Durante tarde despejada y con casi lleno en la San Marcos, se llevó a cabo la cuarta novillada de la temporada 2016 en Hidrotermápolis. Se lidiaron novillos de Pastejé, justos de presencia y sosos en su conjunto.

Rodolfo Mejía El Tuco: vuelta por su cuenta

Arturo Soto: silencio

Pepe Vargas: silencio

Mariano Sescosse: vuelta

Iván Hernández: una oreja

José Fernando Sandoval: silencio.

A pesar de que hoy la gente no llegó con mucha anticipación a la Plaza, al final estuvo casi llena; llena y en silencio, aguantando todo y nada. Intuyo que luego de estos días de vacaciones, no todos llegaron en las mejores condiciones, por momentos era un público distraído, en otros exigente y en otros generoso, aplaudiendo todo. Aun no resucita la afición de la San Marcos con su olé fuerte, claro y seco, con su bondad y exigencia. No ha sido hoy, no. No ha sido porque lo de Pastejé no era para resucitar sino para morir, sin embargo hubo dos chavales se impusieron para impedir que saliéramos de la centenaria con un “a tomar por saco”.

Le tocó abrir plaza a Rodolfo Mejía “el tuco” y su involución de la que ya había dejado constancia el año pasado, esta tarde se notó aun más. Primero porque no pisa donde debe, luego porque ya ni siquiera sabe coger el estoque y después porque la ausencia de estructura le lleva a improvisar, entonces el resultado es de cuento de terror. Es verdad que en el ruedo no hay espejos para verse, pero más allá de lo que se pueda ver, está lo que se siente, lo que se tiene y cuando no se tiene la certeza de la dignidad cumplida, aquella de la que hablaba José Muñoz Cota, es irracional darse premios; pero “el tuco” no quiere saber de eso y se regaló una vuelta al ruedo.

El de la capital del país, Arturo Soto, se topó con un animal que sufrió toda la lidia por un defecto en las pezuñas que le causaba malestar, el muchacho mantuvo la voluntad aunque sin argumentos, después de pinchar se retiró con el silencio de la plaza.

Respecto a Pepe Vargas, es alguien que los años no le han servido para aceptar que a veces hay cosas que se quieren pero no se puede con ellas y que el toreo exige siempre ir a más, que el público puede o no puede saber de las pocas o las muchas oportunidades que se hayan tenido y sin embargo siempre reclamará a alguien que por lo menos puedan parar los pies y plantarle cara a lo que salga por toriles. Hoy se fue en silencio.

La tarde se estaba poniendo algo más que pesada porque no había pasado nada en el ruedo y vino en cuarto lugar Mariano Sescosse que de inmediato nos hizo fijar los ojos en su capote que recibió al de Pastejé con unas verónicas firmes que remató con una media. Estaba cantado que el animal no valía un duro, pequeño y manso, pero el novillero estuvo muy centrado, con gusto y valiente al tiempo que toreaba con sobriedad. Falló con el estoque y fue invitado a dar una vuelta al ruedo.

Iván Hernández también sorteó otro animal de condiciones similares a los anteriores aunque quizá duró un poquito más, el de la tierra se ha puesto a intentar por un lado y por otro para no apagar las esperanza, así ha conseguido voltear las miradas hacia el, dejar la inquietud de verle más pues no ha hecho más que empezar. Pinchazo y entera para recibir una oreja.

El último en completar el cartel de hoy fue José Fernando Sandoval, cerró plaza junto con un ejemplar al que se le pudo hacer más y no se le hizo porque el joven lo hizo pasar muchas veces pero no pudo hilvanar ninguna tanda; mal con el acero y una vez más la plaza muda.

En silencio culminó la cuarta novillada de esta temporada, esperemos que un domingo de estos la San Marcos, nuestra niña bonita, resucite a los toros y a la afición, que público ya hay mucho; puede que pueda ser el próximo domingo que Juan Sebastian, Jorge Salvatierra y José María Hermosillo se enfrenten a seis novillos de Felipe Castorena. Que así sea.