inicio / opinion y toros
 
   
   
Inicio
Editorial
Opinión
División de Opiniones
El Arte del Rejoneo
Reportajes
Mano a Mano
Tribunas
Noticias
San Isidro
Enlaces
Novedad Quiénes somos
Buscador OyT
   
 
Previsión del tiempo para MADRID
 
 
Gracias por seguir con nosotros
 
17/01/2016
  (Temporada Grande-México) EnTendido Jóven: Morante, el arte. El Payo, la vergüenza torera
 
Firma: Jorge Eduardo
 
     
 

Morante de la Puebla es uno de los toreros más representativos de los primeros años del siglo XXI. Uno que sin duda será recordado como lo que es, un personaje polémico, con tantas facetas como altibajos. Así lo ha visto la Plaza México a través de los años: lo ha paladeado, disfrutado, y vitoreado, pero también lo ha increpado, abroncado, y hostilizado. Y este domingo tuvimos el placer de observar un bonito collage entre el lugar que ocupaba Morante en el ánimo de la afición mexicana, y lo que el sevillano es capaz de levantar entre la gente. No se hicieron esperar los gritos jocosos en referencia a la terrible costumbre del de La Puebla del Río de matar a los toros en tres minutos, que surgieron aun en medio de la gran faena al cuarto de la tarde, así como referencias a su apariencia física, a su personaje agitanado, entre otras muchas cosas. Y después vino el frenesí, ese peculiar personaje apatillado hizo el toreo, y lo hizo en serio. Un grito en particular, fuerte y claro, resumió a la perfección la potencial contradicción entre la picardía y la entrega: “¿Qué te cuesta Morante?”, lanzó algún parroquiano del Sol.


Con el primero también hubo grandes momentos.

Qué te cuesta Morante, qué te cuesta poner a los públicos a tus pies, qué te cuesta quitarte de encima el cuento inventado por otros y salir con voluntad de hacer el toreo. Qué te cuesta Morante, qué te cuesta vestir tu expresión facial con una sonrisa sincera, reflejo de cuánto te llena el júbilo de los tendidos. Qué te cuesta Morante, estar siempre como este domingo, o cómo en aquel mano a mano con el Pana y los toros de Los Ébanos. Qué te cuesta, Morante, ser un torero, y no un cuento. Ojalá te regales y nos regales más alegrías.


Un quite para el recuerdo.

Morante estuvo en fenómeno, en artista, y en torero. Así estuvo con el lote, potable pero manso, desclasado, acobardado, y desesperadamente descastado de Teófilo Gómez que le tocó en suerte. Tomó la basura, y la hizo toreo. Todo entrega, todo expresión, todo sentimiento, todo profundidad, y además, buscándole las vueltas a un lote que pensábamos mataría en tres minutos. A uno lo mató muy mal, terriblemente mal, y al otro le alcanzó a meter tres cuartos de espadazo caído. Esto bastó para apuntarse dos orejas polémicas, producto del entusiasmo de la concurrencia, que al fin y al cabo son retazos de toro.


Hondura en el toreo de Morante.

Hay otra pregunta que me gustaría lanzar al respecto: ¿Qué tan determinante es que solo tenga una tarde en la temporada para ver a esta versión tan agradable del de la Puebla? ¿Es un gran acierto suyo y de su administración? ¿Saldrá con las mismas ganas en las cinco tardes de Sevilla, que se antojan por demás excesivas? Ya nos enteraremos…


El triunfo.

Otros dos turnos fueron para Octavio García, “El Payo, otro torero que ha dado mucho que hablar en esta plaza, con la que ha tenido una relación difícil, tormentosa, dura, a veces dulce y a veces con la punta del zapato. Múltiples versiones hemos visto del queretano, que ayer jugó la carta de la vergüenza torera. La jugó con seriedad, sobrio, clásico, muy de verdad, sin excentricidades, pero con mucho apego al rito tauromáquico. Pero también con el sello de la casa, las ganas que siempre han caracterizado a Octavio, y que muchas veces le han nublado las ideas. Prueba de ello fue el gran juego de brazos a la verónica que nos regaló en el quinto, al que salió a recibir hecho un auténtico jabato. Ha sido un gusto enorme ver al Payo hacer un quite, verlo sacar al toro del caballo como mandan los cánones olvidados por la fiesta moderna. Así te queremos ver, Payo.

Es muy triste que, cuando se antojaba el momento más grande del Payo en esta plaza, la lagartija de Teófilo Gómez haya optado por negarse a pelear. Nos quedamos con las ganas, pero también con el magnífico sabor de boca de ver a un Payo tan torero, tan serio, tan decidido. Ojalá notara el Payo que ahí está la formula, en la seriedad, la entrega y la verdad. El ejemplo ya lo ha puesto antes Fermín Rivera, y ahora lo puso él. Habría que preguntarle al torero a qué le supo esa ovación de despedida, cuando camino a cuadrillas, debió detenerse en el tercio con una sonrisa en el rostro para agradecer la lluvia de aplausos que se vino sobre él.


El Payo fue todo entrega, seriedad, valor, y torería.

Rellenó el cartel Fermín Espinosa “Armillita, quien no termina por hallarse como torero, por lo menos no en la Plaza México. Con tan mala pata que sorteó al peor presentado de un encierro bastante chico, una oportunidad que el público capitalino no iba a dejar pasar para dejar caer toda su severidad sobre él. Más adelante, con el sexto simplemente no hizo nada. Hay tres cosas que la Plaza México no tolera: los toreros que matan en tres minutos, como bien sabe Morante; los toreros puestos por influencias; y los toreros con apellidos ilustres y poderosos. Y a Fermín le queda una tarde más en la temporada para entenderlo.
Ojalá esto le sirva para distanciarse del ambiente nocivo que le puso este galimatías enfrente, y se arrime a compañías que le ayuden a crecer como torero y no a exhibirlo en un foro de alcances tan amplios como la Monumental de México. Y de paso, que le extraiga esa horrible propensión a los desplantes que tampoco le ayudará en esta plaza.


A Armillita, por ponérsela fácil, se la han puesto muy difícil.

Hace falta dedicarle un momento al negrito en el arroz: el nefasto encierro del nocivo hierro de Teófilo Gómez, mejor presentado que en otras ocasiones, pero irregular como siempre. En lo referente al juego, el penoso desfile de mansos del domingo es como para preguntarse si los ganaderos utilizan siquiera un picador en sus tientas, y en qué consisten éstas. En fin, un encierro como para el matadero, que lo mismo colaboró, que se paró, y que medio buscó a los toreros, pero eso sí, todos se rajaron con singular alegría. Vaya común denominador. Y a eso le dio un arrastre lento Jorge Ramos, bufón en turno del Gobierno del Distrito Federal. Vaya tela.

Pero en fin, este valle de lágrimas está por cumplir 70 años, y lo celebraremos con entusiasmo, agradeciendo su preferencia un aniversario más. Ojalá este festejo signifique un punto de inflexión, y nuestra disposición a celebrar se vea recompensada. Ya le estaremos contando, hasta entonces.

*Fotos: Luis Humberto García 'Humbert'

 
     
   
     
   
     

  haznos tu página de inicio   
 
EL FINAL DE UNA ETAPA
LLEGAMOS A DONDE QUISIMOS. PUNTO Y SEGUIDO
ETERNAMENTE… GRACIAS
Op. / Castro
Editorial del Mes
Op. / Plá
EL FINAL DE UNA ETAPA
LLEGAMOS A DONDE QUISIMOS. PUNTO Y SEGUIDO
ETERNAMENTE… GRACIAS
 
D. MÁXIMO GARCÍA PADRÓS: El Ángel de la Guarda de los toreros
¿QUÉ HA SIDO LO MEJOR DE LA TEMPORADA 2018?
LA FERIA QUE LO CAMBIA TODO
Mano a mano
Div. Opiniones
Reportajes
D. MÁXIMO GARCÍA PADRÓS: El Ángel de la ...
¿QUÉ HA SIDO LO MEJOR DE LA TEMPORADA 2018?
LA FERIA QUE LO CAMBIA TODO
 
TOROS EN QUITO: DE MAL EN PEOR /
UNA ETAPA MÁS /
NO VALE RENDIRSE /
Op. / Ecuador
Op. / España
Op. / Venezuela
TOROS EN QUITO: DE MAL EN PEOR
UNA ETAPA MÁS
NO VALE RENDIRSE
TODAS LAS NOTICIAS DE CADA PAÍS
España   Francia   Portugal   Colombia   México   Ecuador   Perú   Venezuela 
 
Oyt en Facebook
 
Oyt en Twitter
 
 
     
 
 
 
     
escucha el pasodoble  
 
 
   
  opinionytoros.com  
© diseño web BIT FACTORY, S.L.
Antolín Castro Luis Pla Ventura