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Con más de un tercio se han lidiado cuatro toros de Martín Lorca, uno (2º) de Escribano Martín y un sobrero (6ºbis) de José Luis Pereda, de poco juego en conjunto.
Morenito de Aranda, ovación tras aviso, silencio y silencio
Iván Fandiño, silencio, silencio y ovación. Inicio del paseíllo, mano a mano, del Domingo de Resurrección La corrida de Resurrección, resulto más bien aburrida y no por culpa de los toreros, sino por culpa del encierro, que fue descastado, desrrazado, falto de fuerzas y soso en líneas generales.
Yo no es que sea muy partidario de los mano a mano, a no ser que entre los dos alternantes exista una rivalidad manifiesta como antaño, pero seamos sinceros y objetivos, que rivalidad hay entre el burgalés Morenito de Aranda y el vizcaíno Iván Fandiño, creo que ninguna, que son dos magníficos toreros no me cabe duda, los dos han triunfado en Madrid de forma rotunda, pero de eso a medirse en un mano a mano hay un gran abismo y a los hechos de hoy me remito.
De los toros de Martín Lorca, poco tenemos que decir, de los cinco lidiados, tres pitados en el arrastre, en el tercero se dividieron las opiniones, el cuarto abroncado camino del desolladero y el sexto devuelto a los corrales dada su invalidez. La corrida muy bien presentada, con armamento por delante de los que pueden asustar a cualquiera menos a los alternantes de hoy, fogueados en mil batallas, pero cuando no hay material todo es imposible: el sobrero sexto con el hierro de José Luis Pereda, fue el único medio potable y al que faltó poco para cercenarle un apéndice. El encierro pesó de media nada menos que 565 kilos.
Los toreros estuvieron por encima de sus oponentes, pero ni Morenito de Aranda ni Iván Fandiño pudieron llegar con su labor a los graderíos y lo mejorcito de la tarde lo hizo Fandiño en el que cerró festejo que duró dos horas y media, posiblemente si la corrida hubiese salido como esperábamos otro cantar hubiese sido, pero ya se sabe que en esto de los toros ni las vacas saben cómo van a salir sus crías y todas nuestras ilusiones en fecha tan señalada se fue por los sumideros de la arena del redondel; que cositas hubieron claro que sí, los dos toreros no perdonaron los quites, estuvieron por encima de sus oponentes, pero no fue posible el triunfo de ninguno, haciendo un símil con el futbol; Aranda 0 y Orduña 0
 Morenito toreramente por bajo Tanto Morenito de Aranda como Iván Fandiño pusieron todo de su parte para agradar al respetable, pero como decía ese famoso torero del siglo pasado, “cuando no puede ser no puede ser, además es imposible”. Los dos torearon por ambos pitones y sus epílogos sí que gustaron, por ello Morenito escuchó sendas ovaciones, así como Fandiño, que a punto estuvo de cortar un apéndice en el sexto, petición la hubo pero la Autoridad no concedió el trofeo. Todo dio comienzo al saludar con el percal al bóvido enjaretándole unas buenas verónicas, por ello el público batió palmas sin ningún esfuerzo, tras el segundo tercio, Iván brindó al respetable, iniciando faena por alto y sin moverse del sitio, el pase del desdén alegró los sentimientos de los parroquianos, fuera de rayas citó de lejos con la mano derecha ejecutando cuatro pases de magnífico son, yendo a mejor en la segunda tanda, tras el remate de pecho estalló la primera ovación de la tarde; antes de entrar a por uvas y como cierre de su buena actuación ejecutó pases por bernadinas apretadas, una nueva y atronadora ovación, entró por derecho con el alfanje siendo feamente encunado, zarandeado por los aires, menos mal que no hubo consecuencias que lamentar, la espada cayó algo traserilla pero efectiva. Pañuelos al viento pidiendo la oreja que no es atendida por el Presidente y todo quedó en una fuerte ovación, que el de Orduña agradeció saludando fuera de las rayas.
 Fandiño pudo tener más premio de caer el sexto antes Los dos espadas fueron cariñosamente despedidos al desandar el paseíllo.
“Diciendo siempre la verdad nos sentimos libres”. Fotos: Muriel Feiner
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