Hoy es una de esas tardes en las que uno sale casi noqueado por no saber bien que ha pasado o que ha dejado de pasar. La corrida de Daniel Ruiz ha estado bien presentada, los seis bureles han dado juego en mayor o menor medida, algunos hasta han sido aplaudidos en el arrastre, a otros les ha faltado fondo. A los toreros se les ha visto con ganas… pero, al final, hemos salido con la sensación de que han pasados pocas cosas. Y bien cierto es, que en el cuarto, empezábamos a enmorcillarnos. Quienes han rezumado torería –algo tan escaso en estos tiempos- han sido los hermanos Neiro, José Luis había salió trompicado de un par en el sexto tras citar con gusto y clavar de poder a poder. Su hermano Abrahán, como si se hubiera tratado de una réplica, le ha sacudido dos pares a ese toro de los que se hablan en las tabernas, sobre todo su segundo. Se dejó ver y le “andó” gallardo con los palos descolgados, buscando el embroque para salir airoso tras clavar arriba en ambos. También se desmonteró Otero en el segundo de la tarde y en el tercero Caricol estuvo francamente bien. Trincherilla de David Mora. Foto: Lamaestranza David Mora se ha llevado el lote más lucido. A Calabrés, segundo de la tarde, le ha saludado enrabietado dibujando verónicas de manos bajas. Le saludó de hinojos en la muleta y levantó la faena en la segunda tanda de naturales, durante el trasteó hubo detalles de buen gusto y un broche de faena por bajo con mucho sabor: destacó una trincherilla.
Luque no pasó de correcto en su primero, no redondeó ninguna tanda ante un toro noble al que le faltó algo de chispa. Y se dejó la piel para justificarse con su segundo, sexto de la tarde, al pegarse un arrimón ante dos pitones nobles muy astifinos. El Cid se ha tenido que conformar con despachar un toro noble pero sin fondo, y otro que ha tenido tres tandas buenas a derechas y se paró en la primera a izquierdas. Pues eso: Ni bien ni mal… sino todo lo contrario.
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