Ficha del Festejo

Ya lo digo en el titular, vaya tardecita para el comienzo del serial 2016; el cielo encapotado, plomizo y amenazando lluvia que finalmente cayó sobre las dependencias de la plaza, pero no solo fue eso lo que aguó la fiesta, también nos la aguaron los seis toritos del convento de los hermanos Fraile, que salieron sosos, blandos y mansos, medio, medio, sirvió el cuarto, no es que fuera nada del otro mundo, pero si fue posible sacarle algo, como lo hizo Miguel Abellán, siendo el único ejemplar que escuchó palmas en el arrastre, para cuatro de ellos, un silencio sepulcral y el tercero al igual que el sexto, pitos y con muchísima razón, incluso incómodos, tanto para los espadas como para los banderilleros. No entiendo el por qué la empresa anuncia ganado de esa estirpe, si ya hace años que aquellos atanasios no son ni sombra de los que fueron antaño, en que todas la figuras las querían, hoy su falta de casta no hicieron más que los alternantes se estrellen ante tantos mulos.

Abellán con la diestra en su segundo

De los tres matadores, el único que medio pudo destacar fue el madrileño Miguel Abellán, que dada su experiencia, su largo rodaje, sus conocimientos y técnica, nos regaló en el cuarto unos pases diestros que hicieron crujir la plaza con esos olés tan emotivos y sentidos, que si llega a acertar con los aceros, seguramente los aficionados hubiesen pedido al menos un trofeo. Con su primero estuvo muy correcto con el animalito al que le fallaban las fuerzas, destacó ese saludo capotero con una larga cambiada limpia de polvo y paja, con la franela gustó su última tanda con la diestra, ya que por el pitón contrario naranjas de la china, el epílogo fue por manoletinas; lo despenó de una estocada entera un pelín desprendida siendo más que suficiente, tras el arrastre del bichito primero, escuchó palmas.

Luque con la izquierda

El torero de Gerena (Sevilla) Daniel Luque, tampoco tuvo suerte con su lote; su primero, segundo del festejo ya de entrada fue protestado por el público y luego sacó su mansedumbre a relucir, siempre embistió a regañadientes y haciendo ciertos extraños en el último tercio, pero bien apuntaba en alguna ocasión nuestro compañero Pla Ventura, al aficionado madrileño es un santo y simplemente se conformó con la disposición del andaluz y sus ganas de agradar al público peleándose con el bichito que siempre buscaba la salida. Lo mejor era quitárselo de encima y lo hizo de una estocada entera que cayó trasera que hizo daño al cuatreño. Silencio para el sevillano.  Su segundo, quinto del festejo fue muy protestado y los de la solana pidieron a gritos; toro, toro. Pero mira por donde metió la cara y romaneó en varas. No sé qué le vio Luque, que brindó al respetable su labor muleteril y citando en ese mismo terreno y sin probaturas inició faena con la diestra mano, mejorando en los naturales, pero el morlaco se rajó buscando las tablas, allí le enjaretó un circular por la espalda de 360º, terminado con sus luquecinas. Se perfiló con la espada, matándolo de buena forma, eso le valió una ovación y las palmas de los aficionados.

Fortes con la lluvia

Para el malagueño Fortes, tampoco le sirvieron sus oponentes, el primero apenas tenía fuerzas para sostenerse, al punto que apenas fue picado en sus dos encuentros con el jaco; brindó al público en agradecimiento a la fortísima ovación recibida al romperse el paseíllo, iniciando quehacer delante del tendido 7 con ayudados por alto, pero el torero tuvo que ir siempre en busca del bichito ya que el bóvido siempre buscó las tablas desentendiéndose de la lidia, teniendo que abreviar y pedir la espada, de entrada un pinchazo sin soltar, luego tres cuartos de espada que cayó tendida, todo tuvo que hacerlo el torero, terminó con dos golpes de cruceta. Silencio en las gradas.  El que cerró plaza también fue protestado y eso que pesaba 530 kilos, pero sin trapío, siendo un manso de libro, que se dolió tanto en varas como con los avivadores. A la puerta de chiqueros tuvo que irse el torero a buscar a su “enemigo”, tras intentarlo todo con el manso que huía, recorriéndose todo el ruedo, como nada era posible a por el estoque para enviarlo al matadero, haciéndolo de dos pinchazos hasta que logró meter la mano, dejando una estocada entera en buen sitio, doblando sin remedio el “bichejo”. Otro silencio para Fortes.

Y así terminó tan deslucido festejo inaugural del San Isidro 2016.

Ustedes se preguntaran y de las cuadrillas ¿qué?, pues de las cuadrillas, res de res.   

Fotos: Muriel Feiner