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El dilema está servido, dos formas de torear… Manzanares con la derecha Manzanares cortó una oreja a Pitiminí, que había perdido las manos aquí, allí y allá; y que todo lo que se ejercía sobre él se hacía con sumo cuidado. Manzanares le cuido -se cuidaron ambos- y le trató con dulzura. Los mejores compases surgieron a izquierdas, a derechas la suerte estuvo escondida y le faltó arrebujarse con el toro. Noble fue el toro de Cuvillo en la muleta y se marchó sin ver la panza de ella en un trasteo más bonito que artístico. Con su segundo no tiró la moneda. Le había arreado Barroso en la primera entrada y le cuidó en la segunda. En banderillas Tristón dejó clara su casta, se arrancó con alegría y se desmonteraron Suso y Luis Blázquez. Manzanares, que tenía la Puerta del Príncipe medio abierta tras cortar una oreja en su primero, no se exigió nada. Destacó en dos tandas de naturales, pero le faltó temple y ajuste por el lado derecho. Mató como un cañón, de largo y por derecho en ambos toros, por lo que cortó otra nueva oreja al mejor toro del encierro.
Garrido doblándose con el toro José Garrido se pasó por la faja a su primero nada más iniciar el saludo de capote y cargó la suerte a la verónica. También hubo de ser tratado con cuidado en varas. Rompelíos llegó complicado al último tercio, sacó casta y se hizo casi intratable por el lado derecho. Garrido apostó fuerte, se lo curró y a base de firmeza consiguió pasajes de mucho interés por el lado izquierdo, hondos resultaban los muletazos. Construyó un trasteo serio para meter al toro de Cuvillo por el lado derecho sacándole algunos muletazos de mucho mérito. Pasó un quinario para matar al toro y estuvo a punto de sufrir un percance serio. Tiene que mejorar la suerte suprema. El sexto de la tarde fue un toro feote, que manseó de salida y terminó sin entrega y renunciando a la pelea.
…Claramente me decanto por la lidia de Garrido en la tarde de hoy, por el toreo de siempre, por la emoción; lo de Manzanares responde más a una forma estética de torear. A las manos de Castella fue a parar el más feble de la tarde además de noble, su primero. El trasteo aunque fue demasiado largo, dijo poco, hubo una común falta de clase. Como no era su día, su segundo se desfondó pronto y no brindó más de una veintena de muletazos. Para otro tipo de torero podrían haber sido suficientes. La corrida de Cuvillo más noble que brava: destacó el quinto, fue un buen toro. Fotos: Lamaestranza.
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