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15/01/2016
  (Temporada Grande-México) La Crónica del Festejo: De todo un poco en entretenido cierre del ciclo de festejos nocturnos
 
Firma: Jorge Eduardo
 
     
 

Cuarto y último festejo, ahora en viernes, de lo que inicialmente se anunció como jueves taurinos. La corrida se anunció como “por el 75 aniversario del Periódico “Esto” (sic). En noche despejada y gélida, ante una entrada pobre (unas dos mil personas) se lidiaron siete toros, uno, para rejones, de la ganadería Refugio Peña, pobremente presentado y de juego proporcional a su trapío. Además de seis del hierro de Claudio Huerta, que estuvieron bien presentados, con cuajo, y decorosamente armados. Brindaron un juego desigual y complicado, aunque cinco de seis tuvieron su lidia. De entre ellos, destacó el lidiado en quinto lugar, mientras que el cuarto quedó bastante por debajo. Actuaron cuadrillas completas a las órdenes de los matadores de toros:

Andrés Rozo (rejoneador): leves palmas.

Alfredo Gutiérrez: palmas.

Juan Fernando: silencio tras tres avisos.

Oliver Godoy: silencio tras aviso.

Lupita López: oreja.

Gerardo Adame: vuelta por su cuenta.

Salvador López: palmas.


La larga de Lupita.

El grupo de casa, los Forcados Mexicanos consumaron su pega en terrenos muy cortos al tercer intento, siendo ovacionados. Ejerció como forcado de cara Jorge Medina.

Christian Sánchez y Gustavo Campos fueron ovacionados en el tercio por su labor en banderillas.

Incidencias: El tercer toro del festejo no pudo ser devuelto, y fue apuntillado desde el callejón. Fueron varios los intentos de pasaportar al toro desde las tablas, incluido uno del empresario Rafael Herrerías con una banderilla, que desató una bronca de dimensiones importantes. El juez de callejón Eduardo Moreno fue increpado por la afición tras el mencionado episodio.

Lupita López ingresó a la enfermería para ser atendida por el fuerte arropón que sufrió al tirarse a matar. También Gerardo Adame visitó la enfermería.

Justo cuando parecía que los jueves taurinos del 70 aniversario quedarían en el recuerdo por una cornada y muchos momentos grises, la última corrida del pequeño serial alternativo, que parecía romper con la continuidad de los tres festejos anteriores, ofreció un muestrario de situaciones variopintas y claroscuros. A lo largo del festejo nocturno, brilló la determinación de los espadas en busca de abrirse mejores caminos, y obtener más oportunidades en la fiesta brava, al mismo tiempo que brotó el cochambre de las penosas prácticas que enferman al espectáculo taurino en la capital de la República Mexicana. En fin, entre ver torear y mentar madres, la poca gente que se dio cita en el embudo se hizo la noche llevadera.

Abrió plaza el rejoneador colombiano Andrés Rozo, quien lidió un animal bastante mal presentado y parado de Cuco Peña, con el que poco pudo hacer. Mato de un certero pinchazo hondo. Reaparecieron en su casa los Forcados Mexicanos, quienes celebraron su treinta y ocho aniversario pegando al tercer intento, muy en corto y en el tercio frente al burladero de matadores, al paradote abreplaza. Fueron ovacionados. Por su parte, el rejoneador se llevó algunas palmas.


Los Forcados Mexicanos y su pega.

El de Alfredo Gutiérrez fue primer turno de lidia ordinaria, en el único festejo de los nocturnos sin confirmaciones de alternativa. Sorteó al bonito y serio 75 Aniversario –n. 145, 480 kg.- pero que de juego fue muy desconcertante. Acudió calamocheando y tirando derrotes, quedándose y buscando el cuerpo del torero. No obstante, Alfredo estuvo muy firme y serio, sin perder la compostura ni intentar recursos populistas. De su actuación destacaron un par de pases por la cara con la mano izquierda muy toreros ya en el cierre de la faena. Se despidió entre palmas.

El regiomontano Juan Fernando repitió esta noche tras una primera actuación en la que pasó de noche. Y en esta no terminó de despejar su incógnita, sin embargo, quedó claro que es un torero que puede forjarse un futuro y una carrera con base en su concepto del toreo, muy vertical, tanto con el capote como con la muleta. Con ambas telas consiguió muy buenos trazos que se fueron diluyendo gracias a lo deslucido de Joaquinito –n. 934, 547 kg.-. Sin embargo es claro que su idea del toreo no está respaldada por el oficio y la experiencia, que le hace mucha falta torear y rodarse. En esas condiciones es primera importancia el apoyo y la guía de un buen apoderado, que consiga todo el campo posible, y que, además, sepa orientar desde el callejón. Pero uno como el de Juan Fernando, que se mantuvo pasivo mientras pasaban los avisos, ciertamente no le sirve a un muchacho en las circunstancias de este.

En fin, lo que pasó fue que se vinieron los tres avisos sin que nadie hiciera el más mínimo intento de sacar la estocada entera y pellejera con la que era evidente que nunca doblaría el negro de Claudio Huerta. Juan Fernando, que se perdió desde los últimos momentos de la faena de muleta, debió volverse a tirar a matar, y nadie pudo ayudarlo a ver claro lo que era evidente. Esto, aunado a su pobre técnica con el descabello, resultó en que se le fuera el toro vivo. El regio debe echar pa’lante, y  pensar en su futuro, que llevado con inteligencia puede ser promisorio dentro de los toros.


Juan Fernando no debe venirse abajo.

Tras los tres bocinazos, se desató el penoso show de la incapacidad para devolver a un toro, en un espectáculo que se fue degradando poco a poco hasta llegar al extremo del absurdo cuando el empresario, Rafael Herrerías, intentó apuntillar al toro encajonado entre las puertas de toriles con una banderilla. Después el animal fue apuntillado desde el callejón por el profesional en turno de la Unión de Picadores y Banderilleros, pero el daño estaba hecho y la gran bronca desatada.

Este cronista no recuerda ninguna otra ocasión en que la gente se lanzara contra un personaje en el callejón como lo hicieron la noche de este viernes, primero, contra el apoderado y el mozo de estoques de Juan Fernando, y después, contra el juez de callejón Eduardo Moreno, quien pegó un petardo gordo anoche con su incapacidad de poner orden en la lidia. Ya antes en el mismo toro había intentado correr el turno en banderillas de Rubén Ávila y darle los palos a Christian Sánchez, quien se negó, y de plano mejor cambiaron el tercio. Así se hacen las cosas en la Plaza México, y por eso está como está. A quien le sorprenda, es porque no ha mirado con atención.


El último acto de un show lamentable.

Para completar el cuadro de anomalías, hace falta reseñas que este toro además le pegó una cornada a un caballo de pica, en un accidente más propio de la fiesta, un imponderable del espectáculo.

Oliver Godoy sorteó al toro menos potable del encierro, de nombre Esto –n. 105, 497 kg.-, quedado, soso, deslucido, y sin recorrido. Se retiró en silencio.

Lupita López, quien toreó el primer jueves taurino, volvió a la Plaza México para lidiar al toro Por tu vida –n. 122, 478 kg.- , un toro de muy buen estilo, con clase y transmisión, pero que terminó refugiarse en tablas. Hay muchos peros que ponerle a la faena de Lupita, que si la estructura, que si la ligazón, etc. Pero Lupita firmó su mejor actuación como matadora de toros en Insurgentes, y la verdad es que arte mató todo. La yucateca firmó dos derechazos en tandas separadas esculturales, pintados, deletreados, muy estéticos, y además con mucha verdad. Dos de los mejores derechazos que se han visto esta temporada. Y no fue eso todo, al mismo nivel de calidad estuvo un destacadísimo quite, que compite para ser el de la temporada. Caleserina, tres gaoneras, caleserina, y revolera. Breve pero realmente bueno, muy torero, con mucho sabor. Una Lupita desconcertante, inusitada, además también echó pa’lante con el sello de la casa: la actitud y la entrega, y se metió a las tablas a seguir extrayendo pases de Por tu vida, que ya no quería saber nada. En ese terreno consiguió también un gran pase de pecho.

Se tiró a matar y dejó un estoconazo un tanto bajito a cambio de un revolcón tremendo del que salió herida. Se desató la petición y Gilberto Ruíz Torres concedió una oreja de ley. Es verdad que al toro se le pudo haber hecho una faena mucho más redonda, pero también es verdad que la pinturería y la torería con la que hizo el toreo Lupe vale el trofeo que se entregó. No sabemos si sea el tope de la peninsular, pero sí es su actuación más destacada, más de verdad hasta ahora.


Lupita López con la derecha.

Gerardo Adame también tuvo una actuación destacada, en la que puso la actitud por encima de todo, y estuvo ahí muy valiente ante un animal peligroso e incierto, que se quedaba y buscaba al torero. Un buen quite por saltilleras fue preámbulo de la faena en la que el hidrocálido no dejó de porfiar, y dejar en claro que por él no quedo ante un toro que comenzó a rajarse y a quedarse muy cortito, labor en la que se llevó un arropón importante. Hubo mejor toreo en los primeros compases de la faena, pero pronto cantó la gallina y el torero hubo de optar por otros procedimientos. Mató de una estocada defectuosa, se levantó una leve petición de oreja, y Adame se dio una vuelta al ruedo por su cuenta. Sea como sea, Adame estuvo muy torero, se jugó la vida auténticamente por agradar, y se une a los alternantes de este cartel que merecen volver. El toro se llamó Manto –n. 112, 486 kg.-.


Gerardo Adame se la jugó.

Cerró plaza el mejor toro del festejo, Don Alejandro –n. 39, 482.-, de buenas condiciones por ambos pitones, aunque un tanto mejor por el izquierdo, largo y repetidor. El capitalino Salvador López le hizo una faena correcta en la que le pegó una importante cantidad de pases, y de pronto hasta alborotó el cotarro. Mató correcto y se llevó una ovación muy mediana, a tono con la incapacidad de despegar de su trasteo.

Así terminaron los jueves taurinos del 2015-16, con muchos contrastes. Quedó patente que, dar festejos de oportunidad con el toro serio es una idea más que benéfica para la fiesta brava, y que esperemos se repita en la Plaza México también el próximo año. Sin embargo, también sufrimos un penosísimo espectáculo que, junto con la entrada, nos recuerda la fuerte crisis que vive nuestra fiesta y nuestra plaza, y lo poco que se está haciendo desde dentro para corregir estas situaciones. Por el contrario, quedó más claro que nunca el hecho de que muchas de las cuestiones nocivas que envuelven a la tauromaquia en la Ciudad de México son promovidas desde las entrañas de la organización de los festejos taurinos. Así las cosas.

*Fotos: Luis Humberto García. 

 
     
   
     
   
     

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