Con un aforo que casi completó el lleno, se llevó a cabo la 2ª corrida de feria en la Monumental de Hidrotermápolis. Se lidiaron seis toros de San Miguel de Mimiahuapam, de presencia y juego desigual. Fueron pitados en el arrastre, 3, 4 y 6.

Juan Pablo Sánchez: salida al tercio y silencio

Diego Silveti: división de opiniones y silencio

Andrés Roca Rey: palmas y vuelta al ruedo con división de opiniones.

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Dos de dos, salimos otra vez con pena de la Monumental de Aguascalientes. Ahora fuimos un puñado pues la plaza tuvo una entrada más que buena y el ambiente que la misma genera, lástima que de eso no pasó. Lástima que lo toreros emulen del toro eso de no tener palabra de honor, lástima también que las personas que van no sepan ni quieran saber del ritual, peor aun que quienes presumen siglos de asistir a las corridas se molesten porque uno les diga que a la plaza hay que llegar temprano y que si no lo haces esperes a que no haya toro para acomodarte. Con todo y mi pena, que es la de todos los que si somos aficionados a la fiesta brava, dejo constancia que:

Juan Pablo Sánchez tiene temple, eso es tan indiscutible como innegable, y que jamás va a lucir con toritos de las ganaderías que año con año sortea es otra verdad con los mismos adjetivos que lo primero. Dos historias que le suceden a menudo, con su primero fue la de aguantar para que se vea que hay disposición, Nuevo horizonte fue un toro bien presentado, definitivamente no era bravo pero que se vino a menos entre la vuelta de campana que dio, el puyazo mal recibido y las estrelladas en el burladero; reconocido por el público en el tercio por su empeño.

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Luego, con Futuro dorado -protestado con fuerza en su salida por toriles debido a la ausencia de trapío- el cuento fue el del torero que va a por el toro que no quiere porque es manso de libro, al que le echa la muleta hasta el cansancio pero el de Mimiahuapam busca las tablas. Silencio para el torero después de dejar caído el acero.

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Los dos toros más nobles, con posibilidades y con todo lo que sus hermanos no tuvieron, le tocaron a Diego Silveti y una vez más no pudo aprovecharlos. Hay que ser afanado y ciego para seguir en la profesión después de desperdiciar tantos toros.

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El que si tiene una visión muy clara de lo que es el toro es Andrés Roca Rey, lo demostró con el tercero al que lo más que pudo hacerle fue un quite, el toro era espión y fue a por el bulto siempre, el peruano se dio cuenta desde el primer intento con la muleta que iba a pegarle la cornada y decidió cambiar el ayudado por la espada para finiquitar. Palmas como reconocimiento a tan acertada decisión.

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Lo malo es que no hemos podido ver el torero pleno, Roca Rey reafirma cada tarde el valor que tiene, hoy por ejemplo después de pegar el primer cambiado por la espalda al cierraplaza, este se quedó parado y no se le veían ganas de arrancarse una vez más, dijo alguien en el tendido “está loco”; si que lo está, para ser torero hay que estarlo y en ese aguantar vinieron 3 cambiados más y el remate. El animal se sintió podido y se rajó, eso no es lo grave por lo que toca al torero, sino verlo caer en la zona del “para torear al público” repetir el mismo pase y lo peor regalarse una vuelta al ruedo; eso nada tiene que ver con la honestidad ni mucho menos con la vergüenza torera.

El regreso a casa fue casi vacío de no ser por un cielo malva y rosa que conforme pasaron los minutos se volvió ámbar. Ojalá que mañana lo mejor ocurra en el ruedo y podamos traernos un cachito de eso con nosotros, que sea superior a las rebanadas de cielo.

*Fotos: Luis Humberto García.