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Esta feria de San Isidro cumple el 25º aniversario de la luminosa aparición de César Rincón en Las Ventas, frente al toro Santanerito de Ibán y, al día siguiente con Mengoado de Murteira Grave. Cinco lustros después la fiesta de los toros ve su continuidad en grave riesgo debido a presiones sociales y políticas.
El Titanic se hunde, los supervivientes asisten horrorizados a su desaparición Los aficionados seguimos hablando de nuestras esperanzas, anhelos e ilusiones, del esperado relevo de las gastadas figuras de cartel, de las nuevas condiciones de la bravura de los toros, donde va desapareciendo la prueba del caballo, sustituida por el supuesto interés de una noble embestida desprovista de emoción, de la esperanza francesa donde les interesa la suerte de varas y las corridas aptas para ella, del progresivo envejecimiento de los asistentes a las plazas sin que se acabe de vislumbrar un relevo generacional, de los toreros, en fin, de culto, capaces de emocionarnos con un detalle, de la pérdida de peso de la opinión de la afición en los ruedos.
Problemas todos ellos reales que pueden resultar suprimidos de un plumazo por una sectaria decisión política o ninguneados por un atroz concepto pretendidamente animalista.
Pedro Iturralde picando a Agitador de Fuente Ymbro Mientras los aficionados discutimos del día a día de la fiesta, sus responsables esconden la cabeza bajo el ala. Los empresarios no están para poner dinero, los toreros bastante tienen cada uno con buscarse su hueco contra todos, los ganaderos ponen su granito de arena claramente insuficiente y los periodistas, escritores, clubs y asociaciones de aficionados claman, clamamos, en el desierto.
El mundo de los toros no ha sabido buscarse complicidades en la izquierda política a pesar de que hay muchos aficionados, bastantes políticos y no pocos cargos institucionales que se reclaman de ella. El apoyo de la derecha es circunstancial y en muchos casos usado como arma arrojadiza en la pelea política, lo que no contribuye, precisamente, a la defensa de la fiesta de los toros sino a utilizarla como arma de pelea.
Público en Las Ventas Así mientras el barco de la tauromaquia se va hundiendo lentamente perdiendo sus raíces sociales, sin encontrar apoyos políticos, sin establecer mecanismos de defensa y divulgación efectivos, sin poner dinero para su reflotamiento, los aficionados seguimos como la orquesta del Titanic, tocando nuestros instrumentos y discutiendo sobre las pequeñas cosas, confiando en que antes del final alguien conseguirá reflotar el barco y podamos seguir asistiendo a nuestro espectáculo favorito, escuela de ética, fuente de belleza, espejo de sabiduría, comunión con la naturaleza y causa de tantos sinsabores.
Rodolfo Rodríguez "El Pana" en Guadalajara (España) en 2014 La fiesta de los toros sigue cobrándose su tributo en vidas y daños. La última la de Rodolfo Rodríguez El Pana que esperamos pueda recuperar la movilidad de sus miembros inferiores y no se quede parapléjico a consecuencia de la cogida de un toro.
La feria San Isidro 2016 … va a empezar.
Fotos: Andrew Moore
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