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Hoy ha quedado claro que Sevilla es un pueblo grande, pero un pueblo a fin de cuentas… taurinamente hablado. Del encierro de Fuente Ymbro, lidiado hoy, sólo nos queda el recuerdo de su buena presentación y lustre; su falta de casta y, como consecuencia, su querencia marcada a toriles y poco más. Padilla sedujo a la congregación con Seductor, una cofradía venida de no sabemos dónde y que ha logrado convertir La Maestranza en una plaza de talanqueras por su falta de rigor y entendimiento taurino. El primer beneficiario ha sido el torero jerezano, que aunque haya que reconocerle sus méritos, se ha encontrado con la Puerta del Príncipe abierta de par en par. Cierto es que Padilla ha estado entregado toda la tarde, que a sus dos toros los ha recibido a portagayola, y, que a ambos, les banderilleó con sapiencia. Al primero tuvo que buscarle los terrenos junto a tablas y pisarle la distancia corta y a su segundo logró tres pares de mayor vistosidad: dos cuarteados bien reunidos y uno al violín de mucho mérito. Los trasteos han sido desiguales. A Temerario, su primero, le inició de hinojos caldeando el ambiente y más tarde le pasó en varias tandas diestras. A regañadientes logró algunos muletazos zurdos al manso descastado, en una faena de mucha entrega. A Seductor también lo pasó de rodillas en el inicio de faena de muleta aguantando dos coladas de hinojos tremendas. Fue pronto el toro, aunque nunca humilló, lo que aportó cierta emoción al trasteo. Hubo pasajes efectistas antes de lograr una buena estocada perdiendo la muleta. Lo más destacado fueron tres lances a la verónica de brazos bajos que recordaron un toreo de otra época en el quite.  Buen lance de Padilla. Foto: Lamaestranza En el tercero de la tarde se lució Quinta en la suerte de varas que fue aplaudido: realizó pero no cargó. Presumió Fandi de facultades en el tercio de banderillas y de conocimientos de terrenos y querencias. Con la muleta anduvo distante a derechas y algo más entregado con la zurda. En el sexto de la tarde de nuevo alardeó de facultades en el segundo tercio. Un saludo largo de rodillas fue el prólogo de un trasteo bullidor y ganapán en el que se repitió el desajuste con la diestra y, de nuevo, más entregado con la zurda, en el que abundaron los rodillazos y que tras una estocada chalequera, aquél público, docto en otras materias que no sean las taurómacas pidió la oreja, y que una presidencia en estado de gracia concedió.
Poco ha podido hacer Finito con su lote que ha sido muy esaborio. Por allí dejó una media de sabor en el primero y algunos muletazos sueltos con la diestra ante un toro que sólo vendió sus buenas hechuras. Tesonero ha estado con su segundo, muy generoso con el ganadero, alargándose en la faena intentado buscar dentro de un toro que estaba vacío. Lo mejor la estocada cobrada con lentitud.
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