En tarde fresca y con casi tres cuartos de aforo se llevó a cabo la tercer corrida del serial taurino 2016 en Aguascalientes. Se lidiaron seis de Montecristo para los toreros de a pie, justos de presentación y sosos; fueron pitados en el arrastre los salidos en segundo y sexto turno. Se lidió también uno de Bernaldo de Quirós de buen juego y justo de presencia. Hubo un toro de regalo de El junco, anovillado y noble.

El rejoneador Emiliano Gamero: silencio y vuelta al ruedo por su cuenta.

Alejandro Talavante: silencio en su lote.

Octavio García El Payo: una oreja y silencio.

Arturo Saldívar: oreja y orejas.

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San Jorge bendito amarra tus animalitos… así empieza una oración que me enseñaron siendo niña, la petición es para que no le hagan daño esos bichos que de repente aparecen en las casas; y yo que no quería creer hoy le grito al santo por favor amarre todos los mansos. Lo de la Monumental es para morirse de pena y sueño. Ahora ya pueden presumir tres desfiles de mansos.

Lo bueno para ellos es que otra vez hubo una entrada muy buena y quienes llenaron los tendidos no se enteran de la misa la media, confirmado que en la mayor ignorancia no cabe la menor duda; porque sólo los ociosos nos entretenemos en pensar si Emiliano Gamero es un rejoneador a la altura de su cuadra y sobre todo a la altura de lo que es el rejoneo. Ante el de Bernaldo de Quirós alargó muchísimo porque no pudo con las bondades y exigencias del burel, con el rejón de muerte sufrió. Silencio.

El de regalo, procedente de El junco, le fue mejor porque no le exigió y era muy noble el animal, sin embargo una vez más lo distinguido fueron los preciosos caballos con sus gracias. Por cierto que en ningún momento vi que saliera al ruedo a pedirle al juez permiso para regalar un toro, así de importante es la autoridad en Aguascalientes, ¿para qué tomarse la molestia verdad? total si los que tienen la sartén por el mango están en el callejón, pues mejor pedir el permiso ahí.

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El extremeño Alejandro Talavante se quedó con los silencios más prolongados de la tarde, qué pena que se haya topado con los que menos duraron de Montecristo, tanto que ni siquiera su actuación pudo quedar en “detalles” como otras ocasiones, pero no va a ser de otra manera mientras continúen eligiendo o aceptando -como se prefiera- ese tipo de ganaderías.

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Lo bueno de la tarde es que en esa lucha del ser o no ser, Octavio García “el payo” se decidió por lo primero; la oreja que le regalaron en su primero es lo de menos, lo de más es ver a un torero sobrio, valiente y decidido a torear. Con su segundo quiso pero el toro tardó más en salir que en apagarse, el payo le puso cadencia a las verónicas y sabor a las medias, con la muleta apenas una tanda.

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En definitiva es el torero y el toreo que queremos ver, que ya está bien de tantos faroles, como un Arturo Saldívar que está perdido y sin ganas de salvarse. Estuvo muy valiente delante del cuarto de la tarde, un Montecristo que apenas se sintió exigido se paró por completo, una oreja para premiarle su aguante, no importó a nadie la colocación de la espada.

De suerte que la gente estaba de festejo y Arturo les gustó desde los lances de recibo, así que ya para el tercio final todo los pases que le pegó al manso les conquistaron y los aclamaron al compás de la Pelea de gallos -cortadora de orejas y hacedora de figuras-. Qué feo torea Saldívar en este momento de lo que podría llamarse vida profesional si no hubiera involucionado. Locos de euforia con la música exigieron al juez las orejas, este ni tardo ni perezoso y con su mueca de “vale lo están pidiendo”, sacó los pañuelos.

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En ese nivel de petardo y cachondeo tienen sumida una Monumental que ya sólo tiene el nombre y las historias de los años buenos, con lo que vemos ahora es imposible no tener la idea que todo tiempo pasado fue mejor. En fin, mañana nos vestiremos de presente para darle el abrazo de cumpleaños a la sacromaja Plaza de Toros San Marcos que celebra 120 abriles vestida de esperanza y oro, sobre eso y de lo que suceda por la tarde en la Monumental de Hidrotermalolis nos leeremos.

*Fotos: Luis Humberto García.