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Lleno a reventar en el 3º festejo de la temporada de novilladas 2016 en la Plaza de Toros San Marcos. Tarde fría y con viento en Hidrotermápolis. Se lidiaron seis novillos de Pepe Garfas desiguales en juego y presentación, escucharon palmas en el arrastre los lidiados en 2º y 6º lugar.
Diego Emilio: al tercio y silencio
Nicolás Gutiérrez: al tercio y silencio
José María Pastor: vuelta al ruedo por su cuenta con protestas y división de opiniones
Foto archivo De esperanza y oro el ambiente, de purísima del cielo y nuestra Plaza llena como una luna; verla así colma todos nuestros sentidos, vamos, que ilusiona porque aunque todo sea incierto sabes que si aparece el buen toreo la San Marcos se cae con todo y sus ciento veinte abriles, se cae y a ti te quedará para siempre algo en la memoria del corazón. Sin embargo, hoy, ante este lleno y ante dos buenos novillos no ha podido ser, no han podido ser.
El primer termopolitano de la terna, Diego Emilio, un novillero que no ha sido muy aceptado por las empresas se ha impuesto poco a poco con su toreo y verse acartelado en la San Marcos era una oportunidad de oro. Es un joven con percha de torero, tiene estilo en el andar y con los trastos, pero desafortunadamente se topó con un mal lote aunado a que le faltaron argumentos al momento de enfrentar lo que había sorteado. Nada pintaba para bueno desde el saludo a Taconcito, un novillo que no iba al cite y necesitaba sentir la tela muy cerquita, Diego aguantó y le extrajo algunas verónicas. Tras el puyazo, vino un quite por gaoneras muy ceñido, y un tercio de banderillas donde destacó Jonathan Prado. Con la muleta tuvo por lo menos un momento donde logró entender al de Pepe Garfias y ligar una tanda por naturales, pero eso fue todo lo que pudo sacarle, afortunadamente decidió no alargar en algo que no valía la pena y se tiró a matar, tuvo que descabellar. El respetable le pidió saludar en el tercio para reconocer su esfuerzo.
Luego con su segundo lo desconocimos, es verdad que se enfrentó a un novillo con peligro sordo que en cuanto le sintiera podía levantarle, pero Diego Emilio se desmoralizó al ver hecho un lío el tercio de varas porque no podían picar a Monosabio y el picador pasó la linea del tercio, pero en el palco de la autoridad no dijeron ni “mu”, total ¿qué tanto es tantito?, nada pasa si se pica en un sitio u en otro al toro, en fin que esto parece todo menos liturgia gracias a que el Juez de Plaza hace de todo menos de lo que debe hacer. Concluido ese momento tan bochornoso el novillero comenzó su faena de muleta pero no pudo y no fue, y aunque el novillo no era una pera en dulce lo triste fue ver a un Diego Emilio que no supo qué hacer ni siquiera consigo mismo, desplantes que ni merecía el momento ni son propios de el, además que dejó las formas con tal de sacar pases; así se esfumó la esperanza y escuchó silencio.
A Nicolás Gutiérrez le tocó en suerte lo mejor, su primero por la calidad y el quinto de la tarde por su presencia, qué bueno que suerte te de dios y qué desesperante que no la aproveches. Rasputin fue menos que un novillo, pequeño y enjuto pero con el motor de un becerro, repetidor, además de claro y noble desde que el novillero lo saludó con verónicas y chicuelinas, aguantó bien el puyazo y enseguida José María Pastor fue a los medios a pegar un buen quite por gaoneras, replica no hubo, seguramente es que Gutiérrez no siente presión de su alternante y por lo tanto ningún interés de rivalizar ¿para qué si la tranquilidad es tan bonita? ¿qué necesidad de competir con otro joven como el? Que compitan los que no son nadie y están buscando oportunidades. El animal que tenía todo para bordarlo, empezó bien toreando por derecho aunque sin echar totalmente para afuera tampoco lo embarcó y es en la cercanía de la faja donde el toreo emociona, luego perdió la muleta, el “novillo” lo sintió y ya no pudo recomponer nada, entonces vinieron los montones de pases a la carrera, no supo qué hacer y decidió tirarse a matar a pesar de ver que estaba entero, vaya que ni el hocico había abierto, mal con el acero para terminar con el descabello y ser invitado a saludar en el tercio. Palmas en el arrastre para el de Pepe Garfias.
Con el quinto de la tarde, Cinturón, lo caló un poco por ambos pitones y así decidió mejor ni intentarlo. En este turno sobresalió Hector Rojas con un buen par de banderillas. Silencio para el novillero después de matar con descabello.
De la terna el más desubicado es José María Pastor, un joven al que se le agradece el arrojo y las ganas de llegar al tendido, pero también un novillero que no ha mejorado lo suficiente y que por ejemplo sin haber construido nada con su primero, Riojano, se regaló una vuelta al ruedo aun escuchando protestas del público y para ponerle estilo la dio corriendo, ¿cuándo van a aceptar y respetar la Plaza como la catedral que es? que esto no es el estadio olímpico y hasta Juncal lo dice “la prisa es pa´los delincuentes y los malos toreros”.
En fin, que luego de creerse el cuento de haber hecho algo extraordinario, le tocó cerrar plaza con otro buen novillo, un Arlequín al que desaprovechó en su totalidad. Lo hizo pasar un puñado de veces pero no ligó el toreo porque le quitaba la muleta de la cara al final de cada pase, nunca quiso torearlo por naturales y el público que ya tenía varias bebidas a cuesta, todo lo coreaba y estaban felices gritando “vivas”. Pastor falló con el acero en el primer intento y la gente empezó a irse de la Plaza. Silencio para José María y palmas en el arrastre para el novillo.
Esta tarde la afición manifestó una vez más su interés en la permanencia del arte taurino y no tuvo respuesta por parte de quienes convocaron, pero si en primavera hace frío seguramente también es posible que a la Fiesta Brava le nazca alguien con el deseo de hacer el toreo auténtico.
Por ello creo que si no igual que hoy, habrá buena entrada el próximo domingo que se celebre la cuarta novillada de la temporada, en la que harán el paseíllo Pepe Vargas, Rodolfo Mejía “el tuco”, Arturo Soto, Mariano Sescosse, Iván Hernández y José Fernando Sandoval, para lidiar una novillada de Pastejé, nos leemos entonces pronto para contar lo que suceda.
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