|
Cuarto y último festejo, ahora en viernes, de
lo que inicialmente se anunció como jueves taurinos. La corrida se anunció como
“por el 75 aniversario del Periódico “Esto””
(sic). En noche despejada y gélida, ante
una entrada pobre (unas dos mil personas) se lidiaron siete toros, uno, para
rejones, de la ganadería Refugio Peña,
pobremente presentado y de juego proporcional a su trapío. Además de seis del
hierro de Claudio Huerta, que
estuvieron bien presentados, con cuajo, y decorosamente armados. Brindaron un
juego desigual y complicado, aunque cinco de seis tuvieron su lidia. De entre
ellos, destacó el lidiado en quinto lugar, mientras que el cuarto quedó
bastante por debajo. Actuaron cuadrillas completas a las órdenes de los
matadores de toros:
Andrés Rozo (rejoneador): leves palmas.
Alfredo Gutiérrez: palmas.
Juan Fernando: silencio tras tres avisos.
Oliver Godoy: silencio tras aviso.
Lupita López: oreja.
Gerardo Adame: vuelta por su cuenta.
Salvador López: palmas.
La larga de Lupita. El grupo de casa, los Forcados Mexicanos consumaron su pega en terrenos muy cortos al
tercer intento, siendo ovacionados. Ejerció como forcado de cara Jorge Medina.
Christian Sánchez y Gustavo Campos fueron ovacionados en el tercio por su labor en
banderillas.
Incidencias: El tercer toro del festejo no
pudo ser devuelto, y fue apuntillado desde el callejón. Fueron varios los
intentos de pasaportar al toro desde las tablas, incluido uno del empresario Rafael Herrerías con una banderilla,
que desató una bronca de dimensiones importantes. El juez de callejón Eduardo Moreno fue increpado por la
afición tras el mencionado episodio.
Lupita López ingresó a la enfermería para ser
atendida por el fuerte arropón que sufrió al tirarse a matar. También Gerardo Adame visitó la enfermería. Justo cuando parecía que los jueves taurinos
del 70 aniversario quedarían en el recuerdo por una cornada y muchos momentos
grises, la última corrida del pequeño serial alternativo, que parecía romper
con la continuidad de los tres festejos anteriores, ofreció un muestrario de
situaciones variopintas y claroscuros. A lo largo del festejo nocturno, brilló
la determinación de los espadas en busca de abrirse mejores caminos, y obtener
más oportunidades en la fiesta brava, al mismo tiempo que brotó el cochambre de
las penosas prácticas que enferman al espectáculo taurino en la capital de la
República Mexicana. En fin, entre ver torear y mentar madres, la poca gente que
se dio cita en el embudo se hizo la noche llevadera.
Abrió plaza el rejoneador colombiano Andrés Rozo, quien lidió un animal
bastante mal presentado y parado de Cuco
Peña, con el que poco pudo hacer. Mato de un certero pinchazo hondo.
Reaparecieron en su casa los Forcados
Mexicanos, quienes celebraron su treinta y ocho aniversario pegando al
tercer intento, muy en corto y en el tercio frente al burladero de matadores,
al paradote abreplaza. Fueron ovacionados. Por su parte, el rejoneador se llevó
algunas palmas.
Los Forcados Mexicanos y su pega. El de Alfredo
Gutiérrez fue primer turno de lidia ordinaria, en el único festejo de los
nocturnos sin confirmaciones de alternativa. Sorteó al bonito y serio 75 Aniversario –n. 145, 480 kg.- pero
que de juego fue muy desconcertante. Acudió calamocheando y tirando derrotes,
quedándose y buscando el cuerpo del torero. No obstante, Alfredo estuvo muy
firme y serio, sin perder la compostura ni intentar recursos populistas. De su
actuación destacaron un par de pases por la cara con la mano izquierda muy
toreros ya en el cierre de la faena. Se despidió entre palmas.
El regiomontano Juan Fernando repitió esta noche tras una primera actuación en la
que pasó de noche. Y en esta no terminó de despejar su incógnita, sin embargo,
quedó claro que es un torero que puede forjarse un futuro y una carrera con
base en su concepto del toreo, muy vertical, tanto con el capote como con la
muleta. Con ambas telas consiguió muy buenos trazos que se fueron diluyendo
gracias a lo deslucido de Joaquinito –n.
934, 547 kg.-. Sin embargo es claro que su idea del toreo no está respaldada
por el oficio y la experiencia, que le hace mucha falta torear y rodarse. En
esas condiciones es primera importancia el apoyo y la guía de un buen apoderado,
que consiga todo el campo posible, y que, además, sepa orientar desde el
callejón. Pero uno como el de Juan Fernando, que se mantuvo pasivo mientras
pasaban los avisos, ciertamente no le sirve a un muchacho en las circunstancias
de este.
En fin, lo que pasó fue que se vinieron los
tres avisos sin que nadie hiciera el más mínimo intento de sacar la estocada entera
y pellejera con la que era evidente que nunca doblaría el negro de Claudio Huerta.
Juan Fernando, que se perdió desde los últimos momentos de la faena de muleta,
debió volverse a tirar a matar, y nadie pudo ayudarlo a ver claro lo que era
evidente. Esto, aunado a su pobre técnica con el descabello, resultó en que se
le fuera el toro vivo. El regio debe echar pa’lante, y pensar en su futuro, que llevado con
inteligencia puede ser promisorio dentro de los toros.
Juan Fernando no debe venirse abajo. Tras los tres bocinazos, se desató el penoso
show de la incapacidad para devolver a un toro, en un espectáculo que se fue
degradando poco a poco hasta llegar al extremo del absurdo cuando el
empresario, Rafael Herrerías,
intentó apuntillar al toro encajonado entre las puertas de toriles con una
banderilla. Después el animal fue apuntillado desde el callejón por el
profesional en turno de la Unión de Picadores y Banderilleros, pero el daño
estaba hecho y la gran bronca desatada.
Este cronista no recuerda ninguna otra
ocasión en que la gente se lanzara contra un personaje en el callejón como lo
hicieron la noche de este viernes, primero, contra el apoderado y el mozo de
estoques de Juan Fernando, y después, contra el juez de callejón Eduardo Moreno, quien pegó un petardo gordo
anoche con su incapacidad de poner orden en la lidia. Ya antes en el mismo toro
había intentado correr el turno en banderillas de Rubén Ávila y darle los palos a Christian Sánchez, quien se negó, y de plano mejor cambiaron el
tercio. Así se hacen las cosas en la Plaza México, y por eso está como está. A
quien le sorprenda, es porque no ha mirado con atención.
El último acto de un show lamentable. Para completar el cuadro de anomalías, hace
falta reseñas que este toro además le pegó una cornada a un caballo de pica, en
un accidente más propio de la fiesta, un imponderable del espectáculo.
Oliver Godoy sorteó al toro menos potable del
encierro, de nombre Esto –n. 105, 497
kg.-, quedado, soso, deslucido, y sin recorrido. Se retiró en silencio.
Lupita López, quien toreó el primer jueves
taurino, volvió a la Plaza México para lidiar al toro Por tu vida –n. 122, 478 kg.- , un toro de muy buen estilo, con
clase y transmisión, pero que terminó refugiarse en tablas. Hay muchos peros
que ponerle a la faena de Lupita, que si la estructura, que si la ligazón, etc.
Pero Lupita firmó su mejor actuación como matadora de toros en Insurgentes, y
la verdad es que arte mató todo. La yucateca firmó dos derechazos en tandas
separadas esculturales, pintados, deletreados, muy estéticos, y además con
mucha verdad. Dos de los mejores derechazos que se han visto esta temporada. Y
no fue eso todo, al mismo nivel de calidad estuvo un destacadísimo quite, que
compite para ser el de la temporada. Caleserina, tres gaoneras, caleserina, y
revolera. Breve pero realmente bueno, muy torero, con mucho sabor. Una Lupita
desconcertante, inusitada, además también echó pa’lante con el sello de la
casa: la actitud y la entrega, y se metió a las tablas a seguir extrayendo
pases de Por tu vida, que ya no
quería saber nada. En ese terreno consiguió también un gran pase de pecho.
Se tiró a matar y dejó un estoconazo un tanto
bajito a cambio de un revolcón tremendo del que salió herida. Se desató la
petición y Gilberto Ruíz Torres concedió
una oreja de ley. Es verdad que al toro se le pudo haber hecho una faena mucho
más redonda, pero también es verdad que la pinturería y la torería con la que
hizo el toreo Lupe vale el trofeo que se entregó. No sabemos si sea el tope de
la peninsular, pero sí es su actuación más destacada, más de verdad hasta
ahora.
Lupita López con la derecha. Gerardo Adame también tuvo una actuación
destacada, en la que puso la actitud por encima de todo, y estuvo ahí muy valiente
ante un animal peligroso e incierto, que se quedaba y buscaba al torero. Un
buen quite por saltilleras fue preámbulo de la faena en la que el hidrocálido
no dejó de porfiar, y dejar en claro que por él no quedo ante un toro que
comenzó a rajarse y a quedarse muy cortito, labor en la que se llevó un arropón
importante. Hubo mejor toreo en los primeros compases de la faena, pero pronto
cantó la gallina y el torero hubo de optar por otros procedimientos. Mató de
una estocada defectuosa, se levantó una leve petición de oreja, y Adame se dio
una vuelta al ruedo por su cuenta. Sea como sea, Adame estuvo muy torero, se
jugó la vida auténticamente por agradar, y se une a los alternantes de este
cartel que merecen volver. El toro se llamó Manto
–n. 112, 486 kg.-.
Gerardo Adame se la jugó. Cerró plaza el mejor toro del festejo, Don Alejandro –n. 39, 482.-, de buenas
condiciones por ambos pitones, aunque un tanto mejor por el izquierdo, largo y
repetidor. El capitalino Salvador López le
hizo una faena correcta en la que le pegó una importante cantidad de pases, y
de pronto hasta alborotó el cotarro. Mató correcto y se llevó una ovación muy
mediana, a tono con la incapacidad de despegar de su trasteo.
Así terminaron los jueves taurinos del
2015-16, con muchos contrastes. Quedó patente que, dar festejos de oportunidad
con el toro serio es una idea más que benéfica para la fiesta brava, y que
esperemos se repita en la Plaza México también el próximo año. Sin embargo, también
sufrimos un penosísimo espectáculo que, junto con la entrada, nos recuerda la
fuerte crisis que vive nuestra fiesta y nuestra plaza, y lo poco que se está
haciendo desde dentro para corregir estas situaciones. Por el contrario, quedó más
claro que nunca el hecho de que muchas de las cuestiones nocivas que envuelven
a la tauromaquia en la Ciudad de México son promovidas desde las entrañas de la
organización de los festejos taurinos. Así las cosas. *Fotos: Luis Humberto García.
|
|