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Con un cuarto de entrada se han lidiado cinco novillos de Los Rodeos y uno (6ºbis) de Conde de Cabral, de desigual presencia y juego.
Javier Marín, ovación tras aviso y oreja
Alejandro Fermín, silencio tras aviso y aplausos
Jesús Álvarez, aplausos y silencio. Javier Marín paseó un trofeo. Foto: lasventas Con el sol en lo alto y con buena temperatura se desarrolló la cuarta y última novillada del mes de abril, con algo más de público que el pasado domingo y eso que en esta ocasión hubo menos orientales que en el festejo anterior, haberlos los hubo, pero en el tercer novillo se fueron casi todos.
No es que la novillada fuera para echar cohetes, pero tampoco fue una más, hoy había tres debutantes, una ganadería que tomaba antigüedad y dos chavales que trenzaban su primer paseíllo en el coso de la calle de Alcalá.
De la ganadería debutante, con procedencia Domecq y Díaz, que pastan en los campos de Jaén, marcados con el hierro de Los Rodeos, poco podemos decir dado su comportamiento en el ruedo, de los cinco lidiados sólo uno valió y este fue el cuarto siendo aplaudido en el arrastre, los otros cuatro tirando a mansitos, eso si bien presentados y armados, con los kilos justos para una novillada como normalmente debieran salir en el coso de la capital, pero no dieron la talla como todos esperábamos, quizás le faltó fuelle para llegar hasta el final, uno de ellos, el tercero fue devuelto a los corrales por el buen criterio de D. Trinidad López Pastor, siendo sustituido por un ejemplar de los Herederos del Conde de Cabral, lidiado en sexto lugar, ya que se corrió turno. El peso medio en la romana fue de 475 kilos, que también fue silenciado camino de los matarifes.
Poco también hay que decir de los tres chavales acartelados, dada su bisoñez y poquísimo rodaje, seguro que ganas de triunfo no les faltó, pero para venir a Madrid hay que venir más preparados y no a ver si suena la flauta por casualidad, pero mira por donde si le sonó a Javier Marín, que en su primero saludó desde el tercio y cortó un apéndice en el cuarto tras una faena que digamos fue más que aseada y por encima de las buenas condiciones del utrero, el novillero navarro hacia su presentación en los madriles, al igual que el sevillano Jesús Álvarez al que se silenció su labor en su lote, también escuchó silencio en ambos el cacereño Alejandro Fermín.
Lo más destacado de Javier Marín ante su primero fueron los remates de pecho tras cada tanda, así como las manoletinas de epílogo, ya que con los aceros le costó algo de trabajo despenarlo. Pero si supo aprovechar a su segundo, tanto con el percal como con la franela, con el capote lo saludó con un farol rodillas en tierra y unas buenas verónicas que fueron fuertemente aplaudidas; brindó al respetable e inició labor con pase cambiado por la espalda, luego toreó a derechas con un buen son y estuvo aceptable con la zurda pero con el defecto de mandar al utrero siempre hacia las afueras, en la segunda tanda por el pitón derecho subió de tono su quehacer siendo muy aplaudido tras un excelente martinete; la estocada entera en los rubios para pasaportarlo, le valió la fuerte petición de trofeo, que fue concedido por la autoridad.
También Alejandro Fermín saludó al primero de su lote con una larga cambiada de rodillas, pero con la pañosa y pese a su esfuerzo y firmeza no pudo remontar labor, destacando un circular invertido de 360 grados, los hados no le ayudaron a la hora de matar, finiquitando al fin a su oponente de estocada entera muy trasera y desprendida. A la puerta de los sustos se fue a recibir al quinto, el lance salió limpio, con otra larga cambiada finalizó el saludo capotero ya con la muleta nos dijo poco en su quehacer, sobresaliendo un desplante ante los pitones del utrero, no entiendo porque alargó la faena, eso le valió algunas protestas de los parroquianos. Mató de media estocada en buen sitio. Ante su escasa labor fue silenciada su actuación.
El otro debutante fue Jesús Álvarez, al que le devolvieron el novillo titular, el torero corrió turno, saludó a éste en la puerta de chiqueros, pero al segundo lance fue cogido aparatosamente pero por fortuna sin consecuencias, pero con la muleta, no nos dijo nada de nada por ninguno de los dos pitones, yéndose a por la espada de verdad, matando de pinchazo y una entera contraria, el mérito es que fue él quien puso todo a la hora de la muerte. Justito de presencia era el sobrero sexto, que se dolió en los montados como en banderillas. No empezó mal con la franela, pero ahí quedo todo, lo demás no tuvo demasiada importancia, puso más voluntad que acierto. Mejoró algo a la hora de matar que lo hizo de pinchazo y una entera hasta la gamuza en buen sitio, doblando el animal sin remedio.
De las cuadrillas destacaron cuatro rehileteros: Yelco Álvarez, Luis C. Aranda y Fernando Sánchez de la cuadrilla de Alejandro Fermín y a las órdenes de Jesús Álvarez, Miguel Ángel Sánchez, que fueron aplaudidos.
Y ya estamos preparados para el largo maratón que se avecina, esperamos que ustedes queridos lectores también.
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