareció Rodolfo, quién me habló de su vida, de sus avatares y de lo que vivió, pero que no deseaba que nadie lo hiciera, su renuncia a vicios que nada le aportaban, el disfrutar de la vida a cuerpo limpio, sin nada más que el aire para respirar. El último eslabón que nos queda con el toreo clásico, cómo él mismo afirma. El hombre curioso por saber y ansioso por vivir. Menudo El Pana, menudo Rodolfo. El torero que peinando ya canas sigue amarrado a un sueño, que algunos de los que mandan le han negado una y otra vez: confirmar la alternativa en la Plaza de Madrid.
No le hemos podido ver por estos lares, solo los que se aventuraron a ir una tarde a Carabanchel, los que le vieron llegar a la antigua Chata en coche de caballos agarrado al puro, que ahora dudo si era simplemente el placer por el buen tabaco o si era esa lámpara que alumbraba durante el día para ver si encontraba algún hombre bueno. Un Diógenes de nuestro siglo, que desde allá lejos, como el Cínico, buscaba quién le permitiera cumplir un sueño. Mientras otros pudimos escuchar unas veces a Rodolfo Rodríguez y otras a El Pana.
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