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Yo no me creo que no nos guste hablar de la muerte, si creo que no se la deseemos a ningún semejante y que nos duela profundamente la ausencia física de quienes queremos, de los que nos hicieron amar la vida incluso sin conocerles. Pero, muchos tenemos asumida la muerte como parte de un ciclo, la asumimos y así podemos dialogar con ella y sobre ella. La hacemos nuestra, le cantamos como Estrella Morente frente al féretro de su padre, la mandamos a la chingada como lo hizo Sabines, la olemos. Nos excita la vida, mejor aun, la eternidad que hay en ella cuando la muerte se vuelve arte a través de la danza en la cuadratura de un circulo donde inteligencia y duende templan la acometida de una fiera.
. No nos asusta que la vida física sea finita porque estamos dispuestos a morir por lo que amamos y la impotencia de no tener lo que se ama nos lleva a creer que todo lo demás es una circunstancia, ahí está el Rey David, quien no pudo, no soportó vivir sin acariciar con su muleta la muerte.
La muerte es confidente, amiga, incluso compañera porque se puede morir primero al amor que a la vida dice el doctor Callejas. En eso nos van los días, en morir y darnos por nuestras filias, en tratar de convertir personas o momentos en perennidad.
. Las construcciones son también una muestra de esa búsqueda por no perecer, de ese afán de quedarnos, de legar nuestro tiempo a los que vendrán después de nosotros. Ayer, cuando todavía el astro solar iluminaba Hidrotermápolis y mientras el celeste se difuminaba lentamente para convertirse en azul noche y plata, entré al panteón de los Ángeles. Es el más antiguo de la ciudad, está en medio del templo del Señor de los rayos y el panteón de la Cruz. Ahí más que tumbas hay monumentos, prácticamente no hay espacio entre uno y otro, sin embargo hubo quienes se dieron la tarea de buscar un sitio para erigir el primer mausoleo taurino en el país, una obra de cantera y oro con cuarenta nichos.
La finalidad es que sean depositados ahí los restos de quienes por dar gloria al toreo trascendieron la muerte, que estén juntos, que los toreros tengan un lugar donde dormir por siempre después de vivir el sueño de torear.
. Enhorabuena al Ayuntamiento de la ciudad por el proyecto, por el convite de inauguración, fue de bandera la organización. Este mausoleo más que un lugar turístico de obligada visita a los taurinos, será un remanso para la conversación, para meditar sobre lo que no tiene respuesta pero es real porque lo sentimos adentro donde hierve la sangre y lo vivimos en la carne herida que nos gustaría nos zurcieran a besos.
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