|
Ante un casi lleno en la Plaza de Toros San Marcos fue celebrada la 5ª novillada de la temporada 2016 en Hidrotermápolis. Se lidiaron seis novillos de Felipe Castorena, enjutos, a excepción del 6º que escuchó palmas al salir de toriles, mientras que el 5º fue pitado en el arrastre. En conjunto fueron descastados.
Jorge Salvatierra: al tercio y silencio
José María Hermosillo: al tercio y vuelta por su cuenta
Juan Sebastián: silencio y leves palmas.
A Sabina no sé, pero a los que vivimos en Hidrotermápolis, el mes de abril no lo roban nuestras plazas de toros, nuestra afición que no nos deja ir a ningún lado con tal de ver la última parte del serial novilleril en la San Marcos y los festejos de feria en la Monumental. Abril lo traemos en el corazón porque es un sol intenso, casi como el de mayo, que pone a prueba nuestra paciencia. Esta tarde ha tenido ese sol bravo de bandera que llena el albero y hace brillar la sangre; sin embargo faltó la luz de la bravura en todo lo que salió por toriles, la luz de la esperanza porque no ha habido un sólo novillero al que podamos aferrarnos. Lo que no hay se nota de inmediato y qué se le va a hacer, así que hablemos de lo que hubo porque de ello debe quedar testimonio aunque no siempre sea enriquecedor.
Le tocó abrir plaza a Jorge Salvatierra, un novillero con varios años de experiencia y que en algún momento fue la esperanza; él como sus compañeros se topó también con lo descastado que eran los de Felipe Castorena, estuvo valiente, con técnica pero sin sabor, sin ponerle candela y sin ese carisma que calaba en el tendido. A Don Pedro lo metió con mucha suavidad al capote y luego en el quite se ajustó por gaoneras que fueron aplaudidas al ver el poco fuelle que tenía el primero de la tarde. Voluntad con la muleta para esperar a que el novillo caminara y robarle una que otra embestida, lo mejor fueron las bernardinas antes de dejar media espada, reconocida su actitud con un saludo en el tercio. Con Don Felipe todo quedó en sus ganas y silencio.
Ha pasado ya un año desde que José María Hermosillo debutó en esta plaza y lo bueno, es que ha estado mucho mejor colocado; lo malo, que entró al grupo de los que de premian porque sí, porque les pega figurar aunque no se haya hecho nada para merecerlo. Su primero, Ve tu a saber, pudo construir buenos pases incluso hubo alguno muy largo que gustó, el de Felipe Castorena tenía recorrido aunque suelto en demasía y en ocasiones con la cabeza arriba por lo que era imposible lucir; tuvo que finiquitar con descabello y después de un aviso el público lo invitó a saludar en el tercio.
Con Don Nacho se esforzó y aguantó mucho, quizá demasiado porque era otro animal muy pequeño que se acabó de inmediato, José María alargó la faena pegado a las tablas haciendo pasar por su muleta un sinfín de veces al desahuciado novillo. Le recetó un bajonazo en la suerte suprema, saludó en el tercio y viendo la aceptación la mayoría se animó a dar la vuelta al ruedo. Inmerecida e innecesaria por supuesto, algo está faltando en la formación de estas nuevas generaciones, a las que o no les dicen o les dicen y no quieren escuchar que hay que tener vergüenza, que la afición a los toros es, como dijo don Alfonso Reyes, de la calidad moral más diversa, pero que se debe mantener el estilo.
Por lo que toca al colombiano Juan Sebastián, sin ser nada extraordinario ha dejado ver que tiene alguna cualidad aunque no precisamente la de transmitir, eso se notó frente a Don Valetín, otro pequeñajo muy suelto al que toreó por ambos pitones pero no pudo tejer nada de trascendencia. Mató con entera caída y silencio. Delante de Será sabe se le vio más solvencia desde las verónicas que fueron contadas porque el de Castorena cantó desde ese momento que no era un novillo que fuera a ir a más, en el caballo la cabeza arriba y ya para el último tercio sin fuerza para ir al cite, sin materia prima el joven extrajo algunos pases y dejó la espada trasera. Escuchó algunas palmas.
Terminó la quinta novillada de esta temporada y cuando salimos de la plaza aun no era marino el cielo, mantenía el celeste uniforme de la tarde, adornado por el malva de las jacarandas que llueven sus hojas sobre el jardín de San Marcos y que alcanzan a perfumar nuestra sacromaja plaza de toros, ojalá que el próximo domingo Juan Pablo Herrera, Rafael Serna, Juan Padilla y los novillos de Espíritu Santo le ofrezcan un buen regalo a nuestra Centenaria, que está a nada de llegar a los ciento veinte abriles y nadie le da su devoción.
|
|