Con un cuarto de entrada se han lidiado novillos de Hermanos Sánchez Herrero, de distinto juego.

Miguel Ángel León, silencio tras aviso y silencio

José Ruiz Muñoz, silencio en su lote

Pablo Aguado, vuelta tras dos avisos y ovación tras aviso.

Paco Aguado ha dado la única vuelta al ruedo

Tarde desapacible con un cielo entoldado amenazando lluvia que apareció en el 5º del festejo; pero también fue desapacible en el ruedo venteño por culpa del manso comportamiento de los pupilos de los Hermanos Sánchez Herrero, que dio como resultado que nos aburriéramos durante las dos horas y cuarto que duró el primer festejo novilleril de la temporada y para más inri, la temperatura bajó muchísimo pasando un frio invernal en las gradas del coso de la calle de Alcalá.

Uno de los novillos lidiados

Fue una pena ver salir por la puerta de toriles, seis novillos de impecable presentación, bien armados, quizás pasadita de peso, pero sin nada dentro, ninguno de los seis sirvieron para nada, fue una auténtica mansada, con esos enemigos no era nada posible, estrellándose la terna; el peso medio en la romana fue de 516 kilos, dos de los seis pitados en el arrastre y los restantes silencio cuando el tiro de mulillas se los llevaron.

Paco Aguado con la diestra

El domingo pasado al menos pudimos ver la actuación de Fandiño, pero hoy, prácticamente no vimos nada o casi nada, el único que medio destacó de los tres jóvenes novilleros fue el sevillano Pablo Aguado, que hacía su presentación en Madrid y que pese a los avisos y algunos pañuelos pidiendo el trofeo logró dar una vuelta al anillo.

Ruiz Muñoz en redondo

También hacía su primer paseíllo en Las Ventas, el gaditano Ruiz Muñoz que pechó con un lote infumable, rodando por los suelos el primero de su lote al que mató de media estocada colocada en buen sitio, tras la muerte del novillo, saló al anillo un anti taurino con el torso descubierto pintado de rojo y que se acercó al toro para besarlo, menos mal que con prontitud fue sacado por las fuerzas del orden público; en el segundo de su lote, es decir el quinto, que cantó la gallina en varas y al que tampoco nada había que hacer dada su manifiesta mansedumbre, lo pasaportó de una estocada entera un pelín desprendida pero efectiva; se le aplaudió por el interés que puso en toda su labor.

Miguel Ángel León con la zurda

Nos queda el novillero que abrió plaza, es decir Miguel Ángel León, nacido en la localidad sevillana de Gerena, a su primero lo saludó bien con el percal, la faena la brindó a toda la escasa asistencia y sin probaturas inició labor con la mano diestra que fue de más a menos, con la mano contraria toreó de lejitos, eso sí el forzado de pecho tuvo enjundia siendo fuertemente aplaudido, mató entrando en la suerte natural dejando una estoada en buen sitio, pero pasó un quinario con la espada de cruceta, hasta que por fin logró acertar.  El cuarto era un toraco manso de libro, eso sí le enjaretó un ramillete de verónicas que se aplaudieron. Con la muleta se fue a los medios ejecutando un pase cambiado por la espalda tan de moda ahora, pero no logró conectar al torear por el pitón derecho y de los cuatro naturales, dos tuvieron un buen tono, luego volvió con la diestra aunque algo acelerado faltándole asentarse, eso sí mató francamente bien penetrando la espada hasta los mismísimos gavilanes, del que el utrero salió muerto.
Quizá lo mejorcito de la tarde, fue la forma de matar de los tres espadas. Los tres alternantes al término del festejo fueron cariñosamente despedidos dada la voluntad y las ganas que pusieron por agradar a los parroquianos, seguros estamos que con otro tipo de ganado al menos nos hubiésemos calentado las manos.

De las cuadrillas, el único que escuchó palmas fue Luis Carlos Aranda de la cuadrilla de León.

Si decimos la verdad siempre nos sentiremos libres. 

Fotos: Muriel Feiner